La gran mayoría de votantes encuestados expresa ya haber definido su voto para Presidente del Perú. Sin embargo, la volatilidad del humor peruano es legendaria. En otros lugares no es así, pero aquí, sí. Según la encuesta de GfK, –la última publicada antes de escribir hoy– el triunfo es de la candidata Fujimori. Ella le lleva de ventaja, al candidato de Todos por el Kambio, 3.8 puntos porcentuales. Bastaría que el hoy perdedor recupere 2 puntos, en una semana, para que cambie el resultado. ¿Difícil? Mucho, sin duda. Pero no imposible.PPK ha cometido errores en esta campaña que son difíciles de entender: ausentarse una semana, tener un equipo político indisciplinado, tener un equipo técnico que no sabe hablar, no tener capacidad para la polémica y mucho menos para el contra ataque. Todo eso podía ser controlado con anticipación. Es cierto que es un mérito que con solo un 20% en primera vuelta, PPK salte hasta a más de 40% del voto emitido en la actual intención de voto, pisándole los talones a su contrincante, pero dada la cantidad de disparates ocurridos en la campaña fujimorista pudo haberlo hecho mucho mejor.Fujimori, con más disciplina en sus filas, se abrió flancos desde que se inició la segunda vuelta. Al incidente con el hermano autoproclamado candidato 2021 (hoy mudo), con Cecilia Chacón y otros congresistas electos con declaraciones desafortunadas por lo autoritarias (“leyes por un tubo”) y sobre todo, la defensa de tres días de su secretario general, Joaquín Ramírez –quién aún no logra explicar al público el origen de su buena suerte económica– se suman otros congresistas investigados y un candidato a vicepresidente dedicado a traficar con falsos testimonios. En suma, drogas, manipulación de medios y una mayoría congresal al servicio de un único poder, han espantado a los que votaron por otros candidatos, sobre todo a la izquierda que puede ser considerada el núcleo duro del antifujimorismo. Con todo este material, ¿no pudo PPK hacer algo mejor?Si bien la izquierda no ha tenido una posición de apoyo abierto a PPK, sí la ha tenido de rechazo a Fujimori, confundiendo a su electorado que podría optar por el nulo o blanco. Se entiende que para un militante o simpatizante de izquierda votar por PPK es un acto repulsivo. Pero que recuerden a los millones de peruanos que fueron a votar tapándose la nariz el 2006 por García. Con náusea, pero sabiendo que el otro escenario es peor. Lo mismo pasa hoy, pero desde las orillas del izquierdismo peruano. Se tiene que escoger y Fujimori es peor. Y eso es algo que sin los respaldos abiertos de Verónika Mendoza o Goyo Santos, es difícil que se logre convertir en un voto para PPK.Un gobierno de PPK enfrentará muchas dificultades. En la práctica Fujimori gobernará desde el Congreso, trabando reformas del Ejecutivo y promoviendo las suyas propias. Una ley de amnistía para Alberto Fujimori puede aprobarse sin mayores obstáculos y con unos votos más –que siempre se obtienen– hasta reformar la Constitución para cerrar el proceso de corrupción anterior al año 2000 en busca de la anunciada “reconciliación”, dejando impagas deudas millonarias por reparación civil y promoviendo el retorno de todos los prófugos de la justicia. PPK puede dilatar estas decisiones y la protesta popular apoyarlo. Pero con Fujimori como Presidenta, estas cosas se harán, como se hicieron antes, de madrugada. Con el apoyo de las Fuerzas Armadas, puede reprimir a quien quiera y con la ayuda de un nuevo servicio de inteligencia callar a quien sea. Periodistas, activistas de derechos humanos, activistas sociales y en general, políticos de oposición la pasarán muy mal en un Estado cuyos vínculos con el narcotráfico serán cada vez más profundos como secretos. No sabremos toda la verdad, hasta que termine el régimen, si es que termina, en cinco años. Esto es lo que se definirá en una semana. Digo, por si alguien no lo ha notado.