Entrevista a Mauricio Mulder. Congresista aprista y cabeza de lista por Lima de la Alianza Popular., Cuando se le pregunta a Mauricio Mulder si se considera el número dos del Apra, responde que él está en “línea” junto a otros más, aunque añade que al ser la cabeza de la lista parlamentaria por Lima puede asumirse que, hoy, es el segundo a bordo, siempre por detrás del liderazgo incontestable del candidato Alan García. PUEDES VER: Corporación de USA que aportó a Keiko no registra movimientos Mulder va por su reelección al Congreso. Es un aprista adoctrinado que reivindica a Marx. En la siguiente entrevista, responde sobre varios temas. Entre otras cosas, ofrece una posición autocrítica sobre el tema de los llamados ‘narcoindultos’: “Políticamente, fue un error”, admite. Además, cree que García todavía puede remontar en las encuestas. “Las campañas en Perú arrancan en marzo”, dice. Antes de venir a entrevistarlo, vi un anuncio de ‘Cuarto Poder’ en el que Alan García ensaya una especie de disculpa por los narcoindultos. Ahhhhh. Mira, fue un error, un error. Quizás, motivado por una suerte de política promovida por diversos sectores de la intelectualidad en materia jurídica. Las cosas fueron así. Un error. Un error. Lo que sucede es que, en la época de Fujimori, hubo una ventana que permitía a los procesados por narcotráfico acceder a derechos. Todo eso fue lo que acumuló las conmutaciones que se solicitaron. ¿Debió ser el gobierno de Alan García más restrictivo? Quizás debió haber sido más restrictivo, ¿no? Esa es la verdad. ¿O quizás debieron pedir disculpas hace tiempo?? No sé si el tema sea pedir disculpas. Pero sí, quizás, reconocer que se cometió un error. En todo caso, cuando uno comete un error, pide una disculpa y eso no es deshonroso para nadie. Lo cierto es que políticamente hablando, sí, fue un error, aunque también es verdad que las conmutaciones son un derecho de los reclusos. ¿Diría que este tema de los narcoindultos les ha costado...? Es fuerte, es lo más fuerte. Y el solo hecho de que se les llame narcoindultos, cuando eran conmutaciones, ya indica una derrota política de parte nuestra, del Apra. No fuimos capaces de revertir ni frenar eso, a pesar de que la comisión decretó que no hubo desbalance patrimonial en Alan García. Eso queda soslayado frente al peso de lo otro. El argumento de García, de que en la sentencia a Facundo Chinguel solo figura un caso vinculado al narcotráfico, no ha ayudado a revertir la imagen negativa. ¿Se defendieron mal? Quizás la autocrítica más fuerte es que nuestra artillería política, nuestra capacidad de fuego, está bastante disminuida. Carecemos de repercusión mediática y, entonces, se puede decir que estamos en una situación de indefensión argumental. Eso se ve. ¿Por falta de cuadros? Bueno, nuestros cuadros entraron en una etapa de repliegue por el grave error de las elecciones del 2011. La verdad es que Mercedes Aráoz, hoy en la plancha del señor Kuczynski, nos infligió un daño tremendo al renunciar en televisión a una candidatura que tenía cierta aceptación, motivada también por la tozudez de algunos que presionaban públicamente para entrar en la lista parlamentaria. Esos errores los hemos pagado todo este lustro. Fue una renuncia irreflexiva, que demuestra el poco criterio de alguien que pretendía ser presidenta pero que a la primera que sintió un poco de presión, se fue. Ustedes se colgaron del cuello de Nadine Heredia, quien ha quedado casi destruida, políticamente hablando. Pero pensando en hoy, ¿les sirvió de algo el esfuerzo? Es que esa fue una confrontación meramente defensiva. Ellos eran 47 y nosotros cuatro. Toda arma era... ¿Bienvenida? Útil y bienvenida, para evitar el tsunami. Esa fue la estupidez del gobierno. Tenían mucho por hacer y se dedicaron a nosotros, que éramos cuatro, porque saben que García siempre es un factor complicado en la campaña. Buscaban que García llegara disminuido, golpeado al proceso electoral. Al final, el juego entre ustedes y el gobierno ha sido un juego de suma cero. Hemos muerto matando. Y eso es algo que se refleja en las encuestas. A ver, también es verdad que todavía estamos midiendo el espacio en el que nos estamos desenvolviendo, mirando qué tan fuerte será esta campaña. Es raro eso que usted dice. Faltan dos meses para la votación, ¿y recién están mirando eso? Quizás al comienzo, hacia noviembre o diciembre, podríamos haber tenido más confianza. Ahora nos estamos dando cuenta de que hay dificultades y que nuestra estrategia debe cambiar. En eso estamos. ¿Cambiar en qué? Vamos a ser más enfáticos en que la improvisación y la falta de capacidad no pueden ganar. ¿Y eso les va a alcanzar para remontar? Van quintos y hacia abajo. Te equivocas, porque las posiciones en encuestas de enero y febrero son efímeras, no son consistentes. La gente está en la búsqueda de algo nuevo. Usted mismo lo dice: la gente busca algo nuevo. Pero ustedes le ofrecen a Alan García y a Lourdes Flores. Está bien, buscan a los nuevos pero no siempre se engancharán con ellos. Es como cuando tú entras a una tienda a comprar una licuadora y te ofrecen una marca nueva. Lo piensas pero al final terminas comprando la marca que ya conoces. Así es esto. Este ejemplo lo he tomado de Arellano. Si me permite, esa mirada que tiene Arellano de la política es un poco tonta. No es tonta, es simple. La población ve con simpleza las cosas. No quiere ni tiene ganas de profundizar mucho y decide muchas veces por la sonrisa, por el baile. Bueno, nuestro trabajo tiene que enfocarse en que la gente decida más razonadamente. Otros presidentes que regresaron al poder tenían el mismo problema. Le hemos prestado mucha atención a la campaña de Mujica en Uruguay por ejemplo, porque él no podía hablar de nada bueno. Primero porque el Frente Amplio ya había estado en el poder y, segundo, porque él mismo es una persona mayor. ¿A qué jugó? A la estabilidad. ¿En serio cree que la alianza con el PPC era la mejor opción? Al comienzo tuve mis dudas. Hoy tengo elementos para pensar que ha sido una buena idea. No negarás que tenemos un fuerte antivoto. Gracias a los narcoindultos. No necesariamente. Hay la imagen de corrupción, pero también está esa idea de que ‘contra Alan vamos todos’. Si Alan fuera un pinche, nadie le prestaría atención. Y que una persona como Lourdes, que ha sido enemiga nuestra, diga que Alan debe ser el nuevo presidente, es una forma de romper ese antivoto. Ese antivoto no se ha roto. Ya, ya, se va a romper. La campaña recién comienza. Estamos a la mitad de la campaña, congresista. ¡Por favor! No es cierto. Las campañas se deciden en marzo. El Perú es así. De acuerdo, entonces está convencido de que el PPC es la mejor llave para ganar las elecciones. La suya es una visión unilateral de las cosas. Creo que hemos hecho bien, que nuestro trabajo se puede consolidar, pero no hay que ser demasiado entusiastas. La apuesta igual es difícil pero estamos trabajando. ¿Esta debe ser la última campaña de García? Yo solo pienso en la actual. Esta es la cuarta campaña de García. ¿La renovación en el Apra es un mito? ¿Cuántas veces postuló Lula? ¿O Balaguer? Lo que pasa es que García es mejor candidato que otros. Lo primero que se necesita para ser candidato presidencial es desearlo profundamente. Yo no lo deseo profundamente, por ejemplo. ¿Por qué? ¿Nunca aspiraría a ser presidente peruano? En política no hay ‘nuncas’, pero no creo tener ahora las condiciones para asumir un liderazgo triunfante. García tiene un liderazgo mucho más definido que el mío. Yo soy un líder del Apra con cuestionamientos internos de compañeros que son mis adversarios. García no tiene eso. Él no tiene adversarios en el partido. ¿Y no cree que sería sano para la democracia interna de su partido que García los tenga? No, yo creo que las cosas están bien así. Y te digo, cuando yo era joven militante, nuestros debates eran que por qué habíamos tenido una alianza con Odría, o por qué siempre tenía que postular Haya de la Torre. Es que él era el líder. Y Alan es el que unifica a todos los apristas. Y fue presidente en el 85, a los 36 años. Y ya se sabe cómo acabó ese gobierno. Bueno, pero llegó. Lo que pasa es que la coyuntura del 80 al 90 siempre se ha analizado con ojos de estigma. Belaunde y García recogieron lo peor de la herencia de los militares. Hay candidatos que están de moda, como Guzmán y, más recientemente, Barnechea, quien parece haber subido algo. Sin embargo, el partido de gobierno parece condenado. Daniel Urresti no sale del uno por ciento. Usted dirá que se lo merecen, imagino. Es que yo creo que sí. La incapacidad de quienes nos conducen es palpable. Si los resultados no han sido peores, a la hora que hacemos una comparación histórica, es porque el país ha tenido una dinámica que ha permitido apaciguar algunas cosas. Cuando uno escucha a los apristas, da la impresión de que este es el peor gobierno de la historia. Es uno de los peores. ¿Peor que el de Alberto Fujimori? No, el de Fujimori fue peor, fue una dictadura. Esta es una democracia. Yo no le puedo decir al señor Humala que no haya sido un hombre demócrata, sí ha sido un demócrata. Utilizó, sí es cierto, el Estado para perseguir y perjudicar a sus rivales políticos, pero digamos que esa es una regla de juego latinoamericana. Humala sí ha cumplido estándares democráticos, eso no puedo negar. Lo de Fujimori fue una dictadura, un asalto al poder, un robo del Estado. No hay comparación. Humala podría haber tenido resultados más provechosos, pero se ha rascado la panza todo el día. ¿Si Daniel Abugattás no entra al Congreso, lo va a extrañar? Ya lo estoy extrañando, porque está suspendido. Lo han querido convertir en mi rival pero no (me) llega a los talones, porque él solo insulta. No es un político, no le interesa la política. Es un empresario metido en política. Algo que ves en otros lados, en la gente de PPK, de Acuña. Son personas que están en política de pasada, no son políticos de vocación. ¿Usted va a ser un congresista eterno? Yo quiero ser un político hasta que me muera. Ustedes han prometido crecer al 6 por ciento. Y siempre lo repiten. Lo que no dicen es que eso dependerá mucho de factores externos. ¿No es una propuesta que peca de ligera? Vamos a trabajar para llegar al seis por ciento, para que todas las decisiones del Estado tengan como norte esa meta. Ojalá alcancemos ese seis por ciento. ‘Ojalá’. Sí, ojalá. Sí se puede. “El nuevo gobierno de Alan será progresista” ¿Cómo se imagina un gobierno de Alianza Popular? Con un perfil de consenso. ¿Más progresista, más hacia la izquierda que el gobierno 2006-2011? Sin duda. El gobierno del 2006-2011 enfatizó mucho la inversión y aparentaba ser de derecha, pero no lo fue. Los gobiernos de derecha tienen una visión conservadora a favor de la clase social dominante, mientras que los apristas seguimos teniendo una concepción marxista de la sociedad, dividida en clases y con luchas entre ellas. No hemos dejado de creer en la justicia social y este nuevo gobierno sería mucho más progresista. ¿Y se puede tener un gobierno más hacia la izquierda con el PPC de aliado? Van a tener que recurrir a lo más profundo de las encíclicas papales en las cuales creen, para darse cuenta de que hay allí elementos de justicia social. Los mandará a leer la Biblia. No, ellos la leen de por sí. Los pepecistas tienen una buena formación ideológica. Con ellos se puede hablar de política. Ahora nadie lee ideología. Lo mismo me sucede cuando hablo con Rosa Mavila o Manuel Dammert. Uno se siente en un nivel distinto con ellos. O con el mismo Javier Diez Canseco. A quien le hicieron una cosa terrible. Era mi ‘pata’ pero en política mi adversario y se encargaba de darnos duro y parejo. Hemos peleado con los comunistas siempre, es la historia. Usted votó por la unión civil, pero en el PPC ni quieren oír hablar del tema. ¿Cómo pueden ser alianza con esas diferencias de concepción sobre los derechos sociales? Hemos afinado puntos en común y las diferencias seguirán siéndolo. En una eventual votación por la unión civil, no votaríamos como alianza. Está claro. Es más, dentro de mi partido hay posiciones en contra. A mí me cuestionaron sectores medio oscurantistas. ¿Usted se ve como parte del ala izquierdista aprista? (Piensa). Soy un ortodoxo. Sigo siendo alguien vinculado a los sectores sindicales. ¿Haya o Alan? Haya es Haya. El número uno.