El problema central de las segundas vueltas es la elección del mal menor. Lo que cambia es la orientación ideológica y política del mal menor y de los que votan tapándose la nariz. Todo esto depende del tipo de confrontaciones que se desarrolle en la segunda vuelta. 1. Hay dos tipos de confrontaciones electorales en las segundas vueltas: las que enfrentan a modelos económicos y políticos contrapuestos dentro de fuertes polarizaciones (2011) y las que enfrentan a fuerzas del mismo signo ideológico, sea por el cambio del régimen político (2001) o del modelo económico (2006), o la mantención del mismo (2016). 2. Cuando se enfrentan dos modelos polarizados el problema de fondo es cómo ganar al centro. Esto es lo que sucedió en el 2011 cuando Humala con la colaboración de Vargas Llosa logró atraer a Toledo para enfrentar a toda la derecha que apoyaba a KF. 3. Cuando los protagonistas de la segunda vuelta representan al cambio (de régimen político en el 2001 o de modelo en el 2006), la cuestión principal es atraer a la derecha o a sectores de ella. Es lo que hizo Toledo, quien triunfó sobre García en el 2001 con la diferencia de 7%. 4. Cuando se enfrentan las derechas, tal como sucede hoy (2016), el problema central para ellas es la atracción de los votantes de la izquierda sin que impliquen compromisos ni con ellos ni, mucho menos, con sus representantes. 5. En todas las segundas vueltas los que pierden tienen que escoger el mal menor. En las coyunturas de gran polarización (2011), es el centro el que toma la iniciativa. Vargas Llosa y Toledo optaron por Humala frente a la derecha y al fujimorismo. En las coyunturas de cambio de régimen político, la derecha tenía que escoger entre Toledo y García (2001). Al final le dio el triunfo a Toledo. En las coyunturas de cambio de régimen económico (2006), la derecha escogió a García (el cambio responsable) y votó por él tapándose la nariz (según la expresión de Vargas Llosa). 6. En las segundas vueltas se organizan con frecuencia coaliciones implícitas o explícitas. En el 2001, Toledo hizo una coalición implícita con el centro y sectores de la derecha; en el 2006, García recibió el apoyo gratuito de la derecha frente a Humala que era acusado de “chavista”. Una vez en el gobierno, García hizo una coalición implícita con el fujimorismo. Humala no organizó coalición alguna en el 2006. A lo Forrest Gump siguió corriendo en la segunda vuelta como si fuera la primera. El 2011, Humala y la derecha organizaron sendas coaliciones. Ante la incapacidad de KF, fueron las derechas políticas, mediáticas y empresariales las que organizaron una poderosa coalición para apoyarla. Vargas Llosa y Toledo hicieron lo mismo con Humala gracias al antifujimorismo reinante y a la moderación programática humalista. En el 2016 tampoco hay coaliciones. PPK está recibiendo el apoyo gratuito de los votantes de la izquierda y de los sectores antifujimoristas. Estos tienen que hacer algo que le cueste; por ejemplo, que establezca compromisos sociales y regionales.