Sin duda la denuncia de la comisión de Defensa del Congreso a quienes negociaron la compra del satélite francés fue calculada para empañar la visita de Pedro Pablo Kuczynski a Francia. El golpe viene del fujimorismo que controla la comisión, pero el propio Ejecutivo no defendió al satélite cuando surgieron los primeros ataques. Sin duda los ataques a la compra, y al satélite mismo, son parte de la vendetta contra el humalismo. Hoy hay una persistente sensación de que las buenas migas de Ollanta Humala con Francia están afectando las relaciones con ese país. El SAT-1 no es sino el punto más alto de una cadena de desencuentros en varios terrenos. La manera abrupta y poco explicada en que el MEF orquestó el reemplazo del consorcio liderado por el banco francés Societé Générale por un consorcio de bancos de los EEUU para el financiamiento de Talara ha levantado cejas, no solo en Francia. Con lo cual la presencia de Alfredo Thorne en la delegación a París es un irritante adicional. Sin duda el viaje de PPK a Francia, formalmente a una reunión de la OCDE, y su encuentro con Emmanuel Macron ayudarán en el plano diplomático. Pero se va a necesitar gestos más concretos para quitarles a los inversionistas franceses un cierto temor a ser puestos en desventaja en muchas de sus iniciativas. Por ejemplo la empresa Poma, que construyó el teleférico de Kuelap, y el consorcio franco-peruano que ha formado, han ganado dos veces la licitación para un sistema de teleféricos populares en el norte de Lima, pero el proyecto sigue bloqueado. París tiene una lista de ejemplos similares, quizás no todos atribuibles a una francofobia. En cuanto al Congreso, empujar hacia el deterioro de las relaciones con un país extranjero como una manera de ajustar cuentas de la política interna es un flaco favor al Perú. Durante decenios vimos este tipo de conducta frente a Chile. La práctica ya parecía superada, y el Ejecutivo no debería dejarse arrastrar por sus efectos. Para quienes miran la tradición peruana en profundidad, evidentemente la relación con Francia tiene un significado especial. No solo en la antigüedad republicana, sino también en el mundo actual. Lo menos que merece es un trato igualitario entre las naciones amigas.