El domingo estuve en una reunión de izquierdistas y ésa era la única consigna que sonaba. Claro que aún no se había divulgado la encuesta de IPSOS ni desarrollado el debate en Piura. Ahora el ánimo debe estar bastante más apagado. Como sabemos, IPSOS le da 5 puntos de ventaja a Keiko y en el debate PPK lució como es: desangelado, buen tecnócrata y mal candidato. No ha dado la talla. Si PPK está en segunda vuelta es gracias al JNE, que tachó a Guzmán y le permitió remontar. Es decir, PPK ha mostrado que no sabe cómo ganar. No se puede confiar en él, para evitar el retorno del fujimorismo. Es imprescindible ayudarlo, aunque nos apartemos inmediatamente a continuación.Gran parte de la ciudadanía está definida y entre quienes han optado por uno u otro no es posible hacer una diferencia. Además, Keiko está ganando con suficiente ventaja y PPK tendría que remontar de una manera notable. ¿Dónde están los votos por disputar? Aún hay pan por rebanar si se constata que, según la misma encuesta de IPSOS, un 19% no sabe si votar por uno u otro. Ese 19 se divide entre quienes piensan votar nulo o blanco, que suman 12% y los verdaderamente indecisos al día de hoy, que son 7%.Empecemos por los verdaderamente indecisos. Ellos han de definirse en la puerta del horno, en la cola, o poco antes, y normalmente votan a ganador. Si las cosas siguen así, podemos esperar que una mayoría de ese 7% vote por Keiko, ampliando su ventaja. La clave entonces se halla en el otro 12%, que ha decidido votar blanco o viciado. Este bolsón definirá el resultado del 5 de junio. En realidad, es un error conceptual sumarlo a los indecisos, porque este bolsón sí ha hecho una decisión: la de votar en contra de ambos candidatos. Siguiendo con los cálculos, ese 12% es clave, porque ahí no se encuentran votantes potenciales de Keiko, normalmente son ciudadanos que rechazan al fujimorismo y que no se ven representados por PPK. Su postura es comprensible, pero en estos días deben hacer un balance de sus propias perspectivas durante los próximos cinco años y volver a tomar una decisión. Si la mitad de ese 12% votara por PPK, aún se podría evitar el retorno del fujimorismo.Entiendo perfectamente las razones para el voto blanco o viciado. Como dice la propaganda, son dos representantes de la derecha neoliberal y el pueblo no elige a sus verdugos. Pero, son distintos y es preciso advertir la diferencia, ahora que al fragor de la campaña se han caído los disfraces.PPK es la derecha liberal y tecnocrática, que registra bastante de lobbismo proempresarial, pero también de respeto por la democracia. No hay duda de que terminará el 2021. Su carrera es un ejemplo de las famosas puertas revolventes, a veces en la gran empresa, otras en el Estado, sabiendo ganar en todas las ocasiones. Pero no viene con narcos ni con la pandilla de los noventa dispuesta a vengarse por la transición democrática. Por ello, PPK ofrece mejor oportunidad para construir un horizonte de largo plazo. El fujimorismo plantearía una confrontación a la brevedad y supone un grave riesgo para el estado de derecho, máxime con 73 congresistas. El sistema electoral en dos vueltas implica preguntas distintas para cada elección. En la primera vuelta, la cuestión es ¿quién deseas que gane? Por ello, se vota libremente por la preferencia del elector y tanto Verónika como Barnechea evidencian que hay espacio para una candidatura seria y de propuestas programáticas.Pero, en segunda vuelta la pregunta es, ¿quién no quieres que gane? Una vez definido, se vota por el otro. En estos días que restan, los votantes blanco y viciado tendrán en sus manos el destino del país: o seguimos más o menos como hasta ahora, o nos precipitamos en el abismo del narco-estado.