“La música seguirá conmigo toda la vida”

Hace 51 años, Sócrates Efraín Díaz Espinoza se unió a la fila de los cornos en la Orquesta Sinfónica de Arequipa (OSA). Es el más antiguo de este grupo. Se puede decir que estaba destinado a dedicarse a este arte, pues proviene de una familia de músicos. Estudió en el Conservatorio de Música Duncker Lavalle y paralelamente, Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional San Agustín, pero nunca se desempeñó en esta última carrera.

Sócrates señala que la experiencia de tocar con la OSA fue de las más importantes en su vida. Para él recibir el aplauso del público no tiene precio.

Así como disfrutó estos momentos, también superó un episodio difícil en la Sinfónica de Arequipa, por la falta de apoyo de las autoridades al arte. “Antiguamente la orquesta estaba a punto de desaparecer porque no había músicos”, recuerda.

Además de estar en la OSA, fue docente de música en la Duncker Lavalle y actualmente está en la Unsa donde ejerce la cátedra hace más de 33 años.

Sócrates cumplió 70 años este mes, eso significa que le toca dar un paso al costado de la orquesta que lo vio crecer como artista y donde se ganó el cariño y respeto de sus colegas.

¿Cómo inició su carrera musical?

Provengo de una familia de músicos. Cuando estudié en la Gran Unidad Mariano Melgar pertenecí al grupo estudiantino del colegio. Luego me fui a estudiar al Conservatorio de Música Duncker Lavalle, ahí es donde conocí todos los instrumentos sinfónicos y yo tocaba la trompeta.

¿Cómo pasó de tocar la trompeta al corno?

Mi maestro de trompeta era el profesor de corno José Luis García de nacionalidad española. Él tocaba el corno en la Sinfónica de Arequipa, él me motivó y me regaló un cornito.

¿Cuándo llegó a la Orquesta Sinfónica de Arequipa?

Estoy en la orquesta sinfónica desde el año 1970. Me quedé tocando el tercer corno y desde ahí sigo en la sinfónica hasta estos días.

Estando en la orquesta tuvo la oportunidad de tocar en diferentes lugares...

Sí, aparte de los recitales que hemos tenido acá en Arequipa, también tocamos en Arica, Tacna, Moquegua y en Lima en dos oportunidades.Recuerdo que ahí la gente nos aplaudió de una forma que nunca imaginé.

Además de la Sinfónica de Arequipa, en su familia formaron una agrupación…

Teníamos una orquesta de música popular, la orquesta de los Hermanos Díaz. Mi papá era trompetista, mi hermano médico tocaba saxofón y mi otro hermano tocaba el otro saxofón, él es ingeniero civil. Gracias a la música hemos surgido adelante porque tuvimos la mala experiencia de perder a nuestros padres jóvenes y a mi hermana.

¿Fue difícil no poder pisar un escenario con la OSA en este último año, debido a la pandemia?

Al comienzo fue un poco chocante. La mayor parte de los integrantes no manejábamos bien las plataformas, pero poco a poco, gracias a la insistencia de nuestro director, el maestro Enrique Victoria, es que se ha logrado superar este problema. Todas las semanas producíamos un concierto.

¿Cuál es el recuerdo más preciado en su carrera musical?

Siempre recuerdo a mis primeros maestros, porque los tiempos eran distintos, había una pasión por tocar música, no interesaba la parte económica.

¿Cómo toma el hecho de jubilarse, por límite de edad?

Cuando uno cumple los 70 años pasa al retiro, eso es por ley. Causa mucha nostalgia porque más de la mitad de mi vida le he dedicado a la orquesta, pero uno cuando se vienen preparando con tiempo lo puede asimilar con mayor tranquilidad.

Pero eso no significa que dejará la música…

No. La música seguirá conmigo toda mi vida.