Sin agua y sin chamba

Impunemente desde el viernes nos quedaremos sin agua. Veinte distritos de Lima no contaremos con el “líquido elemento” –como dicen los que leen noticias en la tele-. Y por culpa de la Línea 2 que no se sabe cuándo termina. ¿Y el vecino? Bien gracias. Peor que el cataclismo tantas veces anunciado. Y nadie nos defenderá. Designio más de los técnicos de Sedapal que del divino.

Y a tamaña catástrofe se suma la histórica cifra del aumento del desempleo en la capital. Que de 5,5% llegó al 8,1%. El nivel más alto en un periodo de seis años. Dice el INEI que 19.800 personas pasaron a engrosar la fila de desempleados. Es decir que 420.900 personas están sin trabajo en la capital. O sea, con sed y sin chamba, el clima se agita. ¿Y los venezolanos?

Dicen en El Peruano que el país hace dos años era el que mantenía el mayor crecimiento económico de la región. Hoy cambió la figura y todos andamos crispados enfrentados al desempleo y un crecimiento exponencial de la migración.

Los economistas advierten que falló el modelo económico. Y el mercado laboral desde hace más de un año hace agua. Es decir, crece el empleo informal y se eliminaron puestos de trabajos formales. Y en la prensa nacional se alarman de la caída del empleo que se incrementó por la debilidad de la economía y la llegada de trabajadores venezolanos.

¿Y los venezolanos? Ojo, cifras oficiales que existen de los 800.000 venezolanos que hay en el país, apenas el 5% pertenece al sector formal. El 95% restante trabaja de manera informal. Insisto, no hay agua, sigue la corrupción, aumentan los problemas políticos y desde el viernes no me bañaré. El colmo.