A 70 años de la huelga de la “I”, la rebelión que estremeció Arequipa
Bodas de Titanio cumple huelga estudiantil en el Colegio Nacional de la Independencia Americana. Estudiantes de aquella época, que aún viven, recuerdan la gesta de 1950.
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Por Ricardo Muñoz
Un día como hoy, hace 70 años, se inició la huelga estudiantil en el Colegio Nacional de la Independencia Americana, y ante el intento de sofocarla por la fuerza, se convirtió en la chispa que encendió la más grande y sangrienta rebelión que vivió Arequipa en el siglo pasado.
Estudiantes de aquella época, que aún viven, recuerdan la gesta de 1950, que convirtió en histórica a su promoción, la de 1951, ya que quienes promovieron ese movimiento estudiantil, cursaban entonces el cuarto año de secundaria.
Uno de los dirigentes del comité de huelga, el periodista Luis Eduardo Podestá, señala que en aquella ocasión “los estudiantes del Colegio Independencia acudieron a su cita con la historia y escribieron una página de heroísmo al levantarse contra el autoritarismo que estaba a punto de echar raíces en ese plantel emblemático”.
La huelga estalló a las ocho de la mañana del 12 de junio de 1950, cuando los estudiantes la declararon ante reclamo de reivindicaciones estudiantiles que no fue atendido.
El estallido de dos petardos de dinamita, activados por el estudiante de cuarto año C, Rómulo Gonzales Paredes, marcó el inicio de la gesta.
El movimiento, desarrollado en plena dictadura militar del general del ejército Manuel Odría, discurrió con relativa tranquilidad el lunes 12 de junio, mientras los dirigentes estudiantiles gestionaban sin éxito, una entrevista con las autoridades para obtener una solución a sus reclamos.
Lo que se produjo, por el contrario, al mediodía del día siguiente, martes 13, fue la presencia matonesca del prefecto de Arequipa, coronel Daniel Meza Cuadra, quien, fuete en mano, en una reunión con los dirigentes de la huelga, amenazó con usar la fuerza del ejército para sacarlos del plantel.
Los estudiantes rechazaron las amenazas y decidieron continuar la huelga, y a las 3 de la tarde de ese día, fuerzas policiales intentaron tomar el colegio. Fueron rechazadas, pero en la refriega, librada a balazos policiales contra ladrillazos, quedaron seis alumnos heridos de bala y otros con lesiones diversas.
Simultáneamente, tropas del Ejército que habían rodeado el plantel, abrieron fuego de ametralladoras y fusiles al aire con afán de amedrentamiento en cumplimiento de órdenes emanadas de la prefectura que se mantenía en conversación telefónica constante con el gobierno de Lima.

Estudiantes de aquella época, que aún viven, recuerdan la gesta de 1950, que convirtió en histórica a su promoción
Demostración popular de protesta
La escaramuza terminó 45 minutos después y el pueblo de Arequipa en un movimiento de solidaridad y respaldo acudió a las puertas del colegio para expresar su solidaridad.
Horas después, una manifestación popular de protesta fue atacada por la policía y tropas del ejército en la Plaza de Armas. Se produjeron incidentes y se cruzó fuego de fusilería en distintos sectores de la ciudad.
La noche de ese mismo martes 13 de junio estallaba lo que se ha conocido como la rebelión del 50, que al ser dominada a sangre y fuego cuatro días después, por los batallones militares 13 y 45 de infantería, comandados por el teniente coronel Genaro Cardeña.
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Otros cuerpos de ejército como el Grupo de Artillería de Tingo, acantonado a ocho kilómetros al oeste de la ciudad, combatieron a los pobladores, y dejaron una huella de profundo resentimiento durante varios años, entre la sociedad arequipeña y las Fuerzas Armadas.
Los siguientes, entre el martes y el viernes, fueron días de heroísmo durante los cuales, ciudadanos armados con escopetas o fusiles arrancados a los militares, combatieron día y noche en las calles de la ciudad.
El año 2000, al cumplirse 50 años de aquella épica jornada, la Universidad de San Agustín convocó a un foro sobre aquella rebelión y el periodista Luis Eduardo Podestá Núñez –quien tuvo el honor, con Alberto Adaui Jaguandi y Felipe Álvarez Pacheco, de integrar el comité de huelga del colegio Independencia–, presentó la primera edición del libro Cuatro días de junio.
El libro relata con fidelidad de testigo, lo ocurrido en el histórico plantel desde el momento en que se inició la huelga, hasta cuando los estudiantes dejaron el colegio el viernes por la tarde.
Luego de la presentación de ese libro, el autor recibió nuevos informes y testimonios de diversas fuentes que enriquecieron una segunda edición de Cuatro días de junio que fue presentada en Arequipa el año 2005.
“He escrito esta narración porque esta fecha ya está en camino de olvidarse y porque es necesario que las nuevas generaciones conozcan la verdad de cómo se inició la rebelión de junio de 1950 y la sociedad entera recoja la experiencia para que sucesos como aquel no se repitan jamás”, dijo Podestá en su exposición en la Universidad.

Promoción de 1951 del Colegio Independencia Americana de Arequipa.
El pliego de reclamos
Algunas versiones trataron de desvirtuar los verdaderos fines de la huelga, a la que calificaron de política, pero el exalumno y exfuncionario de la Municipalidad de Arequipa, Rafael Vizcardo Begazo, recordó puntos vitales del pliego de reclamos que los huelguistas presentaron al entonces director del plantel.
Vizcardo dijo que entre los reclamos figuraban una “rendición de cuentas de fondos recaudados por la Asociación de Estudiantes, que ascendía a la cantidad de S/. 25,000 soles, provenientes de la cuota de S/. 16 que cada alumno estuvo obligado a pagar a principios del año”.
Mencionó también la “supresión del Sistema Disciplinario del puntaje instaurado por el director Juan Zela, según el cual, cada alumno recibía cien puntos a inicios del año que le eran descontados por falta cometida dentro o fuera del plantel”.
También se pedía la “destitución del director del Colegio, de algunos profesores y miembros del Cuerpo Disciplinario, por causas de incompetencia, despotismo, maltrato a los alumnos y otras causas.
"Se descubrieron, asimismo, negociados con el abastecimiento de alimentos en el internado del plantel, a lo que se sumó el mal funcionamiento de la Biblioteca y el estado de los laboratorios de química y gabinete de física, que carecían de los elementos esenciales para la enseñanza”, añadió Vizcardo.
“También se reclamó el funcionamiento de la Asociación de Estudiantes, que, hasta el año anterior, era un órgano de diálogo con las autoridades, eliminada en 1950”, subrayó el exalumno.