El presidencialismo parlamentarizado en el que el fujimorismo tiene una mayoría congresal aplastante, agresiva y golpista está mostrando los límites de esa forma de gobierno que es necesario cambiar para darle gobernabilidad al país. La situación se agrava cuando el presidente no tiene un partido que lo respalde, él mismo es un tecnócrata y su gabinete está integrado, en su mayoría, por tecnócratas que son unos tigres haciendo políticas públicas, pero que se niegan a (reconocer que necesitan) hacer política para aplicarlas.Dentro de esta situación asfixiante que conducía a PPK y al Ejecutivo al abismo, se produjo la situación de emergencia generada por los desastres naturales en las regiones del norte a la que el gobierno supo responder bien y rápido. PPK y el gabinete cambiaron la agenda mientras duró la emergencia, revirtieron la situación política desfavorable y obtuvieron un mayor apoyo ciudadano que hasta ahora han logrado mantener. Superada la emergencia, ahora viene la etapa de Reconstrucción con Cambios que es más exigente, más difícil y probablemente más conflictiva porque entran en juego un conjunto de intereses. La fe neoliberal ha impedido al gobierno y al fujimorismo plantear los temas de acondicionamiento del territorio, de planificación urbana y de construcción de las capacidades del Estado en una zona en donde es débil para que desempeñe un papel más activo en la Reconstrucción con Cambios. El proyecto aprobado, sin embargo, tiene las virtudes de haber resistido la tentación de entregar la reconstrucción a un zar privado y de mantenerlo bajo la dirección política de un Directorio integrado por varios ministros y de una Autoridad autónoma con rango de ministro que tiene que coordinar con los gobiernos regionales y locales.Pasada la emergencia, el fujimorismo ha vuelto a la carga y a la agenda anterior de tumbar ministros por quítame estas pajas. PPK y el gabinete se han negado hasta ahora a hacer uso del recurso constitucional del voto de confianza para frenar el encimamiento del Congreso fujimorista y han intentado, en cambio, abrir un camino de coexistencia pacífica a través de algunos gestos y hechos de acercamiento (no de cogobierno) entre ellos. En primer lugar, el reconocimiento del gobierno a los comandos Chavín de Huántar por el rescate de los secuestrados en la Embajada del Japón durante el gobierno de Fujimori con asistencia de KF como invitada especial. El gesto es relevante porque es la primera vez que KF asiste a una ceremonia oficial dirigida por el Presidente de la República.En segundo lugar, el gobierno avala sotto voce un proyecto de ley que saca a AF de la Diroes y le otorga prisión domiciliaria. Todos estos gestos parecen hacer parte de una política más amplia y compleja de reconciliación que implica otros gestos para voltear la página del pasado, como ha dicho PPK. El fujimorismo muestra otra fisura y la mayoría juega al maximalismo, rechaza la prisión domiciliaria y exige el indulto. ¿Se someterá PPK a las exigencias maximalistas del fujimorismo o apelará al voto de confianza para frenarlas? Este es un difícil dilema que PPK y el Ejecutivo tienen que resolver.