Sociedad

Antonio Zapata sobre piezas robadas en Municipalidad de VES: “Es, a todas luces, muy malo”

El historiador lamentó la desaparición de la escultura del premio Príncipe de Asturias y la medalla de oro que el papa Juan Pablo II dejó en 1985. Ambas piezas estaban bajo custodia del Municipio de Villa El Salvador.

Antonio Zapata trabajó durante la década de los 80 en Villa El Salvador. Foto: La República
Antonio Zapata trabajó durante la década de los 80 en Villa El Salvador. Foto: La República

El reciente martes 23 de noviembre se conoció que la escultura del premio Príncipe de Asturias de la Concordia que Villa El Salvador ganó en 1987 y la medalla de oro que el papa Juan Pablo II dejó en su visita de 1985 fueron robadas en marzo del 2019 en las propias instalaciones de la municipalidad de ese distrito.

Durante más de dos años hubo un silencio absoluto por parte de la autoridad edil. La comunidad de ese distrito se enteró sobre el robo solo con la publicación de una resolución administrativa que aprobaba la baja de ambos objetos como bienes muebles de la entidad por la causal de hurto.

“Era una comunidad orgullosa de su organización”

Al respecto, el historiado Antonio Zapata, quien laboró en ese distrito en la década de los ochenta, comentó que el robo de ambos artículos es una pérdida del patrimonio distrital que llama la atención, más aún cuando desaparecen desde las propias instalaciones del Palacio Municipal.

“Son objetos que hacen la historia de una comunidad. Entonces, que desaparezcan cuando están bajo custodia de las autoridades locales, es, a todas luces, muy malo. Es una pérdida del patrimonio”, declaró a La República.

Asimismo, el investigador, quien expresa en su libro Sociedad y poder local: la comunidad de Villa El Salvador 1971-1996 tener una “larga asociación con la comunidad” de ese distrito, manifestó que lo ocurrido con los mencionados artículos históricos es una muestra de que se ha disuelto la “autoidentidad orgullosa” que tenían los vecinos fundadores sobre su organización.

Según dijo, ese orgullo fue evidente cuando Villa El Salvador se hizo con justicia con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

Escultura entregada en 1987 a Villa El Salvador. Foto: Michel Azcueta

Escultura entregada en 1987 a Villa El Salvador. Foto: Michel Azcueta

“No hay una mayor organización vecinal”

Desde su punto de vista, esta disolución comenzó tras el asesinato de la lideresa vecinal María Elena Moyano, en febrero de 1992, ya que, previo a ello, en el distrito había una fuerte organización social de base, que era representada por la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (Cuaves) y una correcta relación con la autoridad municipal de turno, conexión que ahora no existe con las gestiones de los hermanos Iñigo Peralta.

“En los ochenta, este distrito se mostraba como un modelo de participación social que murió con el asesinato de María Elena Moyano. Vinieron los años noventa y Alberto Fujimori tuvo el poder suficiente para disolver ese movimiento social, sumirlo, ganarlo para el Estado. Es así como el Estado se volvió el gran patrón de las organizaciones de base y ellas perdieron su autonomía, y Villa El Salvador se volvió en un barrio más de la ciudad”, agregó.

Finalmente, añadió que, tal como pasa en los demás distritos donde domina el extremo individualismo, en esta comunidad también se registra una considerable alza de la criminalidad, y que el robo del patrimonio material en la propia municipalidad es muestra de ello.

“Es como una reversión de su historia. Cumplidos sus 50 años desde su fundación, Villa El Salvador se muestra como una historia partida en dos: una etapa inicial bastante heroica y creativa, y una segunda de retroceso sin organización social, formas anómicas que expresan individualismo, elevada desconfianza en los demás. Eso salda en la elevada criminalidad”, concluyó.

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