La psicología humana y cómo afecta a las decisiones financieras
Descubre cómo nuestras emociones pueden influir de manera significativa en nuestras decisiones financieras y aprender a evitar errores comunes al tomar decisiones económicas importantes.

Las emociones afectan mucho más de lo que creemos a la forma en la que decidimos qué o cómo hacer ciertas cosas. Cuando se trata de decisiones con un fuerte peso económico o financiero como una gran adquisición o una inversión, no siempre somos capaces de pensar de forma racional, y ese elevado peso emocional que se introduce en nuestras cabezas nos lleva a constantes errores.
En el caso del trading, donde las decisiones financieras deben ser racionales, pero rápidas, las emociones solo sirven para jugarnos malas pasadas. Hoy vamos a revisar esa relación que existe entre la psicología y la economía o las finanzas para poder distinguir cuándo las emociones están pesando demasiado en las decisiones y terminan siendo una barrera para decidir lo mejor para nuestra economía.
La psicología humana y las decisiones financieras
Los expertos recuerdan que el cerebro humano se desarrolló hace miles de años para resolver problemas distintos a los que debe afrontar hoy. La forma en la que pensamos está muy influida por ese racional miedo a morir o por el instinto de supervivencia. Esa manera de valorar los pros y los contras de las cosas no ha cambiado. Y si antes era útil, ahora, a veces, es un problema.
Ese mismo cerebro que nos ayudaba a sobrevivir en un entorno hostil es el que debe ayudarnos a tomar una decisión financiera, sobre todo en el caso del trading. Digamos que la forma de operar de nuestro cerebro no facilita esas decisiones rápidas y de riesgo que exige el trading porque las reduce a un instinto básico de supervivencia.
Eso provoca que algunas decisiones financieras se valoren con un sesgo conductual que termina siendo una trampa. Al final, nuestro cerebro tiende a sobre protegernos y se vuelve mucho más defensivo de lo necesario, por lo que nos imposibilita tomar decisiones rápidas y certeras en situaciones financieras determinadas como puede ser el trading. De hecho, a esta forma de pensar y a cómo evitar estos sesgos conductuales se dedica una rama de la psicología que se denomina psicología financiera o behavioral finance, en inglés.
Dicho de otro modo, en la medida en que el peso emocional de una decisión aumenta, por ejemplo, en situaciones de ansiedad, inestabilidad o nerviosismo, como cuando hemos de tomar una decisión rápida o una decisión importante, lo más probable es que nuestro cerebro salte a modo supervivencia y el sesgo emocional arrase con todo. Vamos, que lo racional deje paso a lo emocional y nos equivoquemos.
Todo esto, como decimos, está estudiado en esa rama de la ciencia que se combina con la psicología para analizar la forma en la que las emociones terminan siendo una parte demasiado elevada de nuestras decisiones financieras. Su objetivo es entender y predecir mejor la manera en la que las personas tomamos ciertas decisiones.
En el caso de las decisiones financieras el componente racional de las matemáticas debería ser el de mayor peso. Sin embargo, al introducir en la ecuación el miedo al error o la necesidad de tomar una decisión con rapidez, las emociones pesan tanto que arrastran lo racional. Ahí es donde se desarrolla la psicología financiera, pues se pretende estudiar la parte emocional de una decisión económica para poder controlarla y que no sea la que asume la mayor parte del peso final. Por ese motivo, a la psicología financiera también se la denomina economía del comportamiento.
Un poco de Historia en la psicología y las decisiones financieras
Pero no es del todo un concepto nuevo, pues Adam Smith ya habló en su obra “Teoría de los sentimientos morales” (1759) cómo las emociones sociales intervienen en nuestras interacciones con quienes nos rodean.
Curiosamente, en el siglo XIX los economistas se centraron en investigar esa parte racional de las decisiones financieras y se olvidaron del estudio del comportamiento. Creyeron que en el trading los inversores saben lo que quieren, usan la información a su disposición para conseguir sus objetivos y comprenden los riesgos y beneficios de sus decisiones financieras.
Y se equivocaron. Por eso se ha vuelto al estudio de la psicología en las decisiones financieras: porque muchas veces los inversores utilizamos de forma incorrecta la información y no entendemos bien los riesgos que podemos asumir con una decisión financiera.
Y no se trata sólo de las barreras psicológicas del trading o de las decisiones financieras de cierto calado que tomamos desde un punto de vista individual, sino considerando también cómo nos influye el entorno y esa educación financiera que tenemos y que también pesa en la parte emocional de nuestras decisiones financieras.
¿Cómo influyen las emociones en las decisiones financieras?
Las decisiones que tomamos generan estímulos positivos o negativos que reafirman esas mismas decisiones. Si asumimos una inversión de mucho riesgo, nos costará recibir un estímulo positivo porque vendrá sesgado por el miedo a perder dinero. Esas emociones como pueden ser la confianza, la alegría o el miedo resultan determinantes en las decisiones de inversión o trading. Pero también hay un sesgo procedente de experiencias pasadas, creencias y conocimientos que tiene un peso.
Por lo tanto, en nuestras decisiones financieras se suma el peso de los pensamientos y de las emociones. Así, para poder hacer trading o tomar las mejores decisiones financieras debemos ser capaces de gestionar nuestras emociones, de evitar los excesos de confianza tras una buena operación, mantener una estrategia de inversión, cambiar las tácticas y ajustarlas a cada inversión, así como dejar que las emociones y pensamientos formen parte de las decisiones financieras, siempre cuando sean asertivos y no se conviertan en barreras.
Los sesgos de comportamiento como barreras en las decisiones financieras
Lo que siempre debemos evitar es que se introduzcan sin control en nuestras decisiones financieras esas creencias inconscientes o sesgos de comportamiento que terminan echando por tierra todo el trabajo racional sobre el que se sustenta una operación de trading, por ejemplo. De ahí la importancia de conocer los sesgos de comportamiento que más nos afectan para mantener nuestra salud financiera y gestionar bien las finanzas familiares o personales.
Cada inversor puede tener sus propios fantasmas, pero los dos más habituales entre todos los que hacen trading son el miedo a las pérdidas y el comportamiento gregario o de manada.
La aversión a las pérdidas es un sesgo muy complicado de gestionar porque el miedo es irracional, pero pesa mucho en nuestro subconsciente. Así, muchos inversores dan muchas vueltas a sus operaciones de trading porque valoran más la aversión a las pérdidas que la posibilidad de ganar dinero (buscar ganancias).
Por ejemplo, en estos tiempos de tipos al alza evitar la renta fija y aceptar depósitos que apenas ofrecen rentabilidad, o en periodos de bajos tipos de interés, mantenerse en activos de baja rentabilidad y evitar la bolsa, siempre por el miedo al riesgo.
Otro ejemplo claro es el de evitar productos o activos financieros nuevos por no querer aprender o porque al ser menos conocidos nos generan más incertidumbre, como los contratos por diferencia o CFDs, los fondos cotizados o ETFs o, más claro aún, todas las posibilidades que ofrecen las inversiones en cripto activos
El segundo sesgo psicológico más habitual entre los que hacen trading es el comportamiento gregario o el sentimiento de invertir donde lo hace todo el mundo para sentirnos más arropados. Suele ocurrir cuando unas acciones se hacen populares o se ponen de moda y todos los traders entran en el valor sin estudiar previamente si encaja con su estrategia o en su nivel de riesgo.
También ocurre por el miedo a perderse algo o fear of missing out (síndrome FOMO) que dicen los anglosajones. Esto ocurre cuando los medios hablan mucho de un activo que está en alza y que ‘podría hacernos ricos a todos’. El valor entra en una peligrosa burbuja que alimentan los últimos inversores que van entrando y que sólo beneficia a los que entraron primero. Cuando la burbuja es insostenible y termina por estallar siempre perjudica a los últimos en llegar, pues son los que han comprado más caro y los que más pérdidas asumen.
En cambio, los primeros en entrar hicieron los deberes, identificaron una buena inversión y compraron barato. Por eso es importante invertir en una buena cultura financiera, porque no podremos ganar dinero si esperamos a que otros, por muy profesionales que sean, nos digan dónde y cuándo invertir, o si esperamos a ver lo que hace la gran mayoría de ahorradores.
En el trading el dinero que ganan unos es el dinero que pierden otros. De ahí la importancia de conocer el mercado y los instrumentos, tomar las decisiones financieras de forma individual y huir de lo que hacen los demás. El ahorro y la inversión son decisiones financieras individuales y racionales. Se ven afectadas por las emociones, pero podemos controlarlas gracias a la formación y a la información. Esa es siempre la mejor inversión de quien hace trading: la formación en uno mismo, en educación financiera, para aprender a gestionar las mejores decisiones que tengan que ver con el dinero a lo largo de nuestra vida.
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