El fujimorismo está convencido de que está actuando de manera estratégica para arrinconar al gobierno, cuando en realidad lo que hace es mostrar su decadencia autoritaria que conspira contra el avance del país. Está en una fase de copamiento de instituciones claves –como la Defensoría, la Sunat, el BCR, etc.– con la anuencia o allanamiento de PPK y con dos objetivos claros: asegurar el clientelismo político y manejar información, poder y recursos. El mecanismo es doble. El fujimorismo infiltra a su gente en los puestos importantes de instituciones clave –sin ningún otro mérito que ser mercenarios por y para el partido– y al mismo tiempo sus cómplices apristas operativizan el obstruccionismo a través de la muñeca de sus burócratas de rango medio. Nunca más clara la injerencia partidaria en asuntos en los que deberían dejar trabajar independientemente a la justicia, que con lo sucedido con Nadine Heredia.En lo particular, no solo no le guardo simpatía alguna a Heredia, sino que espero el momento en que se le pueda procesar por la usurpación de funciones que le jaló la alfombra a la gran transformación. Pero este caso armado de las agendas es un bluff inflado por el aprismo, que no le perdona haber promovido la investigación contra García por los narcoindultos. Y si Alan ha hecho la de Houdini con todo tipo de acusaciones y denuncias en su contra por años, los narcoindultos fueron su Waterloo y la razón principal de su papelón como candidato presidencial. Y la razón por la que el Apra tiene 4 gatos en el Congreso. No se lo perdonarán jamás a Heredia. Y así, han buscado que ella parezca tan corrupta como el resto de sus veteranos en esas lides. Lo cierto, nos guste o no, es que a Heredia ni la han podido acusar hasta ahora ni le han archivado los procesos. Teniendo meses sus investigaciones, ¿por qué no la acusan? Porque el caso de las agendas es débil e inflado. Tanto así que pese a que Heredia avisó al fiscal y al juez de su viaje –aun sin tener impedimento de salida– el juez ahora le ha exigido volver en 10 días a Perú bajo amenaza de cambiar su comparecencia por prisión preventiva. Tan evidente es la mano negra de la estrella que en un caso inédito el juez hasta le ha ordenado renunciar al trabajo. Esta vez, Heredia ha sido más estratégica que el aprofujimorismo. Ha logrado astutamente que ellos mismos hagan explícita su injerencia en el caso (desde el Poder Judicial y desde el Congreso). Y esta es apenas una muestra del contubernio revanchista del fujimorismo y el Apra. La más escandalosa complicidad es la que vienen desplegando en contra de los intereses del país y la educación de calidad con la decidida decapitación del ministro Saavedra para tumbarse la Ley Universitaria. A tal punto han llegado la prepotencia y desvergüenza del fujiaprismo que ya ni les importa que se hayan hecho públicos los nexos y conflictos de interés de sus congresistas con las mafias universitarias (https://goo.gl/hjVNjB). Acá funciona el caballazo. Como ha sido al caballazo que fujimoristas y apristas aprueben –con 65 votos y pese al retiro y protesta del FA y APP– una ley que favorece explícitamente a la empresa del congresista fujimorista Elard Melgar (https://goo.gl/Xc1KkP). Las demostraciones de poder y revancha los ha enfermado: ya no ven, no oyen, ni les importa quedar al descubierto en su traición al país. Y esa es la tumba que Keiko está cavando para su partido.El fujimorismo parecía haber planificado con astucia y frialdad generarse capacidad de gasto –que los congresistas no tienen– modificando solapadamente el artículo 12 de la Ley de Presupuesto para que las regiones con operadores profujimoristas puedan manejar presupuestos para promover el asistencialismo, devolver favores, afianzar lazos con corruptos de turno y preparar la cancha regional del 2021. Pero ni eso salvará a Keiko del despeñadero al que está llevando a su partido con las muestras grotescas de autoritarismo y obstruccionismo. La pelona se ha pintado de cuerpo entero y está decidida a demostrar que no necesita la mochila de su padre porque ella es perfectamente capaz de llenar la suya propia de pesadas rocas y arrojarse al vacío. Que nadie los interrumpa mientras se hacen el harakiri.