La historia y la naturaleza conviven en Jauja, ciudad que antes de la fundación de Lima fuera la capital del Perú.,En la época primitiva existía en la hoya del Mantaro un gran lago interandino que, luego de una catástrofe tectónica, se abrió paso por una quebrada hacia el sur formando el río Mantaro. Aún existen huellas de lo sucedido y una de ellas es la hermosa laguna de Paca, en cuyas entrañas permanecen en silencio una serie de preciados tesoros pertenecientes a su mundo mitológico. PUEDES VER: Satipo: en la búsqueda del gallito de las rocas Superado el desastre, la étnia xauxa se asentó en los nuevos valles desarrollando la agricultura, la ganadería y la artesanía. Era una cultura que rendía culto al perro, valga toda paradoja, se sabe que luego de ser idolatrado se comían el animal, construían tambores con sus pieles y con sus cabezas fabricaban bocinas para la guerra. Más adelante esta civilización sufrió el impacto de la penetración incaica; Pachacutec, guerrero por naturaleza, demarca los suyos del imperio y Jauja queda incluida en los territorios del Chinchaysuyo. Sonrisa jaujina. Foto: Archivo Rumbos Esta inserción determina cambios estructurales, se impone el idioma quechua, se construyen caminos, templos, casas y depósitos, todo ello de acuerdo con los padrones urbanísticos del incario. Los xauxas, con todos estos beneficios, terminan por aceptar la dominación inca, se convierten en confederados y contribuyen con guerreros en la política expansiva hacia Quito. Hatun Xauxa creció en prestancia, siendo una de las ciudades más importantes del incanato. Se le consideró como el centro estratégico de la gravitación demográfica, militar y económica de la zona. El Inca Huayna Cápac murió en Quito, su cuerpo fue embalsamado y lo trasladaron a Cusco, pero en el transcurso del viaje se detuvieron en Xauxa, donde se realizó una pascana prolongada por ser un pueblo de su simpatía. Al estallar la guerra civil entre los hemanos Huáscar y Atahualpa (ambos herederos de Huayna Cápac), los xauxas apoyaron a Huáscar que era el mayor de los hermanos, pero este cayó vencido y siendo víctima de una serie de vejámenes, fue trasladado prisionero a una fortaleza de donde más tarde sería arrojado al río Mantaro. La conquista española cambió el ritmo de la historia y el destino de los pueblos, se fundaron nuevas ciudades, se repoblaron y se levantaron varias iglesias. El 25 de abril de 1534 se funda Jauja y se procedió a la construcción inmediata de la iglesia matriz por disposición de Francisco Pizarro. El templo quedó terminado en octubre del mismo año. La importancia histórica de Jauja radica en su protagonismo durante el transcurso del tiempo, desde épocas antiguas hasta nuestros días; cabe recordar que fue la primera capital del Perú, trasladada más tarde al valle del río Rímac, donde se funda la ciudad de Lima un año después. Bucólico escenerario en Jauja. Foto: Archivo Rumbos Actualmente, Jauja es la capital de la provincia del mismo nombre. Es una ciudad tranquila con remanentes de la época incaica y española, en donde se levantan hermosas casonas de paredes gruesas y patios amplios, así como una resplandeciente Plaza de Armas con una iglesia Matriz que tiene dos enormes naves y un gran altar central. Además Jauja tiene una iglesia llamada Cristo Pobre que es, ni más ni menos, una pequeña réplica de la iglesia de Notre Dame en París. Uno de los parajes más hermosos de Jauja es la laguna de Paca, rodeada de cerros y sembríos dorados, en cuyas aguas se reflejan metálicas luces cuando cae la tarde. Se dice que en dicha laguna yacen once mil llamas cargadas de oro y plata, que fueron arrojadas por los incas al enterarse de la muerte de Atahualpa.