NASA señala al Perú como “lugar de ensueño” para surfistas

La prestigiosa NASA resaltó al Perú como uno de los mejores lugares del mundo para practicar el surf. Según lo reportado, “las aguas de la costa del Pacífico al norte de Perú forman rutinariamente lo que se ha llamado la ola más larga del mundo”.

Las imágenes mencionadas fueron captadas en el Observatorio de la Tierra de la NASA por Lauren Dauphin. En una reciente publicación, señalanque las olas “aparentemente interminables” llegan hasta el pueblo pesquero de Puerto Malabrigo, en Chicama, desde cientos o miles de kilómetros de distancia en el océano Pacífico.

Pero lo que sería realmente épico para los surfistas es que las olas de Chicama pueden ser montadas durante minutos, a diferencia de otras partes del mundo donde los aficionados a este deporte solo pueden dominar las olas por varios segundos.

Según lo dicho por Andrew Thomas, oceanógrafo de la Universidad de Maine y exsurfista, el oleaje tan pintoresco en esta zona se da por un sistemas de tormentas y frentes meteorológicos a cientos o miles de kilómetros de distancia en el océano Pacífico y, ocasionalmente, en el océano Antártico.

Según se van propagando a través de los océanos, las olas con una longitud de onda y velocidad homogéneas se ordenan y comienzan a moverse juntas. “Debido a que la costa de Perú es muy profunda”, explicó Thomas, “estos grandes oleajes continuarán su viaje hasta llegar muy cerca de la orilla”.

¿Cómo son las olas en Chicama?

Lo particular de las olas de Chicama es que rompen desde la izquierda, lo que quiere decir que van de izquierda a derecha desde la perspectiva de una persona en la orilla. Los oleajes más grandes y espectaculares pueden disfrutarse de marzo a noviembre.

Gracias a todo lo antes mencionado, las olas en Chicama representan el escenario ideal para un profesional de la tabla, según lo referido por Thomas, un “lugar de ensueño para los surfistas”. Por ello, en 2013, esta área obtuvo la protección del gobierno peruano contra el desarrollo y la construcción de infraestructura que dañaría el oleaje.

Es más, la ola de Chicama fue la primera en ser incluida en el Registro de Olas Protegidas. Luego de ello, decenas de otras olas en diferentes lugares de Perú se han añadido a la lista.