Conocida también como mujiganga, esta danza pasqueña se baila del 24 al 30 de diciembre para adorar al Niño Jesús.,Luis Pérez / Revista Rumbos Paisaje frío. “Habrá que soplar al cielo para que se vaya la nieve”, dicen por ahí. ¿Funcionará? Total, no se pierde nada. Los soplos se entremezclan con silbidos. En fin, todo vale, todo suma. Incertidumbre. Hay buenas nuevas… Quizá el rito sirvió para dar turno a un impetuoso sol que realza la belleza del cielo serrano, azulito, en alta definición. PUEDES VER: Tradición navideña: Humberto Vaca, el histórico negrito pampa Pero el asombro no queda ahí. Hay movimiento entre las piedras del Santuario Nacional de Huayllay en Pasco y a 4.340 m.s.n.m. Aparece un hombre que tiene rasgos físicos africanos. Mucha confusión, excepto en él. ¿Quién es?, se interrogan los foráneos. Huayllay se vuelve color y movimiento. Foto: Ángel Chávez “¡Salud muchachos!” grita el desconocido que, por arte de magia, saca una cerveza –ni preguntar si está heladita–. Inmediatamente, llamados por él, se presentan uno, dos, tres… nueve personajes parecidos a él. Ellos se ríen a carcajadas. Pero la mofa les dura poco. La destituyen por la seriedad ni bien escuchan el sonido de unas campanillas. “Llegaron los caporales”, murmuran. Aun así, las dudas no se esclarecen. Es más, siguen creciendo: ¿quiénes son las mujeres que acompañan a los señores que han impuesto el orden?, ¿por qué ellos, los negritos –así los llaman– lucen iguales? El desenlace es incierto. Ni el celular inteligente con la mayor tecnología podría ayudar a descifrar los misterios... Un momento, uno de los caporales le pregunta al otro: ¿dónde están los soplalatas? –y ahora ¿de quiénes están hablando–. “La banda de músicos no podrá venir, pero en mi USB tengo algo de música”, explica. Resignación a la vista. No le queda otra que conectar el USB con el pequeño equipo que más parece una simple cajita de zapatos. Orden y respuestas Un grito y ya están alineados en dos filas. Seriecitos. Aunque nunca falta un gracioso: las maricaros de los caporales están bonitas. “¿Shambo, qué es lo que has dicho de las esposas de los caporales?”, cuestiona, chicotillo en mano, otro extraño hombre. Curiosidad sobre las damas resuelta, pero esta resolución genera otra duda. Los negritos bailan para el Niño Jesús. Foto: Ángel Chávez “Disculpen que recién llegue, pero qué bueno que los dos caporales y sus maricaros, el procurador, el retaguardia mayor y los shambos estén aquí. Ellos son los personajes de la mujiganga o danza de la negrería de Huayllay”, revela Marcos, el guía. “Es un baile que ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación”, agrega. Hay emoción en el guía por explicar sobre una de las danzas de Pasco, pero solo en él, más no en los viajeros. Al menos no en este momento. Todos lo observa a él con ansias de linchamiento, nada más. Todas esas incógnitas no hubiesen existido si no se demoraba demasiado degustando la exquisita pachamanca de Elvira, pero bueno… El baile de adoración Ahora las preguntas no tendrán respuestas a largo plazo. Ahí está Marco, en su gloria, respondiéndolas una por una: la mujiganga se baila del 24 al 30 de diciembre en adoración al Niño Jesús. Diálogos cortos y extensos. Más preguntas. Más respuestas. Él mismo es. No hay nadie quien lo detenga. Ahora sí, curtidos y tranquilos, todos aprendemos que los shambos usan chucoro (sombrero) con plumaje, manoros (guantes), malacararo (máscara), micaro (camisa), pañuelo murcielagoro, sogaro (corbata), pecheraro con incrustaciones y flecos, pantalonro (pantalón) y los botinros (botines). Todo termina en ‘ro’. Marcos es un saberloro. Pero –ojo, aquí no existe alteración– ¿y los shambos dónde están?, ¿escondidos entre las piedras otra vez?, ¿también se fueron por sus pachamancas? No, ellos están ocupados un momento. Quieren estar a solas, mientras mastican hojas de coca como parte de un ritual para que todo salga bien. Vuelven. Conectan el USB con el pequeño equipo. Bota una bulla impresionante. Los shambos del Magistral Africano danzan. Elegantes. Alternan sus movimientos: dos, tres y cuatro pasos, y pachahuala (tiempo de amanecer). Siguen el compás de sus campanillas. La figura de la 'H' marca el final de la danza. Foto: Ángel Chávez Ellos bailan durante 25 minutos. Después caen rendidos en el suelo.Forman una ‘H’. Sí, de Huayllay, es lógico. No es necesario que Marcos lo revele. “Siempre terminan con 'H', en señal que son de Huayllay”, igual lo dice… El dato La danza negrería de Huayllay se realiza en honor al Niño Jesús de Anticona Pitash, que apareció en el pueblo de Santa Bárbara de Anticona, lugar de fundición de minerales en la colonia. En Rumbo La ruta: Lima-Cerro de Pasco-Huayllay por la Carretera Central. Tiempo: 12 horas.