Con el encabezamiento añadido “Castañeda está loco”, un amigo me envía copia de una carta de la Municipalidad Metropolitana invitando a una firma consultora a presentar su propuesta para el diseño de ¡5 bypass en la Avenida Salaverry! No podía creerlo, y entonces pensé enviar esta carta a tu columna con ese mismo título: “Castañeda está loco”. No era solo los 5 bypass para tan pocos kilómetros. También el viaducto de Benavides, en Miraflores, que ha empezado a producir protestas, de estudiantes por ahora. Y también la obra recién iniciada en la Avenida Guzmán Blanco que, según comentario de un trabajador, consiste en ensanchar las calzadas y disminuir las veredas. Es decir exactamente lo contrario de lo que hoy se hace en el mundo entero: privilegiar el desplazamiento de las personas y limitar la circulación de automóviles, con un buen sistema de trasporte púbico, complementado con una red de ciclovías. Y todo esto, como el bypass de 28 Julio, apareciendo de improviso, cambiándolo por el Proyecto Río Verde, mucho más importante y de mayor beneficio para la gente y no para los automovilistas. Y, además, sin que se sepa de un plan de conjunto que lo justifique. Porque, como sí sabemos, Castañeda tiró al canasto un excelente trabajo de la administración Villarán, el Plan de Desarrollo Metropolitano, que se negó a culminar, sin conocerlo siquiera, arrojando simultáneamente a la basura, nuestro dinero, la cuantiosa inversión que significó elaborar ese trabajo, sin que la Contraloría le haya pedido cuentas hasta el momento. Podría ser que Castañeda no esté loco. Sino, por el contrario, muy en sus cabales. Con su estratégico y habitual silencio (compartido con quien juega en pared su segunda reelección, Keiko Fujimori), venía capeando la campaña Castañeda habla, para que rinda cuentas, iniciada por el regidor Hernán Núñez, consecuentemente amenazado de sanción por la mayoría de regidores solidarios. Y de pronto este mismo regidor solicita al Fiscal de la Nación investigar a Castañeda por las explosivas revelaciones de IDL Reporteros. Resulta que hace poco, en 2014, el alcalde electo y OAS habrían actuado en forma secreta y a espaldas de la alcaldesa Villarán, para acordar la sustitución del Proyecto Río Verde –intencionalmente retardado– por el ya famoso bypass de 28 de Julio. Sobre esto habrá que establecer no solo responsabilidades administrativas y penales, sino también el destino de la posible existencia de un excedente, puesto que en éste se usó el fideicomiso asignado al primer proyecto. Al alcalde Castañeda no le gustan los controles ni siquiera los de un Plan de Desarrollo, como se demostró en los inicios de su primer gobierno. Salió airoso del caso Comunicore, no así sus funcionarios, mas no tanto del doble sueldo que cobró. Por las malas relaciones recientes sus actos merecen ser investigados. Castañeda no está loco, aunque los 5 bypass en la avenida Salaverry lo sugieran. Arq. Adolfo Córdova V.