Cuando el poder entra por la puerta (así sea trasera), la libertad sale por la ventana. Lo que pasará hoy en las elecciones peruanas es como lo ha dicho con todas sus incómodas letras el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, es propio de una semidemocracia. Y no ha sido solo a título personal sino institucional como aclaró la OEA (http://goo.gl/tzztw4). Y por más ninguneo y vapuleo a Almagro o a la OEA por parte de los políticos interesados en seguir sosteniendo la pseudo libertad que nos venden ellos y el JNE. Lo cierto es que tras este proceso electoral el Perú ha perdido ya bastante. Ha perdido en idoneidad y confiabilidad de sus organismos electorales. El JNE y el JEE han quedado desnudados en su parcialidad y privilegios para perdonarles la vida a unos partidos y candidatos y no a otros. La democracia peruana es a partir de la performance política e injerente del JNE y el JEE, más pobre y decadente. Távara y compañía han contribuido a devaluar nuestro Estado de Derecho, a degradar nuestra democracia. Cuando el JNE decidió no sacar de carrera electoral a Keiko, Kenji y el fujimorismo en pleno, cuando el JNE decidió no aplicar la misma ley que sacó de carrera a Acuña por las mismas razones de ley, el JNE decidió entre quiénes quería que los peruanos elijamos para presidente (http://goo.gl/eTCnSG). Cuando el JNE no sacó al Apra de carrera (https://goo.gl/oTSpo7) al no aplicarle la misma rigurosa ley que aplicó a Julio Guzmán eliminándolo del proceso electoral, el JNE, Távara y toda su corte, se atribuyeron el poder de elegir por nosotros las opciones entre las cuales los peruanos estaríamos luego obligados a elegir. Y eso es una grosera restricción de nuestras libertades cívicas y políticas. Es un grosero intervencionismo político de los organismos electorales en el proceso electoral que tenían por principal misión llevar a cabo de manea neutral e imparcial. Podrán insultar mil veces a Almagro o a los medios extranjeros que ven las cosas con mayor claridad que muchos interesados partidarios y políticos en el Perú (http://goo.gl/A1MfVC), podrán decirles que no tienen que intervenir, podrán escupir un millón de veces al techo de vidrio, solo para tener que sentir cómo esos fragmentos se nos clavan en la democracia que ha quedado herida. Podrán decir, los interesados, que el show continúa, que hay otros candidatos o candidatas, que el proceso es indetenible, que unos exageramos al pronunciar la palabra fraude, que es más por inoperancia que intencional lo que ha hecho el JNE, pero lo cierto es que los peruanos que no tenemos un interés partidario particular (y por ello podemos mirar sin anteojos interesados) vemos con claridad cómo nos han robado un poco de libertad, cómo la ley ha sido usada por los organismos para manejar nuestra voluntad. Ellos han hecho el menú a su antojo o contubernio y ahora nos pretenden convencer de que somos libres de elegir el plato que queramos, nos quieren convencer de que eso es democracia, libertad y ejercicio de la voluntad. Falso. Farsa. Fraude. Elegir de entre quienes el JNE ha decidido previamente, inaplicando el mismo rigor de ley para todos es un asalto a nuestro derecho, un recorte a nuestra libertad y un abuso del poder que tienen sobre la ley. Ciertamente a quienes siguen en carrera no les conviene pronunciar la palabra que este proceso del JNE merece. Ciertamente quienes se han beneficiado de más del tercio de votantes que fueron dejados sin candidato han dicho poco o nada de lo que en otras circunstancias, si estuvieran ellos en esos pellejos o mirando desde la tribuna, habrían dicho. Gane quien gane este domingo la legitimidad de su victoria será puesta en duda. Digan lo que digan todos hemos sido ya afectados por la irresponsabilidad, parcialización, injerencia política y condenable actuación del JNE y el JEE. Gane quien gane todos hemos perdido ya. No hay que rendirse sin embargo, no hay que transar ni doblegarse porque quienes tienen el poder en sus manos y bajo su responsabilidad usen la fuerza de la ley para atropellarla, para violarla, para aplicarla interesadamente, irresponsablemente. Al contrario, debemos usar los mecanismos y herramientas que nos da la democracia y el Estado de Derecho para llevar a proceso a quienes lo merecen, a quienes han dañado y viciado este proceso. Deberán ser juzgados como corresponde. Algún día. Quizás no en el siguiente gobierno, pero en el próximo. Távara y sus amigos no deben olvidar que dos de los hombres más poderosos están encarcelados. Dos de los hombres que mayor poder tuvieron en la historia reciente del país, que jamás imaginaron en sus peores pesadillas que llegaría un día en que todo el poder que los hacía creerse intocables, cesaría. Que llegaría un día en el que sus fechorías, delitos y atropellos contra la patria, su salud institucional, legal y moral serían puestas en una lista de condena. Távara y sus amigos deben seguir sudando de miedo (http://goo.gl/JjD0Ks) porque no hay gran poderoso que no haya caído o esté por caer. Todo se paga. Aquí, en tierra. Y lo que ellos hicieron tendrán que confesarlo o pagarlo. Temprano o tarde deberán pagar el gran daño infligido al Perú.