¿Por qué tiene la izquierda peruana tantas contradicciones internas, reales o aparentes, en temas de fondo? Una de las respuestas rápidas es que el tema es generacional: gente bastante mayor apegada a nociones clásicas coexiste con millenials que traen perspectivas post muro de Berlín, dos juegos de ideas sin mucho piso común.Los partidos de izquierda tradicionales sobrevivieron a la URSS, al maoísmo, y a Sendero Luminoso. El PCP, Patria Roja o los socialistas todavía son los más grandes y estructurados. Pero al no haber pasado por alguna forma de reingeniería, ideológica u organizacional, sus relaciones con la legalidad del siglo XXI son sobre todo de supervivencia y cierta distancia.En cambio los grupos más jóvenes han nacido a un mundo donde izquierdas de todo tipo ganan elecciones y gobiernan, al precio de compartir el poder con un sistema democrático, y limitar los contenidos maximalistas y heroicos de sus programas. También las antiguas izquierdas tuvieron algunos éxitos electorales, pero sus límites eran claros.La explicación generacional sirve para empezar a pensar, pero no define cabalmente la realidad. Las generaciones están entremezcladas en el izquierdismo que habla desde los espacios públicos, y los mensajes chocan entre ellos. El caso de las opiniones izquierdistas sobre Venezuela, con su fuerte carga de ambivalencia, es claro en ese sentido.Nadie ha logrado, ni buscado, reunir el variado paquete de lo izquierdista en un solo planteamiento. Las alianzas de partidos no han prosperado desde los tiempos de la Izquierda Unida, que no logró incluirlos a todos. La IU alojaba en su seno las divisiones de la izquierda en el mundo a todo lo largo del siglo XX. En cierto sentido, todas siguen vigentes.La buena performance de Verónika Mendoza 2016 fue a expensas de mantener el izquierdismo de su discurso electoral al mínimo. Pero para un dirigente una cosa es ejercer el liderazgo frente a un electorado, y otra cosa ejercerlo frente a las bases organizadas indispensables para existir, es decir influir en el día a día de la sociedad.Las generaciones de la izquierda peruana ni se atraen ni se rechazan. Simplemente coexisten, yuxtapuestas pero sin posibilidad de reales alianzas, y sin ánimo alguno para la polémica de ideas interna.