El tercer lunes de octubre, la ciudad de Ica le rinde homenaje al Señor de Luren. Después de leer esta crónica querrá ser testigo de esta fiesta de fe. , Luis Pérez / Revista Rumbos Expectativa dentro y fuera de templo provisional. Todos esperan que el momento llegue. Todos esperan que él descienda con su imponente cruz; entonces, los hermanos lo auxilian a bajar lentamente, al compás de las marchas procesionales de la banda de músicos. Es así que entre las lágrimas y la admiración, el incienso huele a melancolía. PUEDES VER: Ica: testimonio de fe de los peregrinos del desierto La tradicional bajada del Señor de Luren. Foto: Genry Bautista Ni bien se logra el objetivo, uno a uno los hermanos se van uniendo para continuar el ritual. Y es que ellos deben llevarlo sobre sus hombros hacia las afueras de la capilla para que el sol y el viento acaricien su milagroso y nostálgico madero; y quienes se encuentran aferrados a las rejas, lo observen al menos por unos instantes. Sus fieles no pueden resistirse más. Dejan caer lágrimas y elevan oraciones y pedidos a pesar de que la sagrada imagen ya se encuentra dentro de su casa. Ahí le retiran las prendas viejas por unas nuevas (sudario y pencas); peinan su cabellera y la ajustan con seis ganchos de oro; le colocan una corona de espinas; dos brazaletes; entre otras joyas. Minutos después, él junto a María, su madre, y María Magdalena suben al anda de manera instantánea, de manera mágica. Una escena majestuosa que se repite todos los años, cuando la fiesta y la fe unen a los iqueños por ese cristo que se salvó de la tempestad del mar, del incendio de su templo y del terremoto del 2007: el Señor de Luren, Patrón Jurado de Ica. El Cristo es llevado hacia las afueras de su templo provisional. Foto: Genry Bautista Luren de todos Y es que cuando llega el tercer lunes de octubre, Ica no es la misma. Deja de ser una ciudad que vive a mil por hora para acatar un feriado de fiestas que se inicia desde el mediodía. No hay pase vehicular por las principales calles, donde se levantan enormes arcos con frases como: 'De vuelta a tu barrio. Bienvenido Señor de Luren', 'Con cariño al Maestro'. Pero no es lo único. En las pistas, las instituciones, entidades y devotos trabajan artísticas alfombras de flores y aserrín. Una de ellas es la de Luis Huamán, quien asegura que "desde la una de la tarde estoy aquí en pleno sol. Espero concluir mi ofrenda a las nueve de la noche cuando mi Señor ya esté andando en su pueblo". Y así como Luis, hay un rosario de grupos trabajando en las avenidas. Siempre es así, anuncian los devotos que transitan rumbo al templo provisional. Hay quienes se quedan a observar y hacer preguntas, mientras que otros deciden acelerar el paso para llegar a tener un espacio -el más cercano- al atrio de la capilla. Desde el mediodía los devotos elaboran artísticas alfombras. Foto: Genry Bautista Y es que el tumulto poco a poco se va formando. Todos quieren ver a su Señor de Luren atravesar la puerta de su casa a las siete de la noche en punto, siendo llevado por los 52 cargadores de la Hermandad. Ovación. Las bombardas iluminan el cielo. Al fin el Señor de Luren camina por la ciudad que protege. Pero dos cuadras después, él es entregado al pueblo. Los de la Hermandad ahora solo dirigen el recorrido, y la gente, su gente, es la encargada de llevar sobre sus hombros al Cristo. Ellos avanzan por las calles inundadas por un mar humano que iluminan el paso con velas y cirios. El Patrón Jurado de Ica es cargado por la misma población. Foto: Genry Bautista Costumbres iqueñas Y mientras la multitud avanza a su paso, a la vuelta de tantas esquinas hay una inmensa hilera de personas que tienen frío. Pero ellos saben que existe una solución para entrar en calorcito. Según la costumbre, cuando llega la fiesta del patrón siempre se debe beber el tradicional 'ponche' con o sin pisco que se produce como el agua bendita. Pero el ponche no se disfruta solo. Va acompañado de otro elemento costumbrista: el pan con camisón, un pan dulce con un fondant blanco que solo se encuentra para esta ocasión. Algo que no sucede con la chanfainita (potaje típico elaborado con bofe de res o cordero) que se prepara más, mucho más que otros días. La gente se amanece comiendo. Quizá algunos luego de la procesión o tal vez para recargar las energías e ir en busca del Señor de Luren que avanza a paso lento hasta llegar a su santuario derruido por el terremoto del 2007. Solo así podrá regresar al mediodía a su capilla provisional hasta el otro año; entonces, el incienso huele mucho más fuerte a melancolía. La multitud de fieles ilumina el paso del patrón. Foto: Genry Bautista El dato El equipo de Procesiones de Ica transmitirá en vivo a través de su cuenta en Facebook (www.facebook.com/ProcesionesDeIcaPeru) todas las incidencias de esta fiesta religiosa. En Rumbo Viaje a Ica con Cruz del Sur (www.cruzdelsur.com.pe).