Gobierno y burocracia son un binomio indisoluble y fundamental para comprender al Estado y su funcionamiento. Se espera que quienes toman las decisiones –el gobierno– y quienes las implementan –la burocracia– trabajen juntos, con autonomía de otros poderes y gran capacidad. De un tiempo a esta parte, de una eficiente administración del Estado depende el “éxito” del Estado. De las mejores decisiones tomadas, considerando cierto tipo de evidencias, depende que las políticas públicas funcionen y, en consecuencia, que la población esté mejor. En este marco y ante los aparentes fracasos anteriores, la tecnocracia se vuelve la mejor opción para un buen gobierno y una buena administración. Contiene todo lo que cierta ciencia considera “lo correcto” y hace de la técnica una ideología. De este modo, queda desplazada la racionalidad política y con ella quedan postergadas las perspectivas culturales, el ejercicio de los poderes y los “juegos” de intereses. La vida diaria pasa a ser organizada de la manera “técnicamente correcta”. Con la llegada a la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski y de un equipo de importantes profesionales a su gabinete, el enfoque tecnocrático, sus características y sus funciones tienen su mayor y más importante examen. Por primera vez en nuestra historia reciente, el liderazgo del gobierno es esencialmente tecnocrático, y sus beneficios y debilidades nos alcanzarán a todos. Y es que en el éxito de esta gestión se juega, por cierto, el bienestar de peruanos y peruanas, pero también la validez de un nuevo sentido sobre el Estado y de la racionalidad técnica. ¿Será que con (mucha) tecnocracia se recuperará la legitimidad del Estado y se construirá una sociedad más justa? El gran reto del gobierno de la tecnocracia es demostrar que de esa manera se puede conseguir el bien común y promover una sociedad cohesionada; bases sólidas que necesitan el desarrollo y la democracia. En esta “hora cero”, el gobierno ha mostrado gestos que muestran que la compleja realidad del Perú es parte importante de sus reflexiones y de su visión del país. Son buenos augurios y serán aún mejores porque sin política no es posible un buen gobierno. Este 13 de agosto todos juntos, #NiUnaMenos.