Narrativa. Joe Iljimae ha publicado un libro de nueve cuentos cuyos personajes juveniles han pedido toda inocencia.,Fernando Carrasco Historias incubadas de odio, venganza y sexualidad. Personajes juveniles poseídos de no poca violencia y frustración, son los que presenta Joe Iljimae en su libro de cuentos Los Buguis (Paracaídas editores), un conjunto de nueve textos con que el joven autor se echa a transitar por los senderos de nuestra narrativa. Iljimae (Lima, 1990) ha seguido estudios de Periodismo en la Universidad Peruana Unión y ha laborado en diferentes medios de comunicación. Como escritor, ha sido premiado en certámenes como el Concurso “Premio Copé de Cuento” y en “El Cuento de las Mil Palabras” de la revista Caretas. Los Buguis, en la mayoría de sus cuentos, muestra un narrador protagonista. Sus estructuras son casi siempre lineales y sencillas. El cuento “Santa María Goretti” es uno de los más extensos y cuenta con una estructura más elaborada. Se percibe cierto esmero en el manejo de la prosa. Resulta interesante el uso de la jerga juvenil. Una jerga de nuestros días, chispeante y con algunos matices. Sin duda, esto es uno de los aspectos más destacables del libro. No obstante, juegan en contra del texto la presencia de errores tipográficos, algunas cacofonías y expresiones que suenan afectadas en boca de sus protagonistas: “Parecían pequeños ósculos de sangre” (p. 13) o “Eso era todo, el algoritmo de una simple transacción humana” (p. 70). Los personajes de Los Buguis son niños y adolescentes marcados por la orfandad y la pobreza. Esta condición de los protagonistas los arrastra a la calle, un espacio donde impera la violencia. Allí tomará forma, en su mundo interior, el odio, la traición y la sed de venganza. Estos muchachos se muestran identificados con el escenario sórdido y precario donde se desenvuelven. Un universo que se rige con códigos propios, donde la traición siempre se castiga con la muerte y la solidaridad entre los miembros de la pandilla es muy importante. En el final del cuento que da título al volumen, Los Buguis vengan la muerte de uno de sus integrantes asesinando a un chico que pertenecía a la pandilla enemiga. En el cuento “Nunca te olvides de morder”, leemos: “Pero igual estábamos satisfechos de vivir dentro del barrio. Nos gustaba. Era un lugar decadente y estrecho como nuestro corazón (p. 120). Los personajes odian todo aquello que les ha sido negado: el amor familiar y una educación esmerada. No se someten ante ninguna autoridad. Ven a los adultos como enemigos y, a su manera, han decidido dar muerte a la figura del padre, a quien se desprecia o se teme, pero nunca se respeta. Solo les queda como refugio la soledad de su niñez. En el cuento “Mayta”, leemos: “Por eso, su único consuelo en este mundo era la niñez, aunque sabía que tarde o temprano llegaría a ser adulto. Esto le angustiaba mucho, sin embargo, hacía como si la cosa no fuera con él” (p. 83). Otro tema que aborda el libro de Joe Iljimae es el despertar sexual, ámbito que tampoco se exime de estar vinculado a la violencia. No todos los cuentos poseen el mismo vuelo estético. Algunos presentan escenas irrelevantes o información reiterativa que extienden las historias de manera gratuita. El cuento “¿Alguien me quiere sacar los demonios?” presenta una historia sugerente, pero parece haber sido escrito, de inicio a fin, mirando de soslayo el cuento “Macario”, de Juan Rulfo. El libro pudo haber prescindido sin problemas del cuento final titulado “Todo está muy bien”. Los Buguis de Joe Iljimae es un buen debut literario que se enmarca dentro de lo mejor de nuestra tradición urbana marginal cimentada por autores como Congrains, Ribeyro, Oswaldo Reynoso y otros.