El cortamonte es una costumbre de derroche de fuerzas y energías dentro del carnaval yauyino.,Luis Pérez / Revista Rumbos Amanece. Algunos, después de una noche de harto chamis (calientito), van de inmediato a la casa de los mayordomos por un caldo ‘levanta muerto’, poderoso preparado de carne de res con harto mote, culantro picado, canchita serrana, ajicito y su toque de limón. Uhm, ya no ya. Como cañón. Así dan ganas de ir por más a los dos barrios vecinos en los que también se festeja el carnaval. PUEDES VER: Carnaval de Yauyos: bienvenido Ño Carnavalón Mientras tanto es momento de ir a despertar al Ño Carnavalón. De seguro también se fue de largo toda la madrugada. En fin. Él es el amo y señor de este carnaval. Pero, igual, tiene que aparecer de una buena vez, para que todos vayamos al monte en busca de un árbol. Durante la espera, la banda de músicos ameniza la mañana. Seguimos esperando. Niños y jóvenes juegan lanzándose globos con agua. La espera se prolonga. Brindis: cervezas y chamis. Es mediodía. ¿Dónde estará? De repente se ha ido a alguna herranza por ahí. Le gusta comer gratis, es lo único que se nos ocurre pensar. Yauyos se prepara para su carnaval. Foto: Luis Pérez Ahora, los vientos yauyinos apuntan al norte. Todos a traer el árbol. “Ay chamanita ¿por qué floreces siendo este pecho seco de agua?” cantan las mujeres al ritmo de sus tinyas. “Tírenla, tírenla”, lanzan a una joven al charco de lodo. Y es que así son las leyes del juego. No hay porque molestarse. Solo sonreír y saber que la vida es un carnaval. Las miradas apuntan a un árbol de buen tronco y muchas ramas. Sí, ese es el elegido. El que será bajado en hombros y paseado por todas las calles habidas y por haber. ¿Cuánto pesará? No se sabe, pero es inevitable no sentir ese desborde de fuerzas y energías. Sobre el árbol está la pareja de mayordomos. Cerveza en mano, saludan a todos los que empiezan a llenar las calles para vivir el carnaval al máximo. La gente celebra que el Ño Carnavalón trajo lluvia, que la flor de dalia se viste de colores y los campos han reverdecido. Bravo Ño Carnavalón. Se hizo una, pero todavía no aparece. Con tal que no te quejes por haberte perdido el baile, la comida y los romances que nacen en la víspera del 14 de febrero. Luego quien contará los chismes y las travesuras de este carnaval. Las mujeres continúan con sus guapeos. Los hombres hacen todos sus esfuerzos por plantar el árbol. Las sogas y una escalera ayudan. Van cinco intentos. “La sexta es la vencida”, dice una anciana optimista. No creemos que sea una vidente, pero dio en el clavo. La sexta fue la vencida. El árbol luce cargado de globos, tinas, baldes, matamoscas y serpentinas. Las mujeres aumentan sus guapeos. El árbol llega al pueblo. Se viene la lluvia. Foto: Luis Pérez Todos bailan alrededor del árbol, desde huaynos hasta santiagos. Todo vale. Zapateos, suaves y fuertes. Eso lo marca el compás del bombo. La euforia crece, mientras el árbol es macheteado. Se tambalea. Parece que ya se va a caer. Y sí, cae. Una pareja de esposos la tumba. Bienvenidos nuevos mayordomos. Busquen préstamos. Vendan sus animales y chacras. El carnaval del próximo año tiene que ser a todo dar. Ah, también busquen un nuevo Ño Carnavalón, el de ahora anda perdido. El dato Yauyos, capital de la provincia del mismo nombre (Lima), festejará sus carnavales del 6 al 14 de febrero. En rumbo Ruta: Lima-San Vicente de Cañete-Imperial-Yauyos. Vía: Panamericana Sur y carretera Cañete–Yauyos. Tiempo: siete horas.