Huelga climática mundial
El pasado viernes, en más de 150 países, miles de adolescentes han iniciado la huelga climática mundial. El Perú no ha sido ajeno a esta movilización y los escolares de Lima llegaron hasta el Campo de Marte.
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Eduardo Ugarte
Periodista
Con la frase “escolares del mundo unidos” podría resumirse la movilización en más de 150 países de este viernes -y que se replicará el próximo- en que adolescentes han iniciado la huelga climática mundial, dirigidos desde el año pasado por la sueca Greta Thunberg, de 16 años, y seguidos, repito, seguidos, por grupos de trabajadores, ambientalistas y hasta empleados de empresas responsables del cambio climático.
Indudablemente, y de notoria importancia que lleva a reflexión, es que este movimiento mundial es dirigido por escolares, en un salto en la toma de conciencia del ciudadano cada vez con menos edad, ya no solo en problemas de su comunidad inmediata, su colegio o distrito, sino en el espacio que es la Tierra y que está en peligro por acciones de mal gobierno orientadas por intereses económicos y comerciales.
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Así, la adolescente de 19 años Katie Eder, cofundadora y directora ejecutiva de la Coalición Futura, dijo a CNN que el cambio climático es la “alarma de incendio que los líderes políticos de Estados Unidos fingen no ver”, manifestando que su presencia en la huelga del viernes fue “por un Nuevo Acuerdo Verde; por el cese inmediato de proyectos de combustibles fósiles en tierras indígenas soberanas; por la justicia ambiental; por la protección y restauración de la naturaleza, y por una agricultura sostenible. Vamos a la huelga por nosotros mismos, por nuestros amigos y familiares, por el niño que vive cerca de nosotros. Vamos a la huelga porque es lo que tenemos que hacer”.
El Perú no ha sido ajeno a esta movilización y los escolares de Lima llegaron hasta el Campo de Marte, aunándose a una llamada de atención a los gobernantes del mundo, que se reunirán desde mañana en la Cumbre del Clima de la ONU en Nueva York, ciudad donde la huelga reunió a más de un millón de estudiantes, a los que sus padres permitieron faltar a la escuela y que tuvo la venia del alcalde Bill de Blasio, quien tuiteó: “La ciudad de Nueva York apoya a nuestros jóvenes. Son nuestra conciencia.”
¿Con el mismo criterio vemos a los nuestros, o todavía los consideramos sujetos en edad difícil, sin conciencia y obligados a obedecer sin emitir opinión?
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