Karen Bernedo: “Necesitamos paridad en la memoria del paisaje urbano”
A través del documental Patrimonio invisible, Karen Bernedo busca visibilizar los monumentos en honor a heroínas y mujeres intelectuales en Lima, y demanda más de estos espacios para construir identidad.
Al caminar por las calles limeñas no solemos advertir detalles de nuestra historia: estatuas, monumentos o plazas de personas icónicas reconocidas por sus grandes acciones o luchas sociales. ¿Pero cuántos de estos son personajes femeninos? Una minoría. En el centro histórico, de las 90 estatuas que hay, solo existen dos bustos en honor a mujeres: Juana Alarco de Dammert y Elisa Rodríguez Parra.
El documental Patrimonio invisible, alojado en la plataforma de la UPC Cultural, decidió abordar y mostrar esta problemática. Con la ayuda de una bicicleta, su realizadora, la antropóloga Karen Bernedo, recorrió diferentes distritos en búsqueda de espacios de la memoria, aquellos en honor a las heroínas de la independencia, ilustradas y protagonistas contemporáneas. Un ejercicio que busca reconocer sus trayectorias y su importancia para la identidad de todas las peruanas.
Patrimonio Invisible. Foto: difusión
¿Cómo nació el proyecto?
En realidad, la idea surge en la pandemia. Tiene que ver con la nueva relación que se empieza a entablar con la ciudad a partir de que solo se podía caminar o montar bicicleta, ya que todo estaba en pausa. Había que empezar a mirar la ciudad con otros ojos. Empecé a hacer el ejercicio, de mi casa al mercado, cuántas calles de mujeres encuentro. Y me di cuenta de que no había ninguna o ningún lugar de memoria que aludiera a una mujer.
¿Por qué es importante que existan más monumentos que rindan homenaje a mujeres?
Hay un tema que conecta sensiblemente con nuestra historia y uno de ellos es el patrimonio. Así como los desfiles cívicos, esto es es lo que mantiene la memoria y lo que te conecta con tu identidad. Necesitamos paridad en la memoria del paisaje urbano, porque nuestras historias merecen verse representadas.
La ciudad también es de nosotras y nosotras hicimos historia. En el centenario hubo un horizonte cultural patriarcal y muy machista, pero ya han pasado 100 años. Hay que ser capaces de construir otro relato patrimonial en el espacio público, uno que nos represente a nosotras.
¿Hay diferencias entre el lugar que se le asigna a un monumento de mujeres y uno de hombres en el espacio público?
El primer monumento al que fui fue el de Micaela Bastidas, porque está muy cerca de mi casa. Toda mi vida he vivido en este barrio y nunca lo había visto. Un monumento que está en un parque enrejado, casi escondido, totalmente descuidado, a diferencia de tener una plaza municipal, como la de Túpac Amaru en Magdalena, o su busto enorme en Comas. Hay que mirarlos también comparativamente: ¿en dónde están los hombres en términos de patrimonio y donde están las mujeres?
Tenemos una gran plaza como la de San Martín, ¿no hay una así en Lima dedicada a algún personaje emblemático femenino?
No, ni siquiera de alguien como Micaela Bastidas, una de las figuras más importantes que tenemos, o María Parado de Bellido. Todas están en parques desconocidos. No son plazas donde se reúne la gente y tampoco para escritoras tan importantes como Clorinda Matto de Turner o Mercedes Cabello de Carbonera, precursoras de la novela quechua indigenista. Están en parquecitos pequeños en las periferias. Todo esto es una metáfora de lo que pasa en los libros de historia, las mujeres en los márgenes.
Patrimonio Invisible. Foto: archivo personal
¿Qué otras heroínas han sido invisibilizadas y necesitan ser reconocidas a través de un monumento?
Hay muchísimas que se lo merecen, por ejemplo, todas las heroínas de la independencia como Juana de Dios Manrique, las tupacamaristas. Si pensamos en las republicanas e ilustradas, tenemos a María Jesús Alvarado, quien es fundamental para el voto femenino. Es impresionante que Magda Portal no tenga un busto ni siquiera en Lima. Luego están las pioneras universitarias como María Trinidad Enríquez. Son importantes, porque a nosotras nos costó el doble entrar. No nos dieron el derecho de ir a la universidad.
¿Es necesario una política pública que fomente más espacios de memoria?
Es una lucha integral entre la sociedad civil, desde colectivos, organizaciones feministas, historiadoras, literatas y mujeres que apuestan por esa reivindicación y que están viendo que hay una necesidad de reflejar una producción simbólica. Mi trabajo suma como sociedad civil. Pero el Estado tiene que escuchar, tiene que haber más gobiernos locales que acojan estas iniciativas.
La ciudadanía, en su mayoría, no conoce de quiénes son las estatuas que están en los espacios públicos. ¿Cómo hacer para que estas conecten con la comunidad?
Yo creo que los monumentos están hechos para ser habitados, para generar espacios de memoria, pero para activar estos espacios pasa por lo ritual. Por ejemplo, está el caso del monumento de José Olaya. Todos los años hay un desfile cívico-militar que coincide con el día de San Pedro y San Pablo, porque es el día en que lo asesinaron. Hay una procesión y también sale José Olaya. Yo creo que esa clase de rituales hacen que la memoria se quede viva. No es solamente hacer el monumento, sino también generar espacios en los cuales la ciudadanía se encuentre, fechas conmemorativas.
El caso de Villa el Salvador es especial. ¿Es el único distrito en Lima que tiene una fuerte identidad con una figura femenina como María Elena Moyano?
Villa el Salvador tiene una memoria bastante fuerte en relación con la izquierda. Está el monumento de Velasco, la avenida César Vallejo, la avenida Revolución. Pero también tiene una memoria vinculada a la violencia política, y allí María Elena Moyano es clave. Yo pienso que no todos los distritos están marcados por una memoria tan fuerte.
Miraflores está marcada por la memoria de Ricardo Palma. Hay un parque, centro cultural, la feria, etc. Pero Villa el Salvador tiene una historia totalmente distinta. La historia de las dirigencias populares, de las organizaciones sociales de base. Creo que eso se nota en su paisaje urbano.
Patrimonio Invisible. Foto: archivo personal
En el caso de las avenidas con nombres de personalidades femeninas, en el documental mencionas que existe un caso muy particular en San Miguel
Encontré un espacio en San Miguel, que está entre Plaza San Miguel y Tottus, donde todas las calles son de mujeres. Es alucinante, porque todas son primeras universitarias, luchadoras por el voto, intelectuales, heroínas de la independencia, pero no las conocidas. Es un lugar atípico, no hay otro lugar así en Lima. No he podido averiguar, pero me gustaría saber cómo se gestó este espacio. Es interesante saber qué regidor, regidora, alcalde o alcaldesa tuvo ese interés en reivindicar el nombre de las mujeres en ese espacio de Lima.
Con miras al Bicentenario, ¿qué más se pudo hacer para fomentar la memoria de heroínas mujeres?
He visto que como parte de las acciones del Bicentenario se están refaccionando monumentos del centenario, lo cual me parece bien, porque es parte de nuestra historia. Pero creo que hacía falta más. Eso no debió ser el único proyecto. ¿Por qué no generar más plazas, más espacios públicos que estén dedicados a reivindicar el nombre de las mujeres? No puedo ser que lleguemos al bicentenario solo con las monedas. Es un gran esfuerzo, pero ¿tiene que pasar 100 años para que tengamos una gran plaza, avenida o una gran celebración? Yo creo que hay una deuda.
¿Y para revalorar los monumentos que ya existen?
Hay que cuidarlos más. Muchos están sumamente descuidados, no los limpian, están con excremento de pájaros. El único espacio y monumento de Elvira García y García, una de las educadoras a las que las mujeres le debemos hacer educación física u otra clase de vanguardia en la educación femenina, está vandalizada y a nadie le importa. Está ahí, sin cabeza. Es una imagen violenta y triste. Tenemos que cuidar lo que ya tenemos, pero también imaginar que otra clase de relato visual patrimonial es posible, y que no deberían pasar 100 años para eso.