La pérdida de la oportunidad de beneficiar al ciudadano.,Lo peor de esta batalla sin relevancia ni final a la vista entre el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y el congreso de Keiko Fujimori es que se tire por la borda la oportunidad de que el Perú y sus ciudadanos progresen en el lustro previo al bicentenario. Más allá del espíritu por la sobrevivencia del gobierno, y del afán por la venganza de la oposición, lo peor de estos cinco años sería que, sin perjuicio de la comprensible tensión entre ambos, propia de la política, se desperdicie la gran oportunidad de fortalecer la democracia y de atraer inversión para producir crecimiento, empleo y mejor calidad de vida. Más allá de la podredumbre que expide, en general, la política peruana, especialmente un congreso que desde hace mucho tiempo no logra corregir su mediocridad y corrupción –pero que en el primer año de este lustro ya exhibe niveles francamente desmesurados–, lo más triste es que el país se está paralizando. A un año de la elección 2016, cada día se constata que no se ha logrado articular la convivencia básica entre un gobierno débil y enclenque como el de PPK, y una oposición robusta y aplastante como la de Keiko. Cada quien tendrá su propia interpretación de a quién le toca la responsabilidad principal, si a un gobierno que gobierna con impericia y poca decisión, o a una oposición que se opone de manera artera y con sed de venganza, pero, cada día que pasa, se constata que el Perú no avanza como podría, en beneficio de su gente. Porque, al final, para la gente, poco importa quién tiene la culpa, porque la consecuencia es la misma: la de un país que ve pasar la oportunidad de avanzar, sin darse cuenta, en medio de todo el jaleo de políticos que paran el país para camuflar su corrupción y mediocridad, de que cada punto de PBI que se deja de crecer significa 140 mil empleos que se pierden. Peor aún, pues parece que no solo no se avanza sino que se retrocede. Tenía razón el psicoanalista Jorge Bruce cuando escribió el lunes en esta página que “en una suerte de aceleración cuesta abajo o de regresión permanente, la sociedad peruana se levanta cada mañana un poco peor que el día anterior. Y se adapta”. Una expresión simple del drama: que algunos crean que Laura Bozzo es una voz digna y creíble para interpretar el Perú y le pongan amplificador al servicio de intereses subalternos. Con frecuencia, pero más en estos días, el Perú parece un país desmanejado por irresponsables que juegan a esa ballena azul que circula en las redes y a la que se le atribuye el suicidio de jóvenes que no llegan a la adultez.