El retorno de Hernando de Soto al fujimorismo es visto por algunos como un arma importante de Keiko Fujimori en esta campaña, incluso un jale decisivo. Quienes piensan así se fijan sobre todo en la indudable capacidad para exponer sus ideas, centradas en la informalidad como lastre del desarrollo. Tema en el que De Soto ha demostrado ser convincente para muchos jefes de Estado en el mundo. Desde la perspectiva electoral la expertise de De Soto tiene algunos problemas. Su planteamiento es académicamente prestigioso, pero nunca ha sido fácil de explicar ante el gran público su planteamiento. Sus propios esfuerzos de irrumpir en la política electoral en base a esas ideas han atraído bases, pero luego han quedado por el camino. Como polemista De Soto no tiene parangón en el equipo fujimorista, lo cual ciertamente comprende a la candidata. Pero a juzgar por su entrevista en el programa Agenda Política el domingo pasado, no parece dispuesto a entrar a temas que no sean los suyos. Como si él hubiera reclutado a Fuerza Popular para volver a difundir sus ideas económicas en el país. Luego está el tema de su anterior paso por el fujimorismo. De Soto tiene datos y argumentos convincentes para sostener que en todo momento se mantuvo democrático e independiente. Sin embargo la explicación de esto se llevó buena parte de la hora de TV de Enrique Castillo. Sus críticos en campaña no van a ser tan cuidadosos con la imagen de su pasado político. ¿Qué espera la candidata que le aporte De Soto? Sobre todo un discurso que refuerce el ingreso de su campaña a nuevos bolsones electorales. Pero también una imagen con prestigio tecnocrático, de alguien más que dispuesto a entrar en polémica sobre el tema de la informalidad, que puede ser estirado hacia todo tipo de circunstancia. Todo lo cual puede a la vez funcionar como un estupendo pararrayos político. Los ataques que va a recibir De Soto (Mario Vargas Llosa debe estar preparando sus respuestas) reducirán el volumen de los que viene recibiendo Keiko Fujimori, hoy abrumada por cuestiones como la del financiamiento de sus estudios o la catadura de algunos socios en la campaña.