[Por considerarlo de evidente interés local, reproduzco un extracto del editorial de O Estado de Sao Paulo del pasado lunes 1° de junio, con el mismo título, que nos hemos permitido traducir] “En medio de una grave crisis la agenda nacional fue contaminada por el presupuesto de que el país se salvaría si la clase política fuera desbaratada, como si ella fuese una banda. Esto no suele dar buenos resultados. “El juez federal Sergio Moro defendió las delaciones premiadas, diciendo que sin ellas “no hubiera sido posible descubrir los esquemas de corrupción en el Brasil”. Según el magistrado, “la idea es usar un delincuente menos para llegar al mayor, para capturar a los grandes”. En cuanto al hecho de que los delatores han visto su pena ablandada o incluso han ganado su libertad, Moro afirmó que “es mejor tener un esquema de corrupción descubierto y algunas personas castigadas que tener ese esquema de corrupción oculto para siempre”, es decir, “es mejor tener a alguien condenado que a ningún condenado”. “Se trata de una visión muy peculiar de la justicia. No se puede negar que las delaciones premiadas han sido importantes para jalar el hilo de la madeja que llevó al país a conocer el petrolaõ, el mayor esquema de corrupción de la historia nacional. El problema es que en la actualidad, a juzgar por lo que llega a conocimiento del público, las múltiples acusaciones hechas por el Ministerio Público contra figuras del mundo político se basan solo, o principalmente, en las delaciones mismas, sin que vengan acompañadas de pruebas materiales suficientes para una condena. Cuando más, hay pruebas testimoniales, no siempre enteramente dignas de crédito o de confianza. “Se ha creado un ambiente en que las delaciones parecen bastar. De ser así, el objetivo no es hacer justicia, sino una cierta justicia. Pero, enseñaba el juez Oliver W. Holmes, el juez no hace justicia, sino que aplica la ley. Hace tiempo está claro que ciertos miembros del Ministerio Público tienen la pretensión de purgar el mundo político de aquellos que consideran nocivos. Para ese fin, basta esparcir por allí, por medio de deliberadas filtraciones, que tal o cual político fue citado en esta o aquella delación para que el destino del delatado quede sellado, mucho antes de que cualquier tribunal haya pasado sentencia”.