Declarado este año como una manifestación de interés público de la región Lima, el Festival Internacional Kutuká de Cañete, celebró su sexta edición hace unos días. Su objetivo: visibilizar las tradiciones afroperuanas a través del arte. , Luis Pérez / Revista Rumbos Tiene más de 80 años y es un maestro. Lo ha sido desde siempre. Desde mucho antes de que compartiera su saber y forjara el talento de músicos que hoy dejan huellas aquí y en el extranjero. Ese hombre piel capulí y cabellera blanca es un grande, y jamás lo ideó así. Pero eso es lo que aún se escucha de él en las aulas del colegio emblemático José Buenaventura Sepúlveda. PUEDES VER: San Luis, el templo cultural del valle de Cañete Y no solo ocurre allí, sino también en otros escenarios dentro y fuera de la tierra que lo vio nacer. Voces que hoy lo evocan más que otros días. Más que cuando integró la legendaria agrupación sanluisina Gato Negro. Y es que el saxofonista Carlos 'Calin' Romero pasó a la inmortalidad. Su nombre titula la sexta edición del Festival Internacional Afroperuano Kutuká. Calin Romero, el homenajedo del Kutuká. Foto: Erick Sarmiento El encuentro negro "Suena bonito", se ufana, infla el pecho, recuerda una frase: 'unir a todos a través de su música'. Un concepto que va de la mano con los principios del festival que nació en 2011: revalorizar, rescatar y hermanar los saberes de las cunas afroperuanas. Un acontecimiento que sigue sacando chispas entre la caña seca y el panalivio. Y el sueño de unir a los hermanos afroperuanos del norte, centro y sur no fue imposible. Lo lograron contra amarguras y penas los miembros de la Asociación Cultural Colectivo Sur-real, organizadora del evento. "Tejimos las ideas de Nicomedes y Victoria Santa Cruz sobre el festival de arte negro: más allá del baile tenía que hacerse poesía, gastronomía, literatura. Hacer notar la destreza del afro", reflexiona Erick Sarmiento, uno de los promotores. Por eso es que agrupaciones, familias tradicionales, expertos y conocedores del mundo afroperuano, se suman al final por más que estén a miles de kilómetros de distancia. Siempre se puede. Siempre hay alguna una forma de estar aquí en agosto, en el corazón de la provincia de Cañete (Lima) para gritar al compás de las caderas, el verdadero sentir de la historia e identidad negra en el Perú. Esa que no cuentan en los libros escolares. Manos que cocinan, manos que encantan. Foto: Erick Sarmiento Y es que el sentimiento convoca. Eso es lo que se siente en cada vibrante movimiento de hombros y caderas de las jovencitas de ébano, quienes dejan todo en la pista de baile; en un clásico manchapecho (sopa seca con carapulcra), en un canto, décima o pregoneo; en la siempre tan bien trabajada artesanía, escultura y fotografía de hombres y mujeres; o en las conferencias, exposiciones visuales y exhibición de documentales. Todos son bien recibidos. No por algo la palabra kikongo Kutuká significa 'invitación'. Quizá por eso a la hacienda Arona (San Luis) la llamaron así. Tal vez por eso, el eslogan del festival es 'unidos a un legado'. El propósito perfecto para recibir y dejar fluir el espíritu coloquial y jaranero del afroperuano o de quienes han hecho suya la visibilización de las tradiciones que nacen de Cañete a Tombuctú, de Chancay a Mozambique. Y la incesable lucha seguirá. Esa es la idea que comparten Rosita Cabezudo, Erick Sarmiento, Lalo Campos, Benito Huapaya y César Chambergo. "Celebramos el encuentro en dos días, pero nuestro objetivo es que pronto sea una semana entera", anhelan, sueñan, mientras el chinchiví hace reír, pone a gozar y emociona a 'Calin' Romero, el ilustre maestro, el homenajeado quien no se cansa de decir que "suena bonito el nombre". Afroperuano saleroso. Foto: Erick Sarmiento Los datos El VI Festival Internacional Afroperuano Kutuká es parte de las celebraciones por el 460 aniversario de fundación española de la Villa de Santa María de Cañete. La presente edición contó con la participación del sociólogo Carlos Chévez; la magister de Bellas Artes de Mills College (Estados Unidos), Carmen Román Breña; la bailarina y narradora oral Lucia Ballumbrosio; y el decimista Rafaele Mejía. También la agrupación Cultural de Chincha 'Somos Ébano'; el hatajo de negritos de la familia Ballumbrosio; la Red Nacional de Mujeres Afroartesanas (Callao), entre otros.