Periodistas que promueven el desprestigio de la verdad.,El Perú no escapa al proceso global de desprestigio de la verdad gracias al entusiasmo de periodistas que creen que la opinión propia de una columna puede ser un buen biombo para traficar con la mentira. Aquí un ejemplo sencillo de lo que digo en el que se me alude. El miércoles de la semana pasada, Mariella Balbi señaló en una columna en Perú.21 que pretendió ser jocosa, al estilo de Guido Monteverde, que yo asesoro al ministro Salvador del Solar para que sea alcalde de Lima.Un diario cuyo director tiene la audacia intelectual de llamar “gran cretino” a Mario Vargas Llosa; que tiene defensora del lector; que desde su fundación –en la que tuve alguna participación hace quince años– quiso que el compromiso con la verdad sea su fundamento; y que pertenece a un grupo que tiene unos Principios Rectores –escritos por Alejo Miró Quesada Cisneros– que son una de las mejores herramientas para el buen ejercicio del oficio; un medio con todo eso, debiera estar un poco más interesado por la veracidad de su contenido.La verdad es que ni la periodista Rosa María Palacios –también señalada en esa columna– ni yo asesoramos al ministro Del Solar para ser alcalde.No obstante que ya pasó más de una semana de esa publicación, que fue refutada en las redes, y que el medio fue informado del error, hasta ayer no apareció ninguna rectificación, ni de la columnista en su siguiente entrega semanal, ni del medio, algo que viola varios de los principios rectores, incluyendo que “lo peor del error es no enmendarlo”.Todos los periodistas cometemos errores. Este columnista, por ejemplo, escribió hace poco, recogiendo un dato de Caretas, que Carlos Orellana integraba el equipo de imagen de Kenji Fujimori, algo que no era verdad como él mismo me lo precisó. Entonces, rectifiqué en el acto.El problema de fondo es que muchos periodistas creen, erróneamente, que una columna de opinión es un espacio liberado en donde se puede meter absolutamente de todo. Y ni hablo del insulto y el agravio, que algunos columnistas ejercen con entusiasmo tolerado por Perú.21, entre otros medios, sino por la mentira abierta. Eso es un error que viola un fundamento del periodismo.Las columnas de opinión opinan, pero nunca deben mentir pues deben satisfacer los mismos requisitos de veracidad de todas las informaciones de un diario. Es decir, nunca deben ser calumnias de opinión. Mal nos irá a los periodistas si no defendemos la verdad cuando los políticos quieren desprestigiarla. Y, como decía Monteverde, “chaucito y diviértanse”.