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Sociedad

A un año de la cuarentena, ¿hemos aprendido a respetar las medidas sanitarias?

El 15 de marzo de 2020 comenzó el confinamiento social obligatorio. A 365 días de la nueva normalidad, especialistas analizan las medidas tomadas por las autoridades y la reacción de los peruanos y peruanas.

Perú fue uno de los primeros países de Latinoamérica que decidió una cuarentena estricta y toque de queda a partir de las 6.00 p. m. Foto: composición LR
Perú fue uno de los primeros países de Latinoamérica que decidió una cuarentena estricta y toque de queda a partir de las 6.00 p. m. Foto: composición LR

El 15 de marzo de 2020 marcó un hito en la historia del Perú: el país entró a un estado de emergencia sanitaria por pandemia y el Gobierno del expresidente Martín Vizcarra decretó el confinamiento social obligatorio para evitar la propagación del coronavirus (SARS-Cov-2). Ha pasado un año y las medidas han variado, al punto de incluso pasar desapercibidas por cierta parte de la población.

Al inicio, especialistas afirmaban que de no tomarse medidas urgentes, Perú podría llegar a tener una tasa de muerte muy alta por la pandemia. “Uno de los ejercicios más difíciles que tuvimos los epidemiólogos fue proyectar cifras. En ese momento salió que serían 200.000 muertes a fin de año. Con ello, tuvimos que comunicar al presidente para que tome las medidas del caso”, indicó el epidemiólogo Antonio Quispe a La República.

Durante marzo y abril, los peruanos asumieron el estado de emergencia sanitaria y las medidas de bioseguridad de manera preventiva para evitar la propagación del virus. Sin embargo, la aceptación de estas disposiciones se fue desgastando en la sociedad al ver que la situación no mejoraba.

LR PODCAST: Escucha el Informe Matinal del 15 de marzo del 2021

“Empezamos bien, fuimos uno de los primeros países que entendió lo que significaba la estrategia de la cuarentena, que era uno de los tres ejes que lanzó al mundo la Organización Mundial de la Salud. Fuimos uno de los primeros, pero no se entendió el renglón seguido de la recomendación de la OMS, que era una cuarentena generalizada que debería ir seguida de cuarentenas focalizadas”, argumentó Miguel Palacios, decano del Colegio Médico del Perú.

Además, el médico afirmó que el confinamiento se prolongó innecesariamente. “Trajo problemas que se sumaron a un mal entendimiento del segundo eje, que era el tamizaje que debió ser con pruebas moleculares. Eso generó una explosión de casos y nos terminó poniendo en los primeros lugares de los países con la tasa más alta de fallecidos”, detalló.

Con el reinicio de las actividades económicas y el levantamiento de la cuarentena, los ciudadanos iniciaron su ‘vida normal’ sin importar si existía contagio o no.

Los factores que influyen en el desacato de las medidas

José Antonio La Rosa, cofundador de la compañía Supera World, explicó que en Perú han confluido varios factores para que las disposiciones hayan sido desacatadas durante la segunda parte del año 2020. Asimismo, acotó que los ciudadanos no tuvieron una experiencia previa para afrontar el virus a comparación de los países del Asia y el Occidente.

“Influye el tema psicológico que hace que muchas veces una persona no vea ello (el problema de la pandemia). Por ejemplo, el virus que llegó desde China. Nadie creía que iba a llegar. O lo que ocurre en San Isidro o El Agustino. El ciudadano dice ‘ay, pero a mi casa no va a llegar’. Existen características del ser humano que hacen que subestimemos una amenaza, y esto es así hasta que nos toca”, manifestó.

“Así también, está el factor histórico. En el Asia no subestimaron al virus de la COVID-19 porque ya tenían conocimiento del SARS. Tercero, la realidad pragmática-económica que tal vez una persona de 60 años puede tomarse esa licencia al tener ahorros, pero otro tipo de persona que vive del día a día no puede estar seis meses dentro de su casa. Todos esos factores han confluido”, agregó.

La Rosa aseveró que “todos hemos subestimado al coronavirus y esto es sumado a la inexperiencia de la población, del Gobierno y la reacción con respecto al tema de vacunas”. Por otro lado, detalló que se han visto muchos casos de imprudencia como fiestas clandestinas o aglomeración en centros comerciales; sin embargo, a partir de esas experiencias negativas, la población recién estaría reflexionando sobre el virus.

“Hay una frase muy común: ‘quien elige la conducta, elige la consecuencia’. Sabemos de casos en los que se reúnen varias personas; de ahí, algunos se contagian al pasar los días y otros fallecen. Esos golpes que dan a la carne son los que elevan la conciencia”, apuntó.

Cifras que duelen

El médico epidemiólogo Antonio Quispe indicó que, en este año de estado de emergencia sanitaria, Perú ha sufrido múltiples alzas y bajas de contagios por la COVID-19; sin embargo, las medidas dadas por el Gobierno han ido variando y las decisiones de la población también.

El galeno sostuvo que existe una gran diferencia entre la cuarentena del 2020 a la del 2021. “Lo que sucede en las pandemias es que los picos de transmisión bajan y suben. Entonces, el esperado del Perú es que haya hasta tres olas. Si miras los indicadores de movilidad y el efecto de la primera cuarentena, cayeron 80 puntos, de una escala de 0 a 100. Ahora, ha caído solo 40 puntos. Esa es la cuantificación de que esta cuarentena es más laxa”, mencionó.

“Recordemos que cada región tiene sus propias dinámicas de transmisión de la enfermedad, sus propias curvas de muertes y el factor más importante del rol de prevención de la comunidad. Si vemos Lima, su curva de mortalidad no es que esté subiendo ni bajando, está en forma horizontal, pero con tendencia positiva. Si esto sube, Perú enfrenta un nuevo aumento”, agregó.

Quispe indicó que gracias a las anteriores medidas adoptadas en la primera cuarentena se logró salvar a más de 100.000 vidas, ya que las proyecciones de 200.000 muertes a fin de año no se cumplieron. No obstante, ahora con la segunda, este escenario podría cambiar.

“Nosotros (los epidemiólogos) hicimos nuevamente una proyección de cómo sería si el Gobierno no implantaba medidas para esta segunda ola que ya habíamos previsto. Recuerdo que proyectamos un número mayor porque la situación era distinta, ya que teníamos un país golpeado por una crisis sanitaria, política, económica, moral. Estaba el surgimiento de nuevas variantes del virus y otros factores. Lanzamos que otras 100.000 personas fallecerían ese año, pero la gente se negó a creerlo y mandamos una carta para que el presidente tome medidas”, mencionó.

“En enero se pudo ver el alza de la pandemia. Incluso, en la tercera semana se rompieron los récords a nivel de contagios y muertes. Ahí, el Gobierno recién tomaría cartas en el asunto”, agregó. En plena segunda ola, el epidemiólogo alertó que, si las cifras siguen así, Perú podría enfrentar otro desastre sanitario por no cumplir las disposiciones a totalidad.

“Aquí te sale en la actualidad que las muertes diarias están oscilando en 1.000 fallecidos; es decir, 50 a 100 muertes por encima del pico de la primera ola. Estamos en el peor momento de la pandemia comparado con el año pasado (...); sin embargo, estamos actuando como si no hubiera pandemia. Esa conducta irracional de negar la realidad y de actuar contrario a todo, va a ocasionar un repunte de los casos”, dijo.

Por último, pidió que el Gobierno tome en cuenta las zonas de infección de la COVID-19 para aplicar una estrategia de contención. “Si tú renuncias a controlar la transmisión en Lima, pues no solucionas el problema. Las zonas calientes son aquellas que por su nivel contagio te permiten focalizar las intervenciones en esos sectores. Esto debería regir por el Gobierno. Si bien el Gobierno aplicó primero lo de clasificación de zonas de riesgo por regiones, y luego por provincias, esto no funciona. El virus no respeta los límites políticos. El virus no dice aquí me paro. Así no funciona”, exclamó.

Este último viernes 12 de marzo, el Gobierno anunció que 27 provincias de 17 regiones estarán en nivel extremo. Entre ellas hay tres de Lima región: Barranca, Huaral y Huaura. Asimismo, el Callao se mantiene en el nivel extremo. Otras regiones incluidas son Áncash (Huaraz, Casma), Apurímac (Abancay), Arequipa (Caylloma) y Ayacucho (Huamanga, Cangallo, La Mar en Ayacucho).

Entre tanto, otras provincias fueron puestas en nivel de alerta muy alto y alto. A un año de la cuarentena, aún la crisis sanitaria nos golpea ante la falta de camas UCI, oxígeno y el colapso de hospitales. Perú aún enfrenta su segunda ola de la COVID-19 y está en picos superiores a marzo de 2020; sin embargo, esto ha sido olvidado por gran parte de la población que se ha sumergido en el papel ‘si no me pasa a mí, no es mi problema’. A un año de la pandemia, aún no hemos aprendido sobre lo peligroso del virus SARS-Cov-2 que ya se llevó a más de 49.000 peruanos y deja a muchas familias con el sentimiento de pérdida de un ser querido.

Bachiller en Comunicación Social con especialidad en periodismo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Redactora del Impreso de Sociedad en La República. Excoordinadora de Sociedad web, con experiencia en medios radiales y digitales. Finalista en el I Premio de Periodismo de Salud en Perú organizado por EFE y Roche. Cursa una segunda carrera en Psicología.