La escritora peruana presentó la reedición de su primera novela, ahora de la mano de Penguin Random House. ,Ella existe. Cae y se arrastra. Está de nuevo de pie. Se mira en el espejo y no sabe quién es. No hay puertas. Solo un agujero. En su reedición, "Ella", libro de la escritora peruana Jennifer Thorndike, ha vuelto a dejarnos agonizando. Ha sellado la válvula de compuerta de cada arteria y se ha ido. Conversamos con ella para intentar encontrar la salida. La sutileza en este tipo de historias no se ve a menudo. Pero en "Ella" hay una mezcla importante, hasta el punto de querer ser un personaje más. ¿Cómo ha sido su desarrollo? Querer ser un personaje más del libro es clave. Si esta historia ha tocado a los lectores es porque de alguna manera la sienten cercana. Todos nos enfrentamos a conflictos familiares frecuentemente, quizá hasta a diario. No solo puedes querer ser uno de los personajes, o identificar a alguien que conoces en ellos; sino que también puedes querer salvarlos. Para escribir una novela como "Ella" hay que mirar alrededor y tratar de internarse en lo más doloroso de las relaciones que tenemos. El personaje de la hija es el péndulo de la historia, golpeando su presente, su pasado. ¿Ha sido muy complicado entrar en la mente del personaje? Estos personajes existen, están en todas partes, solo que no siempre se muestran ante todos. Soy muy observadora, también son una investigadora vehemente. Me meto tanto en la psicología de cada uno de mis personajes que yo misma me siento afectada cuando escribo. Y a la vez quiero que el lector lo entienda, que sienta que lo odia o le repulsa o, inclusive, que sienta pena o cólera y le den ganas de gritarle que haga algo para cambiar su situación. Esa relación psicológica con su gemelo, como si fuera él un espejo de todo lo malo que ve en ella. Me parece una línea acertada. El gemelo sirve como una proyección de todo lo que ella no tiene y de toda su desagracia. Él logra escapar físicamente, ella no. Ella lo envidia y lo odia, pero también hubiera querido estar con él para compartir ese destino al que los dos estaban condenados. Ella le reclama porque la dejó sola con una madre abusiva y manipuladora que le impidió tener una vida propia. Creo que, aunque en diferentes situaciones, todos nos hemos sentido con derecho a reclamar lo que más nos duele a las personas que consideramos más cercanas. E incluso culpar. En la literatura existen espacios donde los personajes respiran, así los estén asesinando. Pero tu decisión es dejarlos en un colapso constante. No sé si caigo en el error o en el acierto. En el colapso total. Mis personajes se paralizan por la angustia, se desesperan, se hacen daño. Sienten todo el tiempo, sienten todo lo que hay a su alrededor. ¿Acaso no es así como muchas veces somos? Inclusive en los momentos felices, hay una sobre excitación ante los estímulos. Quiero que mis personajes no tengan respiro porque quiero que el lector también se quede sin aire. Que lea la novela y se sienta golpeado en cada línea. ¿Hay un puente comparativo entre Esa muerte existe y esta reedición? Sin duda. Quiero hablar sobre el lado difícil de la vida. Y esto es entrar en lo sentimientos más oscuros, los que nos duelen más, los que nos avergüenzan y queremos ocultar. Si se quiere huir de ellos, estas dos novelas los ponen en el escenario para que se tengan que enfrentar. Quiero mostrar lo que se prefiere ignorar. Pienso que en un thriller el primer asesino es el autor. Y lo digo desde un aspecto literario. ¿Se pierde mucho el control? El único momento en que pierdo el control es cuando escribo frenéticamente porque estoy sintiendo lo mismo que siente el personaje. Es insano, yo he llorado o no he podido dormir cuando he escrito una novela. Me entrego a ella. ¿Tienes algún gusto por mantener a tus personajes encerrados? No necesariamente en una cárcel. Los espacios cerrados me gustan porque es ahí donde ocurre lo más terrible. Y donde se oculta. Además mis personajes no solo están de verdad encerrados dentro de un espacio del que les cuesta salir, sino que tampoco pueden escapar de ellos mismos. Fracasan constantemente en este intento. La sensación de querer escapar y el fracaso es muy común. ¿Hasta cuándo podemos volver a comenzar? En "Ella" esa pregunta está presente todo el tiempo. El libro es un manojo de miedos y de otros sentimientos que a diario los podemos sentir. ¿Hay algún personaje que todavía circule por tu mente? Hay muchos personajes de los que quiero hablar, muchos sentimientos que, como dices, están presente en nosotros, pero de los que nos cuesta hablar. Y siempre quiero crear personajes en los que podemos reconocernos, pero que no son nuestra mejor versión. Quizá nos alguna vez hemos sentido lo que ellos han sentido, pero nos cuesta reconocerlo. Y hablando de tus personajes, ¿los encuentras o ellos te suelen encontrar a ti? Los busco todo el tiempo. Los imagino, los veo y los siento. Luego escribo y espero poder trasmitir todo lo que he imaginado. ¿Vas a seguir escribiendo thrillers o puede haber alguna novedad para otras novelas? Creo que en este caso, los thrillers me han encontrado a mí. No tenía planeado que las novelas encajaran en este género, pero mientras escribía iban encontrando ese camino. Quizá es porque la muerte, el deseo de evitarla o de muchas veces encontrarla, nos atormenta en diferentes momentos de nuestras vidas. Y me refiero a tener la consciencia de que vamos a morir y de no saber si hay algo después de eso o que quizá no haya nada. A mí esa idea me atormenta. Evito pensar en ella todo el tiempo, pero aparece en mis novelas. Bolaño decía que le daba rubor leerse después de tiempo. ¿Cómo ha sido en tu caso? Sí, un poco de rubor, pero también cariño. Lo bueno es que siempre se puede mejorar. Releer, repensar y corregir. En la vida no siempre tenemos la oportunidad de hacer eso.