Ojalá el congreso la concrete para las elecciones del 2018.,En medio del despelote en que se desenvuelve la política peruana por las acusaciones de corrupción a casi todo su elenco estable, surge la buena noticia de la viada que está alcanzando el debate de la indispensable reforma electoral. “Nunca hemos estado tan cerca de una reforma electoral tan amplia. Esta oportunidad hay que aprovecharla, pues difícilmente tendremos otra igual”, sostiene el experto y ex jefe de la ONPE Fernando Tuesta. Hay en el tapete al menos cuatro planteamientos de reforma. Uno es el proyecto preparado por la subcomisión presidida por la congresista fujimorista Patricia Donayre. El otro es el diseñado por el gobierno. Sus autores sostienen que este se ha nutrido de otros dos: el de organismos electores y el de Transparencia. Todos estos aportes serán revisados en la comisión de constitución, en donde se espera que continúe el debate de expertos, la academia y los propios partidos políticos con el fin de que salga, finalmente, el dictamen que será evaluado por el pleno. Es una reforma fundamental para el país por la posibilidad de que, si se hace bien, va a revitalizar la hoy alicaída política peruana, con todo lo que esto implica. Esto significa lograr que los partidos políticos sean, realmente, protagonistas de la política, mediante la aplicación de reformas que los modernicen, fortalezcan, hagan más transparentes y tenga la capacidad real de representar a la ciudadanía. Los cambios planteados en los proyectos que serán debatidos implican cambios profundos en la institucionalidad peruana que debieran tener un impacto profundo en la calidad de la política. Lograrlo va a necesitar un análisis inteligente y generoso en la comisión de constitución, evitando que se hagan reformas pensadas exclusivamente para favorecer o perjudicar a determinadas fuerzas políticas. Asimismo, se va a necesitar el desarrollo de una gran capacidad didáctica para explicarle a la ciudadanía la motivación y justificación de algunas reformas controversiales pero convenientes como, por ejemplo, el restablecimiento de la bicameralidad. Ojalá que se pueda avanzar con la velocidad para concluir un trabajo que ofrezca la posibilidad de un análisis riguroso con la celeridad para tenerla lista para las elecciones municipales y regionales del próximo año, pero sin excluir a nuevos jugadores en el mercado electoral. Sería, finalmente, una estupenda manera de conseguir que el Congreso mejore su hoy baja reputación.