La valiosa labor de las rondas campesinas en la lucha contra el coronavirus

Con valentía, coraje y disciplina las rondas campesinas asumen el control de sus territorios en 17 regiones del Perú para frenar la expansión del nuevo coronavirus (COVID-19). Desde la declaratoria del estado de emergencia (16 de marzo de 2020), se organizaron y adoptaron medidas estrictas y estratégicas en sus Asambleas para hacer cumplir la inmovilización social obligatoria y el toque de queda en sus bases regionales, provinciales, distritales, zonales, comunales y caseríos.

Han pasado más de 65 días y aseguran que sin una verdadera y comprometida coordinación de trabajo con las autoridades del Gobierno, ya sea local, regional o nacional, esta resistencia tiende al fracaso.

“Esta lucha es colectiva. No podemos trabajar separados. Si los índices de contagios y muertes por coronavirus son bajos en algunas regiones es en parte gracias al sistema de control de las rondas campesinas, como es el caso de Cajamarca”, declaró Santos Saavedra Vásquez, presidente de la Central Única Nacional de las Rondas Campesinas del Perú (Cunarc-p), organización rondera con bases a lo largo del territorio peruano.

Las rondas campesinas del Perú se originaron en Chota, Cajamarca, y están conformadas por pueblos originarios. Con carácter autónomo y democrático, se organizan para administrar justicia, fiscalizar, resolver conflictos, velar por la seguridad, el orden comunal y defender sus territorios y recursos naturales.

Desde los años 70, los ronderos poseen una amplia experiencia en el control territorial. Entre sus primeras funciones figuró combatir el abigeato, la delincuencia y la intrusión de terceros en su ámbito de jurisdicción. “A las rondas nadie las puede sorprender”, enfatizó Santos Saavedra, quien agregó que “la sola presencia de estas generan que las personas asuman (sus medidas) con responsabilidad social”.

El presidente de la Cunarc-p explicó que la organización rondera elaboró sus propios protocolos de intervención en el contexto del nuevo coronavirus, en materia informativa, sanitaria, actuación y coordinación. A base de ingenio y creatividad, las rondas campesinas confeccionaron sus propias mascarillas y otros materiales y equipos de protección, puesto que esperar o pedirle al Estado resultaba una vía no confiable.

A pesar de contar con medidas de protección de salud e intervención, los ronderos han registrado contagiados y una víctima fatal por la COVID-19. Hasta la fecha, se tiene conocimiento que en la base de Franklin Aragón Tapullima, presidente de las rondas campesinas de la Base de Huañipo, San Martín, hay más de un infectado y en la base de Riser Vásquez Quio, presidente de la Federación de la región Ucayali, hay 6 contagiados en proceso de recuperación y una fallecida. En ese sentido, la Cunarc-p hizo un llamado al Ministerio de Salud (Minsa) para hacer pruebas de detección de coronavirus a todos sus integrantes.

El estricto control que ejercen los ronderos ha sido flexibilizado por la inesperada crisis migratoria de la ciudad a los campos, originada por el brote del coronavirus. Ello generó que en Cajamarca se establezcan procedimientos de seguridad a todo aquel que ingrese a su ámbito de jurisdicción. A esto se sumó la deficiencia en el sistema de salud, que ocasionó que muchos ronderos queden varados y a la espera de ser sometidos a pruebas de descarte.

A diferencia de otros actores que conforman la lucha contra la COVID-19 en el Perú, la labor invaluable de las rondas campesinas es completamente voluntaria. “Nosotros no trabajamos por un sueldo. Nosotros trabajamos por amor a nuestra organización”, dice María Zafra Medina, representante de las Rondas Campesinas de la provincia Hualgayoc-Bambamarca en Cajamarca. Ella es parte de las rondas femeninas y es una de las casi 20 mujeres que han dejado su hogar para enfrascarse en una resistencia que pocas se atreven.

María Zafra como dirigenta cuenta que se han conformado piquetes ronderos en puntos estratégicos de la provincia donde se realizan labores de control y supervisión, en coordinación con la Provincia Regional de Hualgayoc-Bambamarca. Relató, además, que la labor es ardua, con dos turnos durante el día, uno en la tarde y otro en la noche. Incluso “comer se vuelve opcional o privilegio para algunos".

“Nosotros como provincia no estábamos preparados para la COVID-19″, precisa María Zafra. En el Hospital Tito Villar Cabezas de Hualgayoc-Bambamarca no hay especialistas ni los equipamientos aptos para atender pacientes con coronavirus e inclusive otras enfermedades. “Cuando hay enfermedades de mayor riesgo (incluyendo al coronavirus) son trasladados al Hospital Regional de Cajamarca, que cuenta con mejor implementación”, testificó.

Desde Puno, Hugo Tapara Saya, vicepresidente de la Cunarc-p, enfatizó a La República la importancia de invertir en agricultura para la seguridad alimentaria en esta coyuntura. Asimismo, destacó la labor que cumplen las rondas campesinas en la provincia de Carabaya. “La voluntad de los ronderos en respaldar la bandera de la vida y la salud en sus respectivas jurisdicciones ha contribuido a que el estado de emergencia se respete”, precisó.

Entre las dificultades que aún enfrentan las rondas campesinas están la discriminación por parte de algunas autoridades estatales, funcionarios públicos y fuerzas policiales o militares, que pretenden amedrentarlos o desvalorizar su trabajo; así como la exclusión en decisiones que los involucran. Tal es el ejemplo de las reuniones que el Ministerio de Cultura (Mincul) convoca a los pueblos indígenas, sin considerar a las rondas campesinas.

Del mismo modo, en abril, luego de que el presidente Martín Vizcarra creará el Comando de Operaciones COVID-19, Santos Saavedra señala que la Cunarc-p solicitó al Ministerio de Defensa (Mindef), Ministerio del Interior (Mininter) y Mincul la incorporación de las rondas campesinas en este grupo de trabajo contra el coronavirus para ejercer acciones a nivel regional, provincial y distrital; sin embargo, hasta la fecha no obtuvieron respuesta.

Caso contrario ocurrió en San Martín, donde el Gobierno Regional incluyó a las rondas campesinas en el Comando COVID-19 mediante una Resolución (n° 155-2020-GRSM/GR) para enfrentar colectivamente las medidas decretadas en el estado de emergencia, según indicó Flavio Flores Chuquipoma, presidente de la Central Única Regional de Rondas Campesinas.

“Desde la región de San Martín es digno de resaltar el compromiso de los hermanos y hermanos ronderos quienes se han organizado y están cumpliendo su labor de control en sus propias jurisdicciones”, dijo Flavio Flores. Ser parte del Comando COVID-19 en el contexto del coronavirus, les ha permitido agilizar sus operaciones y visibilizar las necesidades y requerimientos de los ronderos de las zonas más alejadas de la región.

Otro punto que preocupa a las rondas campesinas, son las declaraciones de la ministra de Energía y Minas, Susana Vilca, sobre la viabilidad de los proyectos mineros Tía María (Arequipa) y Conga (Cajamarca) para afrontar el impacto económico de la pandemia. Este hecho ha alarmado a las autoridades ronderas de Cajamarca, en particular, y es que estas desde el año 2011 poseen una participación activa en la defensa del agua y del territorio contra Conga.

La posición de las rondas, según la Cunarc-p, es firme y contundente contra las actividades extractivas. Seguirán resistiendo, aunque ahora no solo defenderán su espacio físico, cultural y social; sino que ahora se organizan para continuar enfrentando los estragos de un enemigo invisible: el coronavirus.

Dato

Los derechos indígenas están amparados en la Ley nº 27908 - Ley de Rondas Campesinas, el artículo 149 de la Constitución Política del Perú, el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre otros instrumentos jurídicos nacional e internacional.