Dinamita pura. Es uno de los personajes más deslenguados de Arequipa. A finales de los ochenta se exilió en México. Según él, un grupo paramilitar lo iba a matar por sus tesis subversivas. Ahora lidia con la diabetes.,Elmer Mamani Arequipa A José Lora Cam la policía lo venía a buscar con ametralladoras. No terminó aún de dar su conferencia en el II Congreso Nacional de Filosofía de Cusco de 1986 cuando un grupo de efectivos lo esperaba para arrestarlo. En toda su vida, el filosofó fue detenido en tres ocasiones por sus “incendiarias” ponencias. En los 70 lo retuvieron por dar un homenaje a Mao Tse-Tung, pilar del comunismo chino. En 1984 fue apresado, luego vendado e interrogado durante tres días. Eran tiempos convulsos. Corría el primer gobierno de Alan García y en el país se instalaba el terror con Sendero Luminoso. “No comparto sus ideas, aunque eso no impide mantener una conversación con él. En el aspecto intelectual, es un radical”, Lora es descrito así por uno de sus amigos. Casi todos, sobre todo enemigos, lo acusan de terrorista. “Decían que yo andaba con dinamita en la universidad. Falso. Andaba con una AK-47”, responde medio en broma. "REVOLUCIONARIO” Es más de las tres de la tarde de un jueves y el filósofo busca compulsivamente libros en una tienda del Cercado. “Ni te imaginas lo que he leído”, me dice, atrapado entre rumas. Encuentra el Manual del perfecto deportado, una obra de Sofocleto (Luis Felipe Ángel de Lama), y me la recomienda. Lora Cam no fue deportado pero sí huyó del país. “Me amenazaron de muerte en una revista”, cuenta. La revista se llamaba Oiga y el que lo intimidó fue el comando Rodrigo Franco, un escuadrón paramilitar ligado al Apra que asesinaba terroristas. Era setiembre de 1989 y Sendero Luminoso escribía la página más terrorífica del país. En la amplia entrevista que le hacen a un representante del Comando, anuncia que buscan a la senderista Martha Huatay para matarla. “También buscamos a José Lora Cam porque da conferencias en San Marcos”, decía ese comando. Quizás por sus palabras finales en el Tercer Congreso de Filosofía en Trujillo, lo colocaron en la lista negra. “Frente al pasado vergonzante y el presente nauseabundo, ¿qué le espera el Perú? ¿Será un futuro luminoso?”, preguntó al auditorio. Veinte y seis años después señala que lo dijo "por joder". Meses después, José Lora partió a México, donde fue declarado exiliado político. Muchos lo acusan de haber salido con ayuda de Vladimiro Montesinos, excompañero de colegio, pero él lo niega. “Los que pagaron mi pasaje fueron un sindicato de autobuses de México”. ¿Lo acusaban de senderista?, le pregunto. “Estaba registrado no como senderista, pero sí como subversivo (…) Pero de qué voy a hablar en mis conferencias, de Quevedo, de Cantinflas”, replica. Crítica de sobremanera al líder de Sendero, Abimael Guzmán, pero está de acuerdo en que "la solución en ese momento era la revolución armada". Un errado camino que trajo 69 mil muertes, según la Comisión de la Verdad, le recordamos. Pocos se salvan de José Lora Cam. Su afilada lengua es una ametralladora que no perdona ni a su propia sangre. Despotrica de Osho, de Paulo Coelho, de Miguel Ángel Cornejo, entre otros. Ni qué decir de la maraña de políticos nacionales y arequipeños. “Leer a Platón te vuelve tarado. Leer a Tomás de Aquino te vuelve tarado. A Hegel, ni su mamá lo ha entendido. Yo no leo esas huevadas”, dispara rabioso mientras a trancos pausados muestra su colección de libros atiborrados en los anaqueles de su casa. Al fondo, un enorme busto de Mao Tse Tung adorna uno de los estantes. “Un obsequio”, responde. Cuenta el filósofo que mientras cursaba el segundo año de su carrera en la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa), se alineó totalmente encandilado a las ideologías de izquierda. Desde ese entonces Lora Cam es marxista, maoísta y lenninista hasta el tuétano. Con tal formación, quien diría que su nombre completo es José Franklin Winston. Su padre, Félix Lora Sánchez, lo bautizó con esa mezcla de personajes en honor a José Stalin (general del Ejército soviético), Franklin Roosevelt (presidente de Estados Unidos) y Winston Churchill (Primer Ministro británico). El día que lo alumbró Rosa Cam Ampuero en Ilo, Moquegua (1945), los tres líderes del bloque aliado se reunieron cuando se apagaba la Segunda Guerra Mundial. Pero una guerra personal comenzaría dentro de él. EL COMPAÑERO del doc Lora Cam es dueño de una envidiable biblioteca que cada vez roba espacio a dormitorios y ambientes de su casa. Sepultó a su jardín para levantar un cuarto y cobijar más textos. Son en total 30 mil volúmenes, que van desde las ciencias más complicadas hasta arte más puro, distribuidos en 8 ambientes. Sin embargo, el filósofo no siempre fue un hombre leído. Un compañero de su clase, que estudió con él la secundaria en el Colegio Militar Francisco Bolognesi, lo calificó hasta de despreocupado. Uno de los que se desvelaba por los estudios en el Bolognesi era Vladmiro Montesinos Torres, el oscuro exasesor del presidente Alberto Fujimori. “Era un tipo medio caído del catre. Le apodamos 'El Zonzo", aunque de eso no tuvo ni un pelo: fue dueño del Perú, ¿no?”, recordó sobre su compañero y vecino de dormitorio. Recuerda que le hicieron limpiar por puro juego la cuadra (dormitorios) a mitad de la noche. Todos simularon limpiar y trapear como si fuese de mañana para pasar la revisión de cuadras (dormitorios) y a Montesinos lo despertaron para decirle que ya era de mañana. El exjefe del SIN cayó redondito. Lora Cam vio por última vez a Montesinos en 1975, en un almuerzo cuando éste era capitán y comenzaba su ascenso meteórico en la política. “Ha sido un tipo muy vivo, arribista, se colgaba de quien sea”, evoca. Su doctrina Los gritos del filósofo retumban por toda su casa. “¡Tranquilos, carajo!”, intenta apaciguar sin moverse de su silla los desgarradores maullidos de dos de sus gatos que luchan a muerte. Cualquiera diría que sacaron su genio. Es dueño en total de 30 felinos que deambulan por los rincones. Lora Cam desde hace tiempo se traslada con dificultad. Se apoya en muletas para caminar por las heridas en sus pies que le provocó la diabetes, que padece desde hace 20 años. Aún así, sigue dictando conferencias. Está orgulloso de las mil que impartió a universidades, sindicatos y gremios en Perú. México y Cuba. "¿Por qué eligió la carrera de Filosofía?", le consulto. “Es que tenía el trauma de estudiar en colegio de curas”, contesta medio en serio y medio en broma. Sus dos primeros años de la secundaria los hizo internado en Los Salesianos. “Fue peor que un campo de concentración nazi. Nos maltrataban (…) A mí no, pero los curas abusaron de criaturas de 6, 7, 8 años. Lo trágico es que solo eran guaguas”, rememora. Una de sus grandes derrotas es no haber sido presidente regional de Arequipa. Cuando regresó al Perú, después de 14 años, postuló en el 2006 por Avanza País-Partido de Integración Social. Consiguió, lo que no es poco, 35 mil 780 votos. Quiso intentarlo de nuevo a través del proyecto Tawantinsuyo en las elecciones del 2011, pero su candidatura no prosperó. Acusó a Juan Manuel Guillén, expresidente regional y su “enemigo a muerte”, de sabotaje. Esas rencillas con Guillén datan desde la época de estudiantes. "Muchos lo tildan de orate", le digo. “A mí me resbala, los que dicen eso es gente allegada a Guillén”. ¿Usted nunca se ríe? Perdóname, pero el humor es la base de mi vida. ¿Cómo crees que me aguantas horas en mis conferencias- contesta. Lo extraño es que lo dice totalmente serio, sin ningún atisbo de sonrisa. ♣