Benjamín Edwards (*) Qué suerte tiene Miguel Hilario y qué preocupados deben estar los estrategas de Keiko Fujimori. No hay mejor oportunidad de darse a conocer que hacerlo a costa de alguien mucho más famoso. El foro es inmejorable: el debate presidencial de hoy domingo. Él tiene mucho por ganar y ella mucho que perder. Hilario sabe que este es el momento para tirar toda la carne a la parrilla con tal de que la población lo conozca. Keiko, si comete un error, por muy pequeño que sea, será para endosarlo como un voto a algún competidor. Todo el mundo sabe quién es Keiko y muy pocos que Hilario tiene una historia ejemplar: nacido en una canoa en el Ucayali, de origen shipibo-conibo, con estudios básicos, trabajó de conserje e ingresó al Seminario Teológico Andino, viajó a Estados Unidos donde estudió en Sonoma, Oxford y Stanford siendo hoy Doctor y candidato a Presidente del Perú. También sabe de economía y antropología, conoce el Perú profundo y también los beneficios de la economía de mercado. Comprende la importancia de la educación en el progreso porque se benefició de ella hasta llegar donde está hoy. Fujimori, en cambio, tiene muy poco que contar, puede hablar de cosas que no ha hecho o de las que piensa hacer, pero ninguna basada en un mérito propio. En una campaña donde los programas no obedecen a un ideario político estructural, sino a la ideología personal del candidato, Hilario puede ahondar mucho en su relato y diferenciarlo a su favor del de Fujimori. Los estrategas de Fuerza Popular deben estar viendo cómo manejar la situación, pero lo cierto es que Hilario sabe que esta será su primera y última oportunidad para estar en boca de todos. De todos los debates, lejos, este será el más interesante. (*) Escritor. Socio fundador de la agencia Tribal 121.