Precio del dólar HOY, domingo 19 de mayo

Fuego de mi vida, por Paula Távara

“Porque criar y cuidar, además en una relación de familia, debe ser entendido como un esencial rol en la conformación de nuestras sociedades”.

Candela ha cumplido seis meses. Hace seis meses que soy madre. Diré, sin pretender romantizar nada, que soy hoy una mujer distinta a la que era hace seis meses. El fuego de su presencia me ha hecho más feminista, más demócrata y más decidida en decir en voz alta aquello que me parece importante.

Pero hace unas semanas debía participar de un riquísimo espacio de debate sobre los temas de fondo que necesita resolver nuestro país y no pude asistir. ¿La razón? No tenía con quién dejar a Candela. Politólogos hay otros, pero teta que la alimente solo hay dos y ambas están pegadas a mí.

Así, la llegada de la maternidad ha ido haciendo carne la teoría sobre la que llevaba años hablando, solo que multiplicada por mil: la maternidad, hoy en día, es un techo de cristal que nos alcanza a todas, en distintas dimensiones y gravámenes, pero a todas.

En mi caso la consecuencia ha sido ‘leve’, ausentarme de algunos espacios de debate y no poder dictar clases este semestre. Para otras mujeres la maternidad implica renuncias mayores, como no continuar estudios o ralentizarlos, reducir jornadas laborales y salarios, renunciar a trabajar del todo o tener que aceptar trabajos en condiciones más precarias porque responden mejor a su necesidad de cubrir la ‘doble jornada’ (trabajar por un sueldo y trabajar cuidando sin sueldo).

Lo cierto es que las cifras nos dicen que las mujeres, al asumir la maternidad, pierden prontamente un promedio de 30% de sus ingresos al tiempo que incrementan (agrandando la brecha con los hombres) sus horas de trabajo no remunerado. Y esta situación se agrava cuando hablamos de mujeres de escasos recursos, bajos niveles de formación y mujeres racializadas.

A puertas del Día de la Madre, es importante reconocer estas complejidades porque, más que una tarjeta o unas flores (o una billetera Renzo Costa regalada por el presidente del Congreso), lo que necesitamos las madres es contar con un sistema de cuidados público con guarderías en los barrios y los centros de estudio, con ajustes razonables para la atención de la primera infancia (y permanente cuando exista discapacidad) y rentas básicas y garantías pensionales para aquellas que deciden asumir las tareas de cuidado a tiempo completo.

En el centro de estas reivindicaciones, además de la convicción de que hace falta un sistema más justo con las mujeres, está también la certeza de que con madres (y padres, por supuesto) mejor acompañadas, cuidadas y fortalecidas en sus identidades abonamos también a infancias más felices, sanas y plenas en derechos, que nos permitan tener mejores ciudadanos y ciudadanas.

Como seguro todas quienes son madres, he pasado muchas horas junto a su papá, dándole vueltas a múltiples aspectos de esta vida que recién empieza. ¿Usaría cuna o cama? ¿Lactancia materna o fórmula? Y así tantas decisiones. Pero en mi interior, las más de las veces pensaba: ¿qué país quiero para ella? Y, quizás sobre todo, ¿qué quisiera que ella aprenda y aporte a esta, su comunidad política? Porque criar y cuidar, además en una relación de familia, debe ser entendido como un esencial rol en la conformación de nuestras sociedades.

Quiero criar a una niña fuerte, que se sepa capaz de mucho, pero que quiera compartir eso con los demás, que mire siempre a su alrededor con empatía. Quiero que sepa de la importancia no solo de respetar al otro o la otra, sino de oírles y comprometerse con sus realidades, que se sienta parte de un ‘nosotras’. Todo ello es criar para la ciudadanía, y lo hacemos muchísimas cada día.

Candela es hoy el fuego que moviliza mi deseo de un país mejor, más justo y libre para las mujeres, más cuidadoso y agradecido con quienes cuidan, un país con menos escándalos y crisis y más políticas de bien común donde quepamos todos y todas. Candela es el fuego de mi vida y mis convicciones, uno que no se apaga.

larepublica.pe
Paula Távara

Politóloga, máster en políticas públicas y sociales y en liderazgo político. Servidora pública, profesora universitaria y analista política. Comprometida con la participación política de la mujer y la democracia por sobre todas las cosas. Nada nos prepara para entender al Perú, pero seguimos apostando a construirlo.