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Política

Un mensaje realista en sus objetivos y que busca la conciliación

Empezar de nuevo. Francisco Sagasti asumió ayer la presidencia de la República hasta julio del 2021. Su mensaje, de unos 35 minutos, planteó temas que serán prioridad en este corto tiempo: elecciones limpias, lucha contra la pandemia y reactivación económica. Una ausencia: la reforma policial.

Un discurso conciliador y que busca despertar la esperanza fue el que, ayer, Francisco Sagasti pronunció desde el Pleno del Congreso al asumir la presidencia transitoria hasta julio del 2021.

Una presentación con varios gestos. Y, también, ciertas ausencias. Pero, en general, el de Sagasti fue un mensaje realista, con los pies bien puestos sobre la tierra: será una gestión de pocos meses y las prioridades deben ser muy precisas.

A las cinco y cuarto de la tarde, la nueva titular del Parlamento, Mirtha Vásquez (Frente Amplio), le ayudó al hoy jefe del Estado a colocarse la banda cruzada sobre el pecho.

Luego −sin crucifijo− hizo el juramento de rigor. “Gracias, gracias, a ustedes”, expresó Sagasti mientras aplaudía mirando hacia las galerías. En ellas, había invitados de excepción: los familiares de los jóvenes asesinados en las manifestaciones, Inti Sotelo y Jack Pintado.

De hecho, su intervención empezó agradeciéndoles su presencia en la ceremonia. Dijo que no se les puede devolver a la vida a las víctimas, pero sí es posible evitar que una nueva tragedia como esa ocurra de nuevo.

“En nombre del Estado, pedimos perdón a sus familiares, a ellos y a todos los jóvenes que marcharon para defender la democracia, y que nos hicieron recordar lo que es la vocación de servicio”, señaló.

Anunció que a la Beca Presidente de la República pasará a llamarla Beca de la Generación del Bicentenario.

Sagasti reconoció que −salvo excepciones− la clase política, y eso incluye al Congreso, “no ha estado a la altura” de lo que los ciudadanos exigen: “No hemos sabido escuchar ni responder a las legítimas aspiraciones de la gran mayoría de peruanos y peruanas, demandas de reconocimiento y dignidad, de igualdad de trato y oportunidades, de caminos para el progreso de todas y todos los peruanos”. En ese sentido, añadió que es momento de “empezar a tomar en serio la promesa de la vida peruana” de cumplir “la promesa de la vida republicana”.

Si el primer guiño fue a los jóvenes al saludarlos por las protestas (y por reconocer el carácter democrático de estas), el segundo fue al propio Legislativo, por ejemplo cuando mencionó que la política peruana había sido “muy destructiva” en el último quinquenio y que los actores no habían actuado como contendores, sino como enemigos irreconciliables. Por eso −y como adelantándose a cualquier escenario no deseado−, Sagasti mencionó que el uso de los recursos constitucionales de control político no deben afectar la estabilidad del país ni conducirlo hacia crisis de carácter institucional. Dijo esperar que el próximo pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la demanda competencial presentada por el Ejecutivo permita un mejor uso de los pesos y contrapesos entre los poderes del Estado.

Prioridades

El de Sagasti será un gobierno de ocho meses. Es el tercer presidente constitucional (luego de Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra) y llega al gobierno luego de la arruinada aventura usurpadora de Manuel Merino de Lama, quien luego de su obligada renuncia por las protestas sociales y la represión policial ha permanecido en silencio y sin paradero conocido.

Y, en un corto tiempo, no hay mucho margen de maniobra. Sagasti no puede ofrecer grandes cambios. Lo máximo a lo que puede aspirar su gestión es a conducir −de la manera más ordenada posible− la transición hacia el nuevo gobierno que asuma el próximo julio.

Y eso se reflejó en su mensaje. No hubo espacios para anunciar grandes reformas, aunque hubiese caído bien que, por lo menos, indicara que se empezará por plantear cambios de fondo en la Policía Nacional, un tema que fue obviado y que merece atención urgente luego de lo visto en esta última semana.

En todo caso, el nuevo presidente indicó cuáles serán los desafíos inmediatos en los meses que vienen. El primero, como resulta obvio, es el proceso electoral de abril, a fin de que se desarrolle sin contratiempos. Aseguró la absoluta neutralidad del Ejecutivo, algo importante porque, como se sabe, el Partido Morado, al que Sagasti pertenece, participará en los comicios.

El segundo desafío es, también, una obviedad: el combate a la pandemia. “Hay que reducir el incremento de los contagios, pero afectando lo menos posible la economía y las maneras de ganarse la vida de peruanas y peruanos. Para esto diseñaremos las medidas a ser adoptadas de acuerdo a las condiciones específicas de las diversas regiones de nuestro país”, explicó.

En tercer lugar, planteó la necesidad de la reactivación económica. Mencionó que se velará por el adecuado manejo del presupuesto público. Por cierto, este ya se encuentra en el Congreso para su debate y aprobación.

Un detalle importante sobre esto: el presidente se dirigió a los congresistas y les dijo, con amabilidad, que si bien entendía las urgencias de las regiones, se les dará prioridad a los proyectos más urgentes, siempre respetando la estabilidad y el equilibrio, “porque si no es así, perdemos todos”. No lo dijo de manera directa, sin embargo, por estas palabras, resulta evidente que el gobierno no aceptará proyectos que puedan significar algún tipo de gasto que perjudique la caja fiscal.

Quizás algo diferente a otros discursos de asunción fue el énfasis que se le puso al tema de la ciencia, tecnología e innovación. Sagasti es alguien que viene del campo científico.

Algo clave y que vale la pena destacar: el respaldo a instituciones como la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu), a la Procuraduría General del Estado y al Instituto de Radio y Televisión del Perú (IRTP), las que “deben ser protegidas de los vaivenes políticos”.

Como se recuerda, el Congreso ha demostrado en estos meses −y en realidad, en los últimos años− un particular interés en debilitar la reforma educativa.

Asimismo, no hay que olvidar que en esta última semana que pasó, desde el IRTP se denunciaron presiones desde el gobierno usurpado por Merino de Lama para que no se transmitieran las multitudinarias manifestaciones en contra de aquel régimen. Incluso, hubo renuncias que se ventilaron de manera pública.

Y en lucha contra la corrupción, el presidente indicó que se apoyará a los fiscales especializados, se fortalecerá a la Unidad de Inteligencia Financiera para luchar contra el lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas y se promoverá, desde el gobierno, una política de “transparencia total”.

Como se puede leer, no se trata de un menú ambicioso, sino más bien uno acomodado a las circunstancias especiales que tocan.

“A pocos meses del bicentenario de nuestra independencia, haremos lo imposible para devolver a todo el país la esperanza en un futuro mejor”, añadió.

Y para el final, Sagasti trajo a la memoria el famoso poema de César Vallejo, “Considerando en frío, imparcialmente”. Lo mencionó porque, en su cierre, el poeta hace saber que son los sentimientos de hermandad, de perdón, los que terminan prevaleciendo.

Vallejo cierra así: “Le hago una seña, viene, y le doy un abrazo, emocionado. ¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...”.

Sagasti se quebró mientras lo leía. Se trató de una manera de decirles a los peruanos que es necesario superar rencores. Luego, dio vivas por el Perú y se retiró a Palacio de Gobierno, su nuevo centro de trabajo.

Reacciones

Martín Vizcarra, expresidente

“Los mayores éxitos a Francisco Sagasti frente a la gran responsabilidad que asume hoy. Los jóvenes levantaron su voz y exigen cambios sustantivos que redefinan el futuro. Cuente con mi apoyo”.

Mirtha Vásquez, presidenta del Congreso

“Hemos pasado por un momento traumático, esto es producto de una lucha social que hay que reconocer; ahora el pueblo nos ha puesto en esta responsabilidad y hay que responder con altura”.

Gino Costa, congresista del Partido Morado

“No tendré nada que ver yo ni mis colegas de bancada del Partido Morado con el gobierno que él (Sagasti) armará, el cual deberá ser de consenso para que le dé estabilidad y tranquilidad al país”.

Los nombres que suenan para el gabinete

La primera tarea que tendrá que emprender el nuevo presidente, Francisco Sagasti, será la conformación del gabinete de ministros. El primer paso consiste en definir al premier. Por el momento, no se ha pasado de rumores.

Uno de los nombres que se ha mencionado como opción es el de Allan Wagner. También se ha rumoreado al exministro de Educación Jaime Saavedra. Para el Ministerio de Economía y Finanzas, la agencia Bloomberg señaló que se le habría pedido a la exministra María Antonieta Alva que retome el puesto que dejó luego de la vacancia contra el exmandatario Martín Vizcarra. Hacia la noche se empezó a especular con la opción de Waldo Mendoza que ha sido viceministro de Hacienda. Sagasti no ha dicho cuándo estaría listo el equipo ministerial.

A diferencia de lo que ocurrió con Manuel Merino de Lama, esta vez los gobiernos extranjeros y las organizaciones internacionales sí saludaron a Sagasti por su asunción. Por ejemplo, la Unión Europea (UE) le ofreció su apoyo para lograr una sociedad libre, inclusiva y democrática.

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Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).