Con una metralleta imparable de acusaciones de corrupción Popy acabó con García en el debate de la primera vuelta. Le espetó en dos minutos lo que la mayoría de peruanos hubiera querido decirle a García si lo hubiera tenido al frente. Si PPK fuera Popy haría lo mismo con KF y tendría asegurada la victoria en la segunda vuelta. Materia hay y mucha. La mochila de KF es grande y contiene amenazas, crímenes y corrupción. Lo que falta es el actor ducho en esas lides. En los debates mediáticos cuentan más las formas que los contenidos programáticos. Estos interesan más a los intelectuales y a los políticos que a la gente de a pie. Esta presta especial atención a la forma como se presentan los candidatos y a la confianza que ellos suscitan. La polémica política tiene algo de debate intelectual en el que los protagonistas tratan de exhibir la superioridad de sus argumentos y de mostrar cierta capacidad para recoger los elementos positivos que tiene el adversario integrándolos dentro de su propio discurso. Pero en ella predominan la guerra y la destrucción del enemigo sobre el uso público de la razón. La destrucción del enemigo puede hacerse de dos maneras: el ataque frontal al estilo Popy y la ironía (o la sátira, o el sarcasmo, o la pulla). El más usado en las controversias políticas es el ataque frontal que apela al discurso agresivo para acabar con el enemigo. La ironía busca lo mismo a través del humor que licúa la solemnidad de las formas, de las palabras y de los gestos del enemigo. Muchas veces la ironía tiene una capacidad destructiva mayor que la de una metralleta. Los políticos duchos en el arte de la esgrima verbal suelen apelar tanto al ataque frontal como a la ironía para acabar con el enemigo. Son los políticos de la vieja estirpe que ya no existen y a los que se extraña cuando se habla de debates políticos. Se extraña la erudición y la ironía de Luis Alberto Sánchez y de Porras; la agilidad mental y la lógica implacable de Cornejo Chávez; el sarcasmo criollo de Bedoya Reyes, el humor pausado de Alfonso Barrantes y el verbo afilado de Javier Diez Canseco. Otro recurso estratégico de los debates políticos es la agitación del miedo presentando al adversario como un peligro que impide alcanzar las aspiraciones más sentidas de la colectividad: el crecimiento, la democracia, la estabilidad, etc. PPK ya usó este recurso contra VM afectando no solo sus aspiraciones presidenciales sino también las de AB cuyas filas fueron diezmadas para garantizar el pase de PPK a la segunda vuelta. PPK puede apelar a los tres peligros que trae consigo la candidata KF: el peligro del poder absoluto si es elegida Presidenta de la República puesto que ya tiene una mayoría aplastante en el Congreso, el riesgo de la instauración de la dinastía de los Fujimori y el peligro del retorno de la corrupción y de los crímenes. KF ha escogido los escenarios amigables en los que quiere debatir (Piura y Lima) y ha rechazado el del sur (Arequipa) por temor. PPK, en cambio, ha aceptado meterse a la boca del lobo. Es de esperar que la situación desfavorable no lo lleve a la autocensura.