HAY FESTIVAL. Otro de los escritores que animará la fiesta de la cultura en Arequipa. En esta entrevista, Santiago Roncagliolo habla de sus personajes, libros, fútbol, terrorismo y la asqueante política nacional con el colapso del partido de Keiko.,Juan Carlos Soto Colab. Andrea Díaz Lo encontramos en Barcelona-España en casa. Se da tregua a una rutina de aviones y ajetreos. Santiago Roncagliolo es otro de los invitados del Hay Festival de Arequipa, que se inaugura este jueves. Compartirá mesa con Mario Vargas Llosa. Para el autor de Abril rojo, MVLl es el último gran intelectual del siglo XX, un sobreviviente del boom de la literatura latinoamericana, donde todos sus representantes ya murieron y él sigue en gran forma. “Es una voz que habla no solamente de actualidad, sino de hace medio siglo de historia”. Pese a esa trascendencia, la prensa del corazón lo ha querido convertir en una de sus presas debido a su relación con Isabel Preysler. PUEDES VER: Santiago Roncagliolo: “Espero que no pasen 36 años más para volver a creer” En una reciente crónica, Roncagliolo da fe de cómo MVLl defiende su intimidad del acoso. Su casa en Madrid está casi blindada para evitar el lente intruso de los paparazzi. Roncagliolo está esperanzado. En su muro de Facebook anuncia que otra de sus novelas, La pena máxima, podría llegar al cine de la mano de Michel Gómez. La DAFO del Ministerio de Cultura la consideró entre uno de sus proyectos para financiar. Después de Pudor, este sería el segundo libro del autor llevado a la pantalla grande. “Ver a mis personajes hablar, moverse, cobrar carne y hueso me hace mucha ilusión”. Algunos escritores no quedan muy satisfechos cuando sus libros se adaptan en versiones cinematográficas. Eh sí, pero nunca rechazan los cheques de la productora, ¿verdad? (risas) Yo no voy a hacer eso. El fiscal Félix Chacaltana, el personaje central de Abril rojo, reaparece en La pena máxima, es una de tus creaciones más entrañables. ¿En qué momento tomas la decisión de volverlo a incluir en otra ficción? Muchos escritores tienen novelas negras y siempre con el mismo personaje o el mismo detective, un alter ego del autor. Es algo muy popular desde Sherlock Holmes, están los detectives de Agatha Christie, como Hércules Poirot hasta Kurt Wallander de Henning Mankell o el Montalbano de Camilleri. En mis dos novelas negras sentí que Chacaltana era como mi personaje, mi mirada sobre las cosas atroces que han pasado en la historia del Perú. A todos nos gustaría ser más inocentes, que la realidad, que cuando sabemos de esas cosas terribles nos resistimos a creer que haya gente tan malvada. Chacaltana representa esa actitud de mi parte. Los peores partidos de mi vida es un libro para niños sobre las peripecias de Perú antes de llegar al Mundial. ¿Es complejo hacer literatura infantil? ¿Cómo sabes que una historia funcionará con ellos? Nunca sé si una historia funcionará para niños o adultos (risas). Escribes lo que puedes, tus emociones y luego ves qué pasa. Tuve suerte pero a veces hay cosas que van mal. Si hubiese una fórmula, si ya supiésemos qué va a pasar con la historia antes de escribirla, esto no sería nada diferente a ser funcionario de un banco. El fútbol inspira tus libros. ¿Qué tipo de fanático eres? He cambiado (risas). Cuando Perú fue al Mundial aprendí a creer un poco. De esto también trata un poco Los peores partidos de mi vida, de un tipo que nunca cree y cuando al fin lo logramos se da cuenta de que tiene razón su amiga Alina, quien pasó tres décadas creyendo que algún día clasificaríamos. El cinismo te protege contra el dolor, pero también te inmuniza contra la ilusión. Con la clasificación a Rusia soy un mejor fan de Perú. Siempre creo que vamos a ganar (risas), y cuando ya lo creo volvemos a perder (risas). Por lo que cuentas, fuiste uno de los tantos sufridos hinchas que padeciste con la sequía de triunfos de la selección. Dejé de serlo voluntariamente en algún momento de mi vida. Después de que Alianza Lima se estrelló con todos sus jugadores en el mar y Perú era eliminado del Mundial, en plena pubertad, cuando mis padres se estaban divorciando. El país estaba en guerra, ya había suficientes razones para sufrir como para sumarle el fútbol. Me volví a interesar en España cuando me hice fan del Atlético de Madrid, un equipo sufridor, no es el Barça ni Real Madrid, le cuesta conseguir las cosas. Nunca podría ser de un equipo con un presupuesto de mil millones que siempre gana y cuando queda subcampeón se deprime y echa al entrenador. A mí me ha costado mucho todo lo que he conseguido. Me gusta seguir al equipo que le cueste y se gane las cosas luchando. Vives en Barcelona, ¿no deberías ser del Barça? Sí, pero antes vivía en Madrid. Hubo una publicidad del Atlético de Madrid, sobre un inmigrante que era su hincha y todo le iba mal en la vida. No se explicaba por qué seguía al Atlético, siendo este un problema más. ¿Y te sentías muy identificado con ese personaje? Claro. Los que perdemos y a los que nos cuesta las cosas también necesitamos un equipo. Me enamoré del Atlético de Madrid con el plus de que además a veces sí gana, o sea, el único equipo que ha ganado esta liga en diez años que no sea el Barça, ha sido el Atlético de Madrid. Ha llegado a finales de la Champions, no es el Villarreal, ¿no? PUEDES VER: Leila Guerriero: Francisco es conservador como los otros papas Claro, ahora con el “Cholo” Simeone están muy arriba. Bueno, acaba de perder muy duro un partido en Alemania. Yo creo que la época del “Cholo” ya terminó. Es necesario que el equipo se renueve, pero claro, quién renueva al “Cholo”. Es un reto muy difícil. Tienes un hijo español, ¿él vive con la misma pasión el fútbol? A mi hijo le parece que mi interés por el fútbol no es suficiente. Él sabe cuánto cuesta cada jugador del Barcelona, ya planeó cómo se reformulará la plantilla el próximo año, los partidos que faltan. Les parece que yo no soy pasional, me reprocha mi frialdad. Escribiste libros de ficción y no ficción sobre el terrorismo, y en el Perú se ha vuelto muy común “terruquear”. El fiscal Domingo Pérez fue duramente criticado por utilizar la palabra "guerrilla" en México en lugar de terrorismo. Creo que es una utilización política y bastante estúpida. La guerrilla no hace bueno a Sendero Luminoso, guerrilla es una técnica bélica que consiste en no enfrentarte a un ejército, sino hostigar y cometer atentados. Puedes ser un guerrillero y un delincuente, una cosa no quita a la otra, lo que no puede una Comisión Parlamentaria es decidir qué nombre se le van a poner a las cosas en contra del diccionario. Cuando una Comisión Parlamentaria trata de imponerse al diccionario es que estamos perdiendo la cabeza, ¿no? Pero tampoco se procesó el pasado y de ahí surge el aprovechamiento político para meter miedo. Sin duda. Pero Perú es un país muy maduro sobre su propia historia. Yo vivo en España, que le cuesta digerir su pasado. En el Perú se discute qué charlas o contenidos poner en el Lugar de la Memoria, en España olvídate. Es imposible. Se arma un lío sacando al dictador del mausoleo en el que está glorificado. Y ya olvídate de juzgar a ejecutores de la dictadura, algo que Perú ha hecho, pudo meter presos a los líderes terroristas, a presidentes y a militares. Hay grupos a los que les conviene agitar el miedo para que todos los que se opongan a ellos sean considerados terroristas, pero yo creo que esos grupos están justamente tan desacreditados y tan imputados en causas varias que cada vez su máscara es más débil y es más obvio la farsa que es su estrategia. Desde inicios de año, el país vive en una crisis política permanente, vacaron a PPK, luego el indulto a Fujimori, los audios de la corrupción y Keiko va a la cárcel. ¿Qué desenlace se puede prever en toda esta historia? El desenlace más aparente podría ser el fin del fujimorismo, no solamente ya por sus problemas judiciales, sino por sus divisiones internas y caos. Ya vimos morir al fujimorismo una vez en el 2000. Lo estamos volviendo a ver y no sabemos cuántas veces lo veremos morir. Alberto Vergara escribió en una columna en el New York Times que el fujimorismo en la década del noventa fue un mal necesario, pero Keiko es un mal innecesario. Yo coincido prácticamente en todo con Alberto Vergara y si tengo una discrepancia con él estoy seguro que la razón la tiene él. Yo alguna vez pensé que el fujimorismo sería como el Partido Popular en España, una derecha que proviene de un autoritarismo, pero que simplemente se amolda a las formas democráticas. Lo que optó el fujimorismo por hacer estos últimos años fue colapsar el sistema, oponerse a cualquiera que piense diferente aunque fuese por poco, pensando que iba a poner todo en crisis hasta tomar el poder. Les ha salido mal y ahora lo que pasa es que no tienen amigos. Se han enfrentado a todos los sectores que no sean ellos mismos. Pero los del APRA son sus amigos todavía... Sí, pero unos amigos bien decadentes también (risas). En esa alianza ambos quieren tapar su pasado y los peruanos tampoco están dispuestos a aceptar. Los ciudadanos cambiaron su nivel de educación. La gente está leyendo mucho más y por lo tanto está pensando. El fujimorismo no tenía previsto que esto ocurriese. Ellos se han opuesto sistemáticamente a cualquier cosa que tenga que ver con cultura. Decapitaron ministros de Educación, el director de El Lugar de la Memoria, un agregado cultural. Perdieron la guerra contra la cultura. ¿Y qué planes tienes con respecto a libros a futuro? Ahora estoy escribiendo guiones y tengo un libro para niños para el próximo año. Fui negro literario, escribí las memorias del embajador de Obama en España. En este momento de mi vida tengo muchas ganas de estar afuera en el mundo, de hablar con gente. Supongo que ya llegará el momento de sentarme y encerrarme con mis obsesiones para escribir una novela. Ahora no tengo prisa.