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Domingo

Tania Vásquez: "Los jóvenes migran no solo por desesperanza, sino porque la oportunidad está abierta"

"Cuando hay una crisis económica, las personas toman la decisión de la emigración como la manera de resolver un problema".

"La adaptación tiene que ver con la condición en que uno emigra. Si emigras para estudiar, las condiciones de vida están un poco resueltas". Foto: Marco Cotrina - La República
"La adaptación tiene que ver con la condición en que uno emigra. Si emigras para estudiar, las condiciones de vida están un poco resueltas". Foto: Marco Cotrina - La República

El 2023 acaba con casi medio millón de peruanos que se han ido del país por diversas razones, pero sobre todo porque no sienten que tengan en el Perú las condiciones para un mejor proyecto de vida, ya sea por la coyuntura económica o política. Una tendencia que crece año tras año. Tania Vásquez, socióloga e investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), traza aquí una radiografía de la migración peruana con datos y cifras, y señala que las redes tejidas en los países de destino, por los peruanos que se fueron antes, hacen más fácil la partida de los nuevos migrantes.

Los peruanos están volviendo a irse del país. ¿Estamos viviendo un nuevo ciclo de migración como ya ocurrió en los años 80 y otros momentos de nuestra historia reciente?

Hemos tenido diferentes momentos de emigración. Hubo un momento importante alrededor del 2000 que luego tuvo un declive. Volvió a repuntar el 2007, año en que tuvimos otro gran contingente emigrando. En el 2017, 2018 estábamos en ascenso con otro ciclo de migrantes y llegó la pandemia. El ciclo se truncó porque la movilidad global se limitó. Pero otra vez el 2021 empezó a crecer. Porque estos ciclos los actúan las personas y tienen generaciones. Hay generaciones que ya salieron y son los padres. Los hijos salen cuando ya alcanzan la adultez. Hay ciclos, pero también hay algo que llamamos las razones de periodo: periodos en los que los mercados laborales se van transformando y se genera otro impulso nuevo. En este periodo teníamos esta tendencia, pero también hay una generación que está más conectada, que tiene la experiencia de padres, tíos, abuelos que han emigrado, que tiene contactos…

Y es un poco más fácil emigrar para ellos

Exacto. Hoy la probabilidad de emigrar es mayor. Ha ido incrementándose y eso tiene que ver con las redes sociales de la migración (los lazos que forjan los migrantes afuera).

Tras la pandemia, ¿los peruanos se van del país solo por razones económicas?

La pandemia explica muchas cosas. Había un ciclo económico importante en que el Perú estaba viviendo, la experiencia de una mejor posición económica, por lo menos en indicadores macro. Ocurre que cuando hay una crisis económica que afecta a los hogares, las personas toman la decisión de la emigración como una manera de resolver un problema. Y eso pasó con la pandemia. Todos los estudios que estamos examinando sobre indicadores económicos de diferente tipo indica que ahora, si bien se ha superado los momentos más duros de la pandemia, aún no se ha recuperado el nivel previo a la pandemia. Entonces hay un déficit para los hogares, y hay un elemento que es el de recuperar el nivel de ingresos. La emigración siempre ha sido, desde los ochentas, una posibilidad de recuperar eso. Pero no necesariamente la decisión de emigración está motivada por un afán de resolución de una crisis, sino que hoy los jóvenes y los adultos están más conectados a redes de emigración, pero también a redes institucionales, que es todo el sistema educativo internacional. Las universidades cada vez tienen más convenios, cada vez es más posible emigrar y hay todo un aprendizaje que se va acumulando. A veces es más sencillo estudiar en el exterior que hacerlo aquí, porque aquí es bastante cara la educación superior.

¿Quiénes están migrando?

Está emigrando el grupo más joven, de 19 a 29 años, pero también las personas de mediana edad, de 30 a 49. En el grupo de adultos mayores, están saliendo sobre todo mujeres. A diferentes edades, son diferentes razones. Cuando son en edad laboral, de 19 a 29, pueden ser razones de estudio o trabajo, pero en el grupo de mujeres y hombres entre los 30 y 49 están los mercados laborales segregados por sexo. Por ejemplo, hay mercados laborales más atrayentes para emigrantes mujeres porque hay transformaciones en las sociedades a las que van, como España, Italia, en donde, como la población está envejeciendo, la posibilidad de cuidado a menores o mayores en el hogar es mayor. Lo mismo Chile, Argentina. No es que tengan que trabajar solo en eso, pero esas son las características de los mercados laborales ahora. Y la migración intrarregional, dentro de América Latina, se ha hecho fuerte en los últimos años, aunque Estados Unidos sigue siendo el destino más importante.

He visto que muchos peruanos están migrando por la inseguridad ciudadana, incluso porque aquí son extorsionados

No tenemos en el Perú encuestas específicas para averiguar con una validez estadística ‘este es el porcentaje que se va por esta razón’, pero sí sabemos por estudios cualitativos y sondeos de hace unos meses sobre la posibilidad de emigrar, que un tipo de movilidad está causada por huir de un contexto inseguro como pagar cupos o ver un peligro para la seguridad física. Entonces, tiene que buscar otro lugar en donde trabajar o producir. Eso lo he visto sobre todo para migración interna. Es decir mucha gente del norte, de Trujillo, se vienen a Lima o van a ciudades más tranquilas. Gente con negocios muy pequeños o vinculados al transporte. Es un tema a examinar con detalle.

Aproximadamente medio millón de personas se han ido este 2023. ¿La tendencia es creciente para los próximos años?

Parece que sí hay una tendencia de que va a ser más importante que lo observado en los años pasados. Los peruanos y peruanas que han salido de forma regular a través de un control migratorio y todavía no habían regresado a agosto de 2023 son alrededor de 415.000 personas. Eso es tres veces más de los que salieron en 2021. El salto ha ocurrido entre 2021 y 2022. Hay que esperar el consolidado del INEI, porque ellos corrigen los errores de subregistro o registro.

Usted estudió en Estados Unidos y vivió la experiencia del migrante. ¿Qué es lo que enfrenta un migrante en otra sociedad?

En un momento de mi vida yo fui una emigrante por estudios. En mi caso, allá uno le pone más atención a lo que pasa en su país, sobre todo los científicos sociales, estamos todo el tiempo conectados leyendo las noticias. Y la adaptación tiene que ver con la condición en que uno emigra. Si emigras para estudiar, las condiciones de vida están un poco resueltas, porque tienes tus labores muy claras, tus objetivos muy claros, un soporte económico si tienes una beca. La universidad te protege. Entonces, no tienes que lidiar con el tema de la sobrevivencia. En cambio los migrantes laborales si tienen que hacer un proceso de adaptación más duro. Si van por su propio proyecto de trabajo tienen que resolver problemas institucionales complejos, como la salud. Dependiendo del país hay sistemas de protección social más acogedores con las personas. Por eso hay migración de adultos mayores. Porque si hay familiares que ya han emigrado, lo que se busca es que los adultos mayores del país de origen puedan acceder a esos sistemas que tienen más cobertura para las personas.

En una encuesta de este año del IEP veía que el porcentaje de jóvenes que se quieren ir se ha duplicado respecto al 2022, porque creen que el país no va a mejorar en los próximos años. Están desesperanzados.

Esta tendencia de los jóvenes que ya no necesariamente deciden hacer su vida adulta en su país de origen viene de hace una década. Si hubiéramos hecho una encuesta en el 2018, 2019 a estudiantes de colegio, sobre todo privados, sobre donde preferirían estudiar o trabajar, podrías ver una proporción muy alta que ya pensaban que su futuro no está en su propio país sino en otro. No solo por la desesperanza, que debe ser un factor, sino porque la oportunidad está abierta. Siempre, en todos los países, la migración por trabajo o estudios siempre ocurre entre los 15 y los 30 años. Ese es el perfil estándar.

Aunque la migración al exterior es el síntoma de que algo no anda bien en el país de origen, usted señala que hay algunos aspectos positivos en irse. Por ejemplo, ver que en otros países las instituciones funcionan y hay una noción mayor de lo que es ser ciudadano.

Eso es un cambio importante, es una contribución de la migración internacional. Por comparación las personas que salen conocen qué derechos le asisten en una sociedad que respeta los derechos humanos y otros derechos básicos. Esas nociones de ciudadanía, que quizá se aprenden en otra sociedad, empiezan también a difundirse por las redes sociales de emigración. Las redes sociales de emigración son colectividades de personas conectadas por lazos de diferente tipo: pueden ser familiares, de tipo profesional, o de vecindad o barrio, lo que une a las personas. Hay otras contribuciones de la migración. Por ejemplo, para las mujeres la migración también sirve para resolver problemas cuando viven contextos de comportamiento opresivo o de violencia. El poder moverse es una estrategia para salvaguardar su bienestar y el de su familia.

Los peruanos en el exterior, unos 3 millones, envían remesas a sus familias. ¿Qué tan importante es esa cifra para la economía del país?

De acuerdo con los cuadros estadísticos del BCRP más recientes, las remesas del exterior en el 2022 fueron de 3.708 millones de dólares. En 2023 será un poco mayor ya que han venido recuperándose desde finales de la pandemia. Por ejemplo, en 2021 estas fueron de 3.608 millones de dólares. Y en cada uno de los tres trimestres ya registrados de este año, estas remesas han sido un poco más altas: US$993 millones en el trimestre I del 2023, de US$1.094 millones en el II trimestre y US$1.152 millones el III trimestre. Si asumimos que en el IV trimestre serán igual que en el IV trimestre del 2022, o sea 987 millones de dólares, este año, sumando los 4 trimestres, tal vez serían US$4.226 millones, más o menos 1,7% del PBI.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.