El mal de altura es un fantasma que persigue e intimida a quienes llegan al Santuario Nacional de Huayllay (Pasco), pero hay que sacudirse del miedo y disfrutar la experiencia.,Luis Pérez / Revista Rumbos ¿Soroche? Aleja los temores. Solo estás entre los 4.100 y los 4.546 m.s.n.m. Tranquilo, todo es mental. Ten fe en ese potente mate de coca que es la solución perfecta para apaciguar el frío que te carcome los huesos. ¿Santo remedio? Apresúrate. Esas cachangas no se van a comer solas. PUEDES VER: Castrovirreyna, caminata sobre minas, lagunas y bellas durmientes Un consejo: no te despojes del chullo o la chompa por más que salga el sol. Si lo haces, ya fuiste. Aquí cualquier movimiento en falso juega en tu contra. Ni los apus, ni los santos o las vírgenes te salvarán. Tampoco las pastillas que te recomendó la risueña farmacéutica. Sí, ella fue la que te dijo: ‘estás en Cerro de Pasco, la tierra de machos y no de muchos’. Tómalo por el lado amable y diviértete mientras cae la nieve. Cosas así no se ven a diario, pero sigue al pie de la letra las instrucciones del guía y el guardabosque. Ellos saben lo que dicen o hacen. Ellos saben por dónde ir. Respeta el lugar. Recuerda que es un santuario nacional de 6.815 hectáreas, que alberga formaciones rocosas, vestigios arqueológicos, aguas termales, flora y fauna. Camina a tu ritmo sobre el ichu, sin agitarte mucho. Guarda energías. Solo harás algunos circuitos –de las once que existen–… ¡pero aún no terminas de beber el mate de coca, ni pruebas las cachangas que con tanto cariño ha preparado doña Elvira Zevallos en su humilde posada! Parada clave antes de ir por los caminos del bosque de piedras de Huayllay. Figuras naturales Cielo despejado. Sol inclemente. Empieza la caminata. De pronto, te das cuenta que estás más relajado. Sirvieron los consejos, aunque el corazón está a mil por hora. Es normal. Mejor un breve descanso mientras escuchas al guía narrar que “el origen de las rocas es volcánico. Hace 120 millones de años el área estuvo en el fondo marino”. Y no es que alguien se haya tomado todo el tiempo del mundo para coger un cincel y dar forma a las más de 500 figuras de enormes animales y perfiles humanos, reconocidas en la zona, según precisa el libro Una maravilla turística de Máximo Roque. No, no, claro que no. La erosión del agua y el viento, mejor dicho, la madre naturaleza ha sido la única encargada de crear este santuario. Es así que entre el silencio y los paisajes, entre el cansancio y las ganas de explorar, aparecen las formaciones rocosas del Caminante, el Caracol, la Tortuga, el Elefante, el Sapo, el Pensador, las Monjas, el Mexicano, la Cobra, la Tortuga, la Alpaca, el Pez… y más, mucho más. Aquí la imaginación derriba todas las barreras. “Aquisito nomás, en Yanatuto, existen unos baños termales donde las aguas llegan hasta los 60 grados centígrados”, revela el guardabosque. “Un poco más aquisito, se encuentran el centro magnético y Cuchipinta, una cueva donde se observa la pintura rupestre de un puerco”, anuncia el guía los vestigios dejados por los antiguos pobladores. Fauna y paisajes ¿Impactado?... como no estarlo si además de las esculturas líticas, has observado aves como el lique-lique, la gaviota andina, el pito, el yanavico y el plomito pequeño. Aves en paisajes alucinantes. Aves en la laguna Japuri un escenario ideal para la práctica de paddle surf y windsurf. Ya ves que ni el soroche ni el frío son impedimentos para admirar este museo geológico. Vamos. Sigue tu rumbo. A la hora del almuerzo, la familia Cristóbal Zevallos te esperará con una suculenta pachamanca de tres sabores. Será el premio a tu constancia aventura. Una aventura sin límites. En Rumbo Ruta: Lima-Cerro de Pasco-Huayllay-Canchacucho por la Carretera Central. Tiempo: 13 horas. Desde Huayllay se toman taxis o colectivos hasta Canchacucho y el Santuario Nacional de Huayllay. Información: Planifique su ruta en www.ytuqueplanes.com la plataforma viajera de PromPerú.