Desde una perspectiva meramente electoral, los competidores de las segundas vueltas tienen que realizar tres operaciones básicas: retener lo ganado en la primera vuelta, ganar los votos de los que no pasaron a la segunda vuelta y obtener el apoyo de los que votaron blanco y viciado en la primera vuelta. Lo primero alude a la capacidad de retener la lealtad de los que votaron en la primera vuelta mientras la segunda y la tercera se refiere a la capacidad de atracción de los votantes o de otros opciones. Esta es una las primeras conclusiones sobre las segundas vueltas electorales a las que llega el equipo que dirige José Manuel Magallanes en el eScience de la University of Washington. Anunciar estas operaciones es fácil, pero ejecutarlas es difícil porque ellas pueden chocar entre sí. Retener los votos de la primera vuelta puede entrar en tensión o en contradicción con las concesiones que los candidatos tienen que hacer a los que no votaron por ellos o ellas en la primera o por cambio de imagen de los candidatos. Ese riesgo se corre y se hace efectivo cuando algún sector de votantes abandona el barco. En el 2001 García le arranchó 62 distritos de los 892 que habían votado por Toledo y este solo 3 de los 231 que había obtenido en la primera vuelta. En el 2006 García le quitó a Humala 12 de los 961 distritos en los que había triunfado en la primera vuelta y Humala le quitó a García 4 de los 204 en los que había ganado. En el 2011 KF le arrebató 11 distritos a Humala y este le quitó 68 distritos. El patrón básico de las segundas vueltas es que los competidores mantienen la lealtad de la mayoría de lo ganado en la primera vuelta. La operación más importante es obtener el apoyo de los que votaron por otros candidatos que no llegaron a la segunda vuelta. En 2001 Toledo atrajo a 336 distritos y García a 232 distritos que no votaron por ellos en la primera vuelta. En 2006 Humala atrajo a 336 distritos, principalmente de la sierra, y García a 260, ubicados en la costa que son más poblados. En 2011 Humala atrajo a 265 distritos tanto de la costa como de la sierra mientras KF obtuvo el apoyo de 232 distritos, ubicados en la costa. Ambos candidatos compartieron casi por igual el apoyo de la selva. El nivel de atracción de los candidatos de la segunda vuelta depende de la cercanía geográfica y social que creen tener los votantes con ellos, por un lado, y de la lejanía ideológica y política que los electores tienen o creen tener con los candidatos. La capacidad de atracción de KF se apoya más en la cercanía geográfica de los votan y la capacidad de atracción de PPK se debe a la distancia ideológica y política que sienten algunos sectores de votantes con respecto a KF. Cuando la disputa por el voto es ajustada, ganar el voto viciado y blanco puede ser decisivo. En el 2001 Toledo obtuvo el apoyo de 66 distritos que habían votado blanco o viciado en la primera vuelta, mientras García sólo obtuvo el respaldo de 22. En el 2006, 79 distritos que habían votado blanco o viciado en la primera vuelta votaron por Humala en la segunda vuelta mientras que por García solo votaron 20. Lima es, en general, una plaza decisiva que define la segunda vuelta. En el 2001 García atrajo a casi todos los distritos de los conos y Toledo a los distritos de clase media y alta. En 2006 García recibió el apoyo de todos los distritos de Lima sin haber ganado uno solo en la primera vuelta. Los recibió gratis de los otros candidatos, especialmente de Lourdes Flores. En 2011 KF perdió pese a que tuvo el respaldo de casi todos los distritos de Lima.