Sin comparamos la encuesta Ipsos de esta semana con la de fines de abril, en esta de mayo los agregados finales favorecen a Keiko Fujimori por tres puntos (42%-39%), pero nos resulta difícil discernir una tendencia en este salto. La encuestadora lo sigue considerando un empate técnico, y el 2.8% de diferencia sugiere que las cosas todavía pueden voltearse, varias veces. Ambos candidatos han ganado y perdido votos en el periodo, en algunos casos significativamente, y este avance de Fujimori ha sido sobre todo ganancia en el canje. Fuera de unos pocos saltos, todo ha sido pequeñas modificaciones que no invierten la relación ganador/perdedor. La gran excepción es que ahora Fujimori va primera en el ámbito rural, por cinco puntos. Así, los candidatos no solo están casi pegados, sino además entrelazados, con electorados en su gran mayoría relativamente estables. A estas alturas la impresión es que la cosa se decidirá por muy pocos votos y, por decirlo de alguna manera, en los mismos nichos de opinión. Conservar los votos está siendo tan difícil como conseguirlos. En estas circunstancias el casi 20% de votantes en blanco, viciados y que no precisan van a ser decisivos. Ninguno de los dos candidatos ha podido ganarle votos a este espacio de resistencia/indiferencia. Fernando Tuesta afirma que la cifra suele bajar a 8%, pero en esta elección específica esta actitud displicente podría estar más difundida. La encuesta Ipsos de abril mostraba que, si llegaran a tomar partido, esos blancos, viciados e imprecisos irían dos tercios hacia PPK. Pero eso era el mes pasado, claro. En cualquier caso ese desembalse siempre tiene los visos de ser un asunto de última hora. Mientras tanto la cosa es arrancharse los votos que ya parecían decididos. La mayoría de los análisis se concentran en los hechos de la campaña, eventos con capacidad de animar o desanimar a un votante. Probablemente tienen razón, al menos para una parte de las personas. Pero el balance de aciertos y de errores como medida puede explicar la volatilidad, pero no siempre explica las diferencias de opinión por sectores. Mientras tanto seguiremos con la dieta de destapes, jales, ofertas y cambios de palabras. Es un misterio cómo ese entreverado menú puede producir cambios en la opinión del público. Pero parece que lo hace.