Los petroglifos de la zona arqueológica de Huanacaure (Coviriali, Satipo) fueron lanzados al río durante la ejecución de una obra arquitectónica. Hoy se encuentran en el centro urbano de Satipo, donde serán preservados e investigados. , Luis Pérez / Revista Rumbos Un mal recuerdo. Hace unas semanas, petroglifos de 3 500 años de antigüedad fueron arrojados a las aguas del río Satipo (Junín). Muchas personas no comprendían la importancia de esos grabados, pero el antropólogo español Pablo Novoa denunció el atentado contra el patrimonio arqueológico de la nación. PUEDES VER: Fiesta de San Juan 2016: turistas deberán vacunarse para ingresar a la selva En plaza principal de Satipo se exhiben ahora los restos rescatados. Foto: Ángel Chávez Pero desde hace unos días se volteó la página de una historia triste. Las piedras encontradas por el consorcio Terrzun en un terreno de 30 000 metros cuadrados en el que se ejecuta la ampliación del colegio Francisco Irazola, han sido reubicadas a la Plaza de Armas de Satipo. La decisión de recuperar el legado milenario no es una buena noticia para la memoria histórica sino que ha creado un nuevo atractivo turístico en el corazón urbano de esta provincia selvática. Además, se prevé la pronta invesigación y puesta en valor de este valioso patrimonio arqueológico. El objetivo de la exhibición es incrementar la conciencia y el respeto de la ciudadanía al patrimonio y, a la vez, incrementar el número de visitas a la zona arqueológica de Huanacaure (Coviriali), un importante yacimiento de petroglifos. Las figuras esperan ser estudiadas para revelar sus significados. Foto: Ángel Chávez