Cine y series

Christian Meier: "Me siento, más que nunca, un artista"

El actor regresa a la cartelera peruana con una película española. Además, opina de la coyuntura. “Hay cosas que se pueden rescatar de todas las diferencias que tenemos políticamente”.

Christian Meier regresa al cine con la película ¿Vienes o me voy?
Christian Meier regresa al cine con la película ¿Vienes o me voy?

"Antes me sentía más obligado a decirme si soy músico, soy actor o qué soy”, nos dice Christian Meier. Estrenó la comedia española ¿Vienes o me voy? en la que interpreta a un cirujano soltero; prepara un nuevo disco y espera el estreno de la película Mistura. “Me siento, más que nunca, un artista. No por el lado bohemio del arte, hoy me acepto más como un creador de historias y de proyectos.  Hago cosas para que la gente las consuma, no las hago por amor al arte, pero tampoco como intercambio monetario. Hoy, me siento cómodo con todo lo que hago”.

El actor se conectó unos minutos por Zoom como parte de la promoción de la película. Sin embargo, abordó la crisis actual en Perú -había apoyado al partido que perdió las elecciones presidenciales- cuando le preguntamos si mostraría una postura a través del cine o la música. “Yo no soy muy amigo de la política, creo que el hablar de política no nos une, nos separa. Hay gente que debe discrepar y decir ‘no, debemos hablar porque es necesario’. Obviamente, es necesario, pero hay gente a la que le apasiona hablar de política, a mí no me apasiona, simplemente porque respeto los puntos de vista ajenos, no todo el mundo piensa igual y creo que de eso se trata. Igual creo que todo es cíclico, y creo que lo que es relevante en lo político, cinco años después ya no lo es. Hay cosas que se pueden rescatar de todas las diferencias que tengamos políticamente. Querer hacer bandos es lo que no me parece saludable”.

En los ciclos de cine peruano, se proyecta Magallanes (interpreta al hijo de un excoronel que cometió abusos). ¿La cualidad de un actor es ser siempre camaleónico?

Sí y todos los personajes los disfruto por igual. Sobre todo en esta etapa de mi vida, en la cual, mi preocupación por hacerme de un nombre, por entrar al mercado, ganar dinero, qué sé yo, por lo que sea, es menor.  Entonces, igual puedo hacer un personaje serio, denso y duro como en Magallanes y, algo más fresco como ¿Vienes o me voy? Que disfruto de la misma manera. De eso se trata, de trabajar disfrutando lo que tenemos al frente.

La protagonista está en el lugar que suele tener el hombre en las ficciones latinas.

(Sonríe) Me parece que está bien. La protagonista, quien escribió el guion, es española, tiene otro tipo de mentalidad que la que podemos tener los latinoamericanos. Aun así, es interesante ver el otro lado de la moneda: ver la misma historia con los géneros cambiados.Existen y por qué no, mujeres poderosas y que tienen amantes, que tienen opciones para escoger. Piensan, seguramente, como algunos hombres, en diversión sin comprometerse, en manipular en la gente.

 Alguna vez hablaste de la soltería y de lo que significaba “volver a casa”. De hecho, en tu disco hablas de ello.

Así es. Sí, o sea, pertenecer a un lugar y reconocer qué es lo que eres y darte cuenta que cada cosa tiene una consecuencia. Si uno es un viajante, un itinerante, si uno está comprometido a nunca tener un compromiso, probablemente, esas relaciones no se den. Cuando empiezas a comprometer con las cosas, te abres a pertenecer a un lugar o a alguien, muchas cosas empiezan a suceder. En el caso de Esteban, mi personaje, es todo lo contrario a lo que me pasó a mí y a lo que vivo yo. A él no le gusta cruzar esa línea del compromiso porque, claro, al cruzarla ya las cosas tienes que ordenarlas.

¿Podrías adelantar algo sobre Mistura? Tras su estreno en festivales, se dice que es una forma de ver el Perú.

Pues, sí. Es una película de la que estoy muy orgulloso. Es una gran manera de ver el Perú, no en general, pero sí un sector del país. La película está enfocada en una familia (de la clase alta) de los años 60 y cuál era la ideología que tenían ellos y cómo este personaje percibe el mundo exterior ajeno a su realidad social. Creo que, en ese sentido, sí es un gran reflejo del Perú, de la sociedad limeña como tal vez era No se lo digas a nadie, era el Perú real, pero de cierto sector, de la clase alta. Llevar la homosexualidad o bisexualidad en esa época estaba muy mal visto y, seguramente, en algunos sectores siga siendo igual.