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Política

“La descomposición del Perú es grande y aún no lo asumimos”

José Carlos Agüero. Premio Nacional de Literaratura 2018, autor de Los Rendidos, ensayista e historiador.

En nombre de la memoria. Agüero posa en la muestra del Museo de la Memoria que da pistas sobre la violencia política. Foto: La República
En nombre de la memoria. Agüero posa en la muestra del Museo de la Memoria que da pistas sobre la violencia política. Foto: La República

Cuando planteamos una locación para la sesión fotográfica, José Carlos Agüero, sugiere en la muestra dedicada al Museo de la Memoria. Esta contiene vestigios del conflicto interno que sacudió al país hace más de tres décadas. Pese a que sus padres militaron en Sendero Luminoso, el historiador condena sin ambages el terrorismo. Condena a sus militantes, como también a las fuerzas del orden que violaron los derechos de inocentes.

Por eso, le parece irresponsable que Pedro Castillo aborde el tema con ligereza. Agüero es autor del ensayo “Cómo votan los muertos”. En su reciente visita a Arequipa para participar en el Festival del Libro le toma la temperatura al momento actual basado en esos escritos.

En tu libro “Cómo votan los muertos” advertías que las opciones que llegaron a la segunda vuelta eran muy malas...

Había una aparente paradoja entre dos males: un mal conservador y un mal con cierto espíritu progresista, pero con graves falencias como administrador del Estado (…) Una izquierda antigua, clasista que apelaba a su parte más romántica. Ambas eran opciones mediocres, una definitivamente afectaba derechos y era antidemocrática. La otra, por lo menos, generaba posibilidades de reformas, aún a pesar del candidato.

Castillo anunciaba reformas profundas. En tu libro tú dices que su programa se parecía a un ajuste. ¿Reformar es ajustar cuentas?

Después de Alberto Fujimori, se produce una descomposición de la convivencia social (…) Hoy no hay partidos políticos sino grupos de interés que compiten entre ellos, que tejen redes para administrar recursos o apoderarse de ellos. Lo vemos en los gobiernos regionales y el central. Algunos son lobistas, otros, mafias organizadas. Cuando tenemos esa pantomima que llamamos competencia democrática, en efecto, se puede producir ajuste de cuentas entre grupos que no son democráticos. Es una descomposición grande la del Perú y es algo que no lo asumimos. Siempre fingiremos de que hay una elección y todo está resuelto.

A los grupos de interés no les interesa necesariamente el interés colectivo.

No agregaría necesariamente. No les interesa. Son grupos que compiten por la administración de recursos.

¿Ninguno se salva?

Salvaría al Partido Morado o Nuevo Perú. Quieren consolidar un partido, pero la tienen cuesta arriba. Constantemente se petardea la reforma política.

¿ Es posible construir un partido político en tiempos donde la ideología no interesa?

Es una pregunta que se hace todo el mundo. Las cosas de los últimos cincuenta años dejaron de funcionar. En torno a eso se organizaban partidos políticos, también federaciones, sindicatos. Hay un retroceso. En los años 50′ y 60′, en el Perú y en otros lugares del mundo, la ciudadanía vivía en condiciones muy delicadas. Grupos masivos eran excluidos de participar en igualdad de condiciones en asuntos de comunidad: mujeres, indígenas, afrodescendientes, analfabetos, campesinos, etc. Pero, a partir de un proceso largo de acumulación de propiedades del sujeto, que nosotros llamamos derechos, fue cambiando. A fines del siglo XX, se consolidó un nuevo ciudadano con muchos atributos con derechos civiles políticos, económicos, sociales y culturales. En el año 2000, en el mundo entero, no solo en el Perú, progresivamente se fueron perdiendo derechos de asociación, huelga, sindicalización, la estabilidad laboral, etc

¿Te refieres a los derechos colectivos?

A los individuales y colectivos. La pandemia ha demostrado que nos quedamos desnudos (...) Inclusive perdimos nuestro atributo básico, de permanecer en el mundo y existir. Durante la pandemia está claro que la gestión del riesgo de la existencia tuya ó mía, no pasaba por nosotros (...) Desde ese lugar tan hondo, pedimos que la política se organice, vote bien, reclame, sea cívico. Son reclamos desproporcionados para el nivel tan hondo de crisis y de incertidumbre en la cual se encuentra el sujeto.

Sin esa orfandad en el sistema de salud hubiésemos afrontado mejor la crisis sanitaria?

Un sistema de salud puede ser dos cosas, según la ideología desde la cual miras el mundo. Un servicio en el mercado o un derecho de los seres humanos. Si desde un punto de vista progresista, la consideras un derecho, tienes derecho no solamente a no enfermarte, sino a vivir sanamente y que a tu alrededor haya condiciones saludables para que tus potencialidades se realicen y, para que en situaciones de crisis, no desaparezcas. Pero si ese derecho lo relativizas, depende de los aportes o fondos. La estructura que lo sostenía, ahora solo depende de ti. Ya no es colectiva ni institucional.

Pero la pandemia ha sido un tsunami que ha roto cualquier dique en todos los países.

Eso no está en duda. Hemos vivido una situación excepcional, como la caída de un meteorito. Las muertes en Alemania, son las que el sistema no puede controlar. En el Perú, lamentablemente para nosotros, casi todas las muertes, sino el 80%, son producto de la inexistencia del sistema. La pandemia en el Perú se vivió como si no hubiera Estado. No hay Estado y lo poco que hay se demoniza.

Hay una suerte de radicalización de la ciudadanía, la gente busca propuestas radicales, no necesariamente ancladas en el centro, no muy democráticas

Se debe un poco a lo que acabo de mencionar. Se trata de alguien que no puede prever siquiera su tiempo y menos puede prever su futuro. ¿Cuánto puede durar en un trabajo? ¿Cuándo le van a dar cita en un hospital? Ni siquiera puede prever lo más cotidiano y menos puede planificar en grande. Si a ese individuo, que es pura inseguridad, le agregamos más elementos de incertidumbre, lo que produces es un retroceso. Ese afán es totalmente comprensible, de intentar controlar un poquito de tu vida. Es lo que explica el retroceso conservador de enormes masas de la población, que son no nazis. Hay minorías fascistas, sí, pero eso no explica las masas de varios países que de pronto retroceden hacia el conservadurismo hondo, extremo. Yo no los llamaría radicales.

Es una suerte de autoprotección

Imagínate que Pedro Castillo ganó por nada. Keiko Fujimori movilizó la amenaza que representa para enormes cantidades de conciudadanos la gota de incertidumbre que significaba Pedro Castillo (...) A las justas puede sobrevivir y encima viene alguien a decirle: voy a reformar esto, voy a reformar lo otro. A ti y a mí, quizás nos suena como a positivo, pero para millones de peruanos es una amenaza.

Es comprensible esa posición conservadora.

Claro. No se puede estigmatizar a la población porque quiera vivir. Porque quiera tener más control sobre las cosas más menudas.

En la campaña se ha sacudido mucho el tema del terrorismo?

El terruqueo seguirá vigente en el Perú y en el mundo.Funciona para legitimar una única manera de discutir las cosas públicas. Si no terruqueas te vuelves sospechoso o cómplice.

¿Crees que Castillo les ha dado muchos argumentos para que lo terruqueen? Por ejemplo, nombrar algunos ministros vinculados con el Movadef

Sí, yo ahí tengo una crítica muy dura hacia ese accionar. Para mí fue irresponsable y superficial. El afán terruqueador está allí. Haga lo que haga lo van a terruquear. Pero tuvimos un conflicto armado interno horroroso. Es una vergüenza tanto para el Estado como para nuestra propia tradición crítica. Amerita que quienes estemos vinculados a esos procesos, hagamos un proceso profundo de revisión crítica de ese pasado, no que finjamos que ya pasó nomás. En el Perú, “el pasapiola” es una institución compartida por progresistas y derechistas. No se puede fingir que Sendero Luminoso no existió. No se puede fingir que no generó daños, que hay miles de personas que se vincularon al MRTA y Sendero Luminoso y no han hecho lo suficiente para incorporarse a nuestra comunidad de iguales en mejores condiciones. Por lo menos no te pasees por el mundo con orgullo diciendo, fui un revolucionario, compréndanme...

Sin decir que maté gente

Exacto. Hay allí una verdad por procesar. Lo que hizo el presidente se podría haber entendido en otro momento, en un marco donde se haya tomado en serio la situación de posconflicto con actos y políticas reales (...) Por qué los demás tendrían que aceptar regocijadas’, la rememorización romántica de algo que a muchas familias les generó tragedias. No es suficiente el argumento de que yo tengo derecho de escoger a cualquiera. O no me estigmaticen, me están terruqueando. Estás jugando con el tema siendo superficial e irresponsable, un relativista de izquierda. Después de la pandemia, no estamos para jugar.

En tu libro le das la chance a este gobierno de hacer alguna reforma.

El escenario está claro desde el inicio. Las fuerzas están bien distribuidas. Hay grupos de interés que no quieren ningún cambio porque afectan sus intereses. Como Castillo no ha sido vacado, van a seguir actuando como en la campaña, intentando boicotearlo o intentando que no se convierta en un gobierno reformista o que sus reformas sean las mínimas posibles. En Castillo veo que no tiene otra opción que ser reformista.

Porque muchos le están pidiendo que mantenga el status quo, como Humala.

No le estoy pidiendo que expropie las haciendas, no tiene sentido, pero algunas de las cosas que se desmantelaron que las vuelva a instalar. Creo que no le queda otra opción que cumplir con la cierta cantidad de esperanza que movilizó en un electorado que no quería votar por él.

Pero, no hay liderazgo en este gobierno para asumir ese papel que reclamas.

Entiendo el punto, porque es lo que nos está demostrando la realidad. Sin embargo, si alguien me consultara yo diría: no te queda otra opción, de lo contrario no tendrás el respaldo de esa mitad del país y viene el impeachment (juicio político). De haberse dado la vacancia, nadie lo hubiera salido a defender.

No hubiera pasado lo que sucedió con Vizcarra

Para nada ¿Hubiéramos salido a las calles a defender toda esta situación? ¿de veras? ¿por qué? Porque hemos visto que nada más alejado de esa esperanza de reformas ha sucedido en estos cinco meses. Es obvio que su contexto es profundamente negativo y que hay gente que sin ninguna razón va a intentar vacarlo, porque el escenario ya está marcado así. Eso él no lo puede modificar, ¿para qué empecinarse en algo que no depende de él? De él depende no perder esta base, que llegado a esta situación crítica, quizá lo salve, porque esta gente, la semana pasada no lo iba a salvar. Y se iba a ir a su casa. Y le iba a pasar lo mismo a Dina Boluarte. Por eso, en términos modestos de análisis de coyuntura estricta veo que hasta en sentido práctico no le queda otra cosa que ser un poco fiel a la esperanza que representaba.

Está entre los que no quieren que se toque nada y por otra parte los que quieren que haga lo que prometió en campaña. Ves futuro en el Perú

Somos adultos y hay que asumir que es un momento hondo, de crisis, quizás como no habíamos tenido hace mucho tiempo. No es una crisis política, no es un momento de inestabilidad, es un colapso, nada funciona. Si no partimos de ese diagnóstico, fingiremos y no hay peor cosa para la ciudadanía seguir produciendo una ilusión colectiva. Fingir que esta gente del Congreso nos representa, que son partidos políticos que están preocupados por el bien público. Es un momento de colapso. Un primer paso para salir de ello, es reconocerlo y no fingir.

¿Y si seguimos fingiendo, lo peor está por venir?

Después del colapso, lo que va a venir es la degradación. Siempre hay pues la resistencia y eso es algo que se debe a una herencia de lucha histórica, de acumulación cultural de larga data, que siempre se ha logrado evitar hasta ahora que directamente el Estado central sea tomado por las mafias, pero podría pasar. Y en ese momento, sí creo que el Perú sí podría pasar un momento muy oscuro, donde no solamente se trate ya de los grupos de interés buscando administrar indirectamente los negocios lícitos e ilícitos y distribuyéndoselos, directamente ocupando los cargos. Eso lo convierte en un Estado criminal, un narcoestado o cualquier variante del Estado criminal.

Editor regional del diario La República, edición sur. Licenciado en Periodismo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Trabaja para La República desde el 2003. Ha publicado libros sobre perfiles políticos regionales y literatura.