Colocado ante la emergencia, el Ejecutivo ha respondido y está ganando cierto apoyo de la población, que siente necesidad de colaborar y no de criticar. La encuesta del domingo último muestra que PPK sigue cayendo, pero posiblemente revierta la semana próxima. Como las cosas han escapado del terreno de la política, donde son particularmente ineptos, los ministros han sacado a relucir su eficiencia tecnocrática y han tomado viada. Mientras duren las lluvias y mantenga la dinámica, el gobierno tiene viento a favor. El punto clave es la voluntad de cooperación de amplios sectores de la ciudadanía. Se han contenido los intentos de saqueo y por ahora prima la calma en medio del desastre. Ciudades enteras están siendo muy golpeadas y la gente sigue luchando tranquila, sin grandes alteraciones sociales. Pero las lluvias y los huaicos terminarán y en ese momento comenzará una nueva etapa: la reconstrucción. Ahí se acabarán las ventajas del Ejecutivo. Por el contrario, habrá enormes presiones, puesto que con toda razón la gente querrá que se repare “su” puente y “su” tramo dañado de la carretera. Y habiendo desaparecido de la escena las grandes constructoras brasileñas e incluso muy golpeada Graña y Montero, ¿quién podrá hacer esas reparaciones, y peor aún, al mismo tiempo?El gobierno ha adelantado que piensa proponer un zar de la reconstrucción que centralice los compromisos del Ejecutivo. Podría ser una buena idea. Ante ella, los gobiernos municipales y regionales han comenzado sus movidas para integrar el directorio de la oficina de ese posible zar. Veremos. Ojalá no se repita el esquema de FORSUR que fue un desastre. Al estadio actual, antes que el tema institucional, se halla la necesidad de consensuar ciertas ideas claves sobre la relación entre naturaleza y sociedad, que han estado ausentes de la práctica peruana. Lo paradójico es que no están ausentes de la teoría y que por el contrario están incorporadas al discurso oficial, solo que se hace poco o nada para ejecutarlas.En primer lugar, la idea del Perú como un territorio muy vulnerable, que será afectado con severidad por el cambio climático. Ello conduce al concepto de prevención, tomando medidas políticas para encarar con anticipación fenómenos que cada día serán más frecuentes e inesperados. Este país sin planificación se va a la ruina y sería una pena legar un desastre a las próximas generaciones. Luego se requiere de ordenamiento territorial, puesto que el desarrollo urbano y la actividad productiva dejados a la diabla, como se viene haciendo, termina en caos, aumentando brutalmente la vulnerabilidad del país y de sus familias. El Perú si no se reordena atravesará grandes problemas porque la ubicación de ciudades y pueblos es una invitación al desastre. Cabe mencionar que Verónika Mendoza, cuando fue congresista, presentó un proyecto de ley al respecto y fue ignorado por el Congreso anterior. La cultura de la prevención es clave en la reconstrucción. Las obras deben ser hechas para resistir los embates de la naturaleza. Las grandes crecidas de las aguas constituyen la esencia de la naturaleza peruana; ella es muy seca en los años normales y soporta enormes lluvias y activación de quebradas en pocas semanas de algunos años. Todo lo que se construya tiene que ser calculando esta bipolaridad. La clave es domesticar el agua, caso contrario estaremos en graves problemas.Por último, la gestión de los desastres, siempre los habrá, nuestro país es consustancialmente frágil y sometido a fuertes presiones de la naturaleza. El Estado tiene que ordenarse para enfrentar rápidamente las crisis y salir adelante. En este terreno, las sociedades prehispánicas son un modelo que debería volver a ser aplicado. El eterno retorno del ser humano a la naturaleza.