Elecciones y cómo afectaron la salud mental de la población

Un reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa) reveló que los trastornos mentales en Lima Metropolitana se duplicaron o triplicaron por la pandemia. Arequipa no se quedó atrás.

Según el jefe del Departamento de Psiquiatría del hospital Goyeneche de Arequipa, Juan Zevallos, el 40% de pacientes atendidos en su área sufren ansiedad, depresión, estrés agudo, crónico y alteraciones del sueño, atribuidos a la pandemia. La cifra sube al 70% cuando se trata de pacientes que se infectaron.

Pero, no solo la pandemia dañó la salud mental de los peruanos, también la crisis política desencadenada en la elección de Pedro Castillo y Keiko Fujimori. Así lo analiza la psicóloga social y especialista en salud mental comunitaria Mariel Soledad Távara Arizmendi.

Ella definió el contexto post elecciones como confuso, de incertidumbre y zozobra plagado de racismo hasta violencia física y psicológica.

Relaciones

La psicóloga señaló que el vaivén político afectó las relaciones entre personas hasta en los círculos más íntimos: la familia, amigos y compañeros. La interrelación con esos grupos estuvo marcado por las diferencias y no por lo que une a un grupo. “Unos le quieren decir a los otros cómo deben pensar y eso está desgastando a las personas, porque no se escucha lo suficiente al otro”. Távara manifiesta que el “retorno” a la normalidad será muy difícil por el alto nivel de polarización.

Para la profesional es claro que un grupo de poder alimentó la polarización y “no le importa cómo queden las personas”.

Considera que la incertidumbre no pasará hasta la proclamación del presidente porque esos grupos quieren erosionar lo frágil que es el tejido social en el Perú.

Acciones

Ella recomienda que para mejorar la salud mental es necesario escuchar más a las personas y preguntarse a uno mismo por qué quiere cambiar la opinión de los otros.

Señala también que si las relaciones se han roto con alguien por esta coyuntura es válido elegir a quienes se quiere tener cerca y a quienes no, porque de lo contrario esto hace daño. “También vale poner pausa y estar en duelo. Puede ser que haya personas que yo sabía que pensaban distinto, pero ahora nos damos cuenta que son racistas”, refiere.

Enseguida recomendó que si no se está de acuerdo con los programas de televisión y sus tendencias, pues es fácil apagar la televisión y “alimentar el corazón. “Es como si estaríamos tomando algo que nos hace daño”, señaló.

80% que pacientes post COVID-19

La salud mental de los pacientes COVID-19 preocupa. Sino fueron tratados emocionalmente “son una bomba de tiempo”. El jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital Goyeneche, Juan Manuel Zevallos explicó que el 80% soporta ansiedad, depresión, estrés agudo y estrés postraumático.

“Se les debe aplicar pruebas para ver su estado emocional. Deberían tener un acompañamiento psicosocial con la probabilidad de disminuir las consecuencias que hemos visto (suicidios)”, indicó. Empero, aclaró en los 16 meses de pandemia la brecha de suicidios se redujo. Aunque hay más casos de varones.

Sobre la población, Zevallos estimó que el 40% de la población sufre de estrés y depresión por ser despedidos del trabajo, decesos de seres queridos u otros problemas. En su área aumentó en 30% las atenciones por problemas psicoemocionales. “La población afectada es la joven perjudicada en el aspecto económico porque perdieron su trabajo entre los 25 a 50 años.