Sí, ya lo sabemos. Tú eres de aquellos esclarecidos que nunca votaron por el mal menor, que siempre supieron todo lo que sucedería (incluso, oh prodigio, antes de que Odebrecht comenzara a operar en el Perú), que piensa que todos son igualititos de corruptos y que ahora quiere que todos se vayan juntitos al cuerno para que por fin se limpie la política de tanta podredumbre. Lo sabemos. Pero también sabemos un pequeño detalle: casi siempre que chillas contra la corrupción, jamás le pones énfasis a la que se levantó al país en peso durante diez infames años o, peor aún, te empeñas en intentar demostrar que aquello no fue corrupción, sino tan sólo el precio que tuvimos que pagar por la “pacificación”, mientras que los corruptos de ahora son poco menos que "chaposguzmanes" disfrazados de demócratas. Tratas de disimularlo, pero se te ve el fustán, aunque siempre comiences tus peroratas diciendo "no soy fujimorista, pero…". Sobredimensionas las faltas de todos los otros con tal de pasarlos en el mismo rasero y, por supuesto, le saltas a la yugular a todo aquel que ose decir que la maquinaria de corrupción que armó el gobierno de Fujimori y Montesinos –porque ambos gobernaron, no lo olvides– fue tan grande e infecto, que cualquier otra corruptela se queda chiquita, por muchos millones que haya en danza. Y que quede claro (porque siempre juegas a la confusión en este asunto), nadie insinúa que la corrupción de unos sea más aceptable o menos grave que la de otros. Todos los sospechosos deber ser investigados, llámense AG, llámense Keiko, llámense Humala, llámense Villarán o llámense PPK. Y si son hallados culpables –a través de un debido proceso, no con la pantomima que han armado tus chicos de la mototaxi– deben ser severamente castigados, como lo fue el hoy preso en la Diroes. Pero de allí a avalar todo lo que ocurrió en el período del fujimontesinismo y convertirse en el Torquemada de los corruptos de hoy hay un trecho inmenso, porque aquella fue una maquinaria creada para corromper, pisotear derechos humanos, violar instituciones y perpetrar cualquier trapisonda con tal de asegurarse el poder y llenarse los bolsillos de plata, mientras los que Odebrecht corrompió –que lo hizo– fueron individuos codiciosos que traicionaron el mandato popular por un (suculento) plato de lentejas. ¡Incapacidad moral!, gritas, como si aquellos que hoy quieren vacar al presidente fueran todos unos santos varones cuando casi no hay uno que no tenga su atestado y como si sus expedientes en el Poder Judicial no fueran un muestrario de todos los delitos del Código Penal. ¿Es culpable PPK? Los indicios son muchos y debe investigársele (merece un proceso limpio, no una vendetta como la del viernes), pero causa gracia que tú y tus congéneres se rasguen las vestiduras, cuando al lado de lo ocurrido en el decenio infame, y después de la cantidad de dinero que se levantaron, no sólo PPK, sino el hoy preso Humala y el fugado Toledo son casi unos pájaros fruteros. ¿Quieres vacar a PPK por mentir? ¿Te imaginas cuántas veces hubiera tenido que ser vacado por incapacidad moral el hombre del bacalao? Pero te tragaste sus cuentos sin asco y también el hecho de que le regalara quince millones verdes a Montesinos para que se fugara bien lejos cuando les cayó la quincha y que, luego, los devolviera sin explicar de dónde podía tener tanto dinero un presidente que ganaba dos mil soles mensuales. También, por cierto, te pareció de lo más natural que, con sus dos mil soles, pudiera gastarse un millón en educar a sus hijos en Boston. Ahora eres el que más grita contra la terrible corrupción reinante y quieres entregar en bandeja al país en manos de los facinerosos que han hecho lo posible por promover la ingobernabilidad y que han blindado a cuanto corrupto ha asomado en sus filas, comenzando por el indescriptible Joaquín Ramírez, investigado por la DEA, nada menos. Te escandalizas por los dichos de Marcelo Odebrecht, que valen sólo cuando echa a los otros, pero no a la lideresa del partido de tus amores. Miras la paja en el ojo ajeno y ni pestañeas con la tremenda viga que crece en el tuyo. Bueno, pues, es hora de que sepas que, en este momento, todos estamos asqueados con la podredumbre de nuestra clase política, pero, lo siento, también con la tremenda con... ciencia que te manejas. Casi siempre que chillas contra la corrupción, jamás le metes énfasis a la que se levantó al país en peso durante diez infames años...”