Esta semana los votos oficialistas ayudaron a elegir como Defensor del Pueblo al abogado Walter Gutiérrez, ex Decano del Colegio de Abogados de Lima y conocido empresario de las publicaciones jurídicas. Si bien el doctor Gutiérrez tiene muchos méritos, ya había postulado, sin éxito, al cargo. Un Defensor debe tener algún compromiso profesional o experiencia en defensa de derechos constitucionales y este, lamentablemente no es el caso del elegido. Menos aún si se compara con la experiencia profesional, publicaciones y docencia en la materia, del abogado Samuel Abad, cuya postulación no fue, ni siquiera, votada.El médico y ex congresista fujimorista, Alejandro Aguinaga, ha felicitado el triunfo de Gutiérrez señalando que al fin la Defensoría del Pueblo dejará de ser el “bastión laboral de la caviarada”. Digamos que el ex vocero representa bien el pensamiento de su partido. Gutiérrez, candidato de AP, APRA y FP, pareció responder a ese espíritu cuando en sus primeras declaraciones señaló que “el tema de derechos ha funcionado para otras gestiones” pero que él se enfocaría en verificar la eficacia del Estado en materia de prestación de servicios públicos. Chau, defensa de derechos humanos, hola fiscalización del Ejecutivo. Un candidato, hecho pues, a la medida de la oposición parlamentaria.Si las cosas eran así de claras, ¿por qué el oficialismo le dio los votos que faltaban a la oposición para lograr que su candidato ganara en un proceso donde ni siquiera quiso presentarse ante las bancadas el día anterior? La suma de los votos opositores era 83. Necesitaban 87. No llegaban. Si no se elegía Defensor, seguía el interino (ya por más de 5 años) Eduardo Vega, que lo ha hecho estupendamente. Así lo hicieron saber a su bancada en reunión de Palacio de Gobierno los congresistas Gino Costa y Alberto de Belaunde. A pesar de eso, el Presidente ordenó que se votara por el candidato de la mayoría opositora. Un grupo de 5 congresistas de PPK desobedecieron por, más que evidentes, razones de conciencia.Lo que queda claro para varias fuentes es que aquí se gestó un canje. Un Defensor por unas facultades legislativas. Alto precio y mal negocio para un Presidente que ganó prometiendo la defensa de la libertad versus el autoritarismo que representaba su contrincante. Si hay una institución que, sin tener fuerza vinculante, se ha ganado a pulso y por 20 años su prestigio en defensa de las libertades, es la Defensoría. Incluso durante el gobierno de Alberto Fujimori. ¿Tan fácil la canjeó? ¿Tanto pesan 73 votos parlamentarios cuando la Presidencia está en el tope de su popularidad y las alianzas regionales comienzan a funcionar?Sin embargo, algo del trueque salió mal. Cuando el jueves el Presidente del Consejo de Ministros presentó el Presupuesto y el proyecto de ley de pedido de facultades, lo mandaron a ser dictaminado a varias comisiones. Lo usual es que ante la urgencia –palabra enfáticamente usada por Fernando Zavala– se dispense el proyecto del trámite del dictamen de comisiones y pase directamente al Pleno para que los ministros hagan la sustentación correspondiente y se vote ahí mismo. Digamos, la próxima semana. Pero esta vez no ha sucedido así. Mandar el proyecto a comisiones significa que cada presidente de comisión debe agendarlo, debatirlo y dictaminarlo, para su archivo o aprobación. Para este cometido pueden citar a los ministros y a quienes quieran antes de resolver. El trámite puede ser tan lento como lo quiera el fujimorismo que tiene mayoría en todas las comisiones dictaminadoras.Así las cosas, la urgencia tendrá que esperar. La Presidenta de la Comisión de Presupuesto, Cecilia Chacón, ya adelantó que no van a dar facultades para bajar el 1% de IGV el 2017. Van a escuchar al ministro, pero no van a darle nada en este punto. Otras propuestas, para congraciarse con los fujimoristas, como subir el Impuesto a la Renta de 28% a 30%, (parte de las ofertas electorales de Fuerza Popular) se pueden hacer desde el Congreso, como lo anunció Keiko Fujimori el 28 de julio, cuando dijo que su plan se convertiría en leyes, anunciado que, aun habiendo perdido la Presidencia, gobernaría desde el parlamento.¿Para esto regalaron al Defensor? El Presidente tiene que aprender a hacer política sabiendo contra quién está jugando. Le van a jugar fuerte y le van a dar por la espalda una y otra vez. O es firme en lo que es innegociable o le pasan por encima. Si no muestra pronto un gesto de firmeza se lo van a comer vivo. Lamentablemente, el fujimorismo no toma una concesión como un gesto de grandeza. Aquí está la primera prueba. Si no los detiene, vendrán otras peores. ¿Para esto regalaron al Defensor? El Presidente tiene que aprender a hacer política sabiendo contra quién está jugando.